La popular cantante gala se alojó en agosto de 1964 en una vivienda del barrio de Santa Marina y era habitual encontrarla paseando por las calles de la villa
12 jun 2024 . Actualizado a las 17:39 h.El mundo de la música despide a una de las voces más icónicas de la canción francesa de los años 60. Françoise Hardy ha fallecido a los 80 años, tras un largo periodo de lucha contra la enfermedad, durante el que llegó a alzarse como activista por la legalización de la eutanasia.
Su treintena de discos y participaciones en películas, así como su belleza y carisma la convirtieron en musa de diseñadores, fotógrafos e incluso poetas. Uno de los puntos álgidos de su carrera se produjo en 1963, cuando fue la representante de Mónaco en Eurovisión con su canción L'amour s'en va.
Tan solo un año después de dicho hito, cuando sus niveles de popularidad se encontraban por las nubes, Hardy decidió viajar a Asturias y pasar un mes de vacaciones en Mieres, donde fue acogida en una pequeña vivienda familiar del barrio de Santa Marina. Lo cierto es que ya llevaba un par de años visitando el Principado, algo que hizo inicialmente por recomendación de su terapeuta, al que acudía en busca de ayuda para lidiar con la tensión de la fama y el acoso de los fans. El psiquiatra recomendó Asturias como un destino en el que hallar un remanso de paz y sosiego ideal para calmar sus nervios.
La cantante quedó fascinada por el ambiente obrero y humilde de Mieres, según narran las crónicas de la época, y era habitual encontrarla paseando por las calles de la villa. Los vecinos la reconocían como «la francesina», puesto que una esbelta joven de ojos claros y 1,79 metros de altura no pasaba inadvertida en el pueblo.
La revista Lecturas se hizo eco del viaje de la artista gala y acudieron al inmueble donde se hospedaba Hardy en busca de buenas fotografías con las que ilustrar un reportaje, lo que motivó que la cantante se trasladase a Oviedo. La fama que acompañaba a la joven alzancaba también Asturias, y así se puso fin a su descanso en la región.
Tras varios intentos fallidos por adaptarse a los tiempos y dar un lavado de cara a su sonido a través de la irrupción de la electrónica, desapareció del mapa musical a medida que avanzaba su enfermedad. Sin embargo, en Mieres aún recuerdan a «aquella mocina francesa» que sobresalía entre todas las jóvenes del concejo.