Ramudo, el joven asturiano que acumula millones de escuchas en Spotify: «Canto desamor reclamando amor»
CULTURA
El artista de Piedras Blancas publica su nuevo disco «Tête de la course» en mayo tras el éxito de su tema «Ley de vida»: «Nunca soñé con ser cantante, pero siempre estuvo ahí y creo que me tocó porque me tenía que tocar»
30 mar 2024 . Actualizado a las 15:43 h.Pablo Ramudo, un joven de Piedras Blancas, comenzó hace poco tiempo en el mundo de la música y ya acumula más de 89.000 oyentes mensuales en Spotify. A sus 22 años subirá por segunda vez al escenario del festival Boombastic en Canarias, Asturias y PortAventura, su tema «Ley de Vida» tiene cuatro millones de escuchas y está rozando el disco de oro.
Hace pocos días lanzó el focus track —tema principal— de su próximo disco, Tête de la course en el que reza: «Por culpa del pasao y lo que en su día sufrí, me siento fuerte, sin miedo, enfocado en lo que quiero», un verso que resume todo lo que cuenta sobre su experiencia, por qué y por quién escribe y cómo aprovechar un tirón en redes sociales. Dentro de sus objetivos, con su equipo le gustaría hacer su colaboración soñada, que sería con Dellafuente, Cano o Kaze, artistas referentes para él.
—¿Cómo decidió dedicarse a las letras?
—No lo decidí yo en verdad. Empecé a escribir porque un amigo me dijo que lo podía usar como forma de desahogar y además, a mí siempre me gustó el rap y me animó a probar. Se me dio más bien que mal y ahí empecé a escribir canciones, pero escribí un par y no hice más en dos años. Un amigo me apuntó a la batalla de promesas, canté en una plaza y se me volvió viral un vídeo en Tiktok, lo que hizo que me subieran los seguidores y aquí estoy aprovechando lo que me tocó.
—¿Cómo se sintió en la batalla?
—Me apuntó mi amigo, yo no lo sabía. Es más, me enfadé con él porque yo no quería, llevaba sin escribir mucho, pero al final después de la primera criba me escogieron. Me enteré tres días antes de que me había clasificado así es que escribí algo rápido con una letra reciclada y fui con lo puesto. Cantando al principio estuve muy nervioso, pero una vez dichas las dos primeras palabras y se animó la gente, me vine arriba y se me quitó todo.
—¿La inspiración para esas letras, de dónde o de quién viene?
—No me inspiro en algo en concreto, simplemente en cómo me siento con cosas que me pasan. En función de cómo me siento escribo, no en función de nadie. La mayoría de veces escribo temas 'cortavenas' porque cuando necesito escribir es cuando estoy mal, para desahogarme. Cuando estoy feliz no necesito escribir, pero alguna canción escribí contento también.
—Y cuando viene la inspiración, ¿cuándo lo hace?
—Por la noche sobre todo, a la hora de dormir que es cuando estoy solo de verdad, porque durante el día la mayor parte del tiempo estoy con gente. Por eso cuando estoy solo es cuando más pienso y más rápido me va la cabeza, y siento que tengo que hacer algo porque si no exploto.
—¿Y cuándo falta?
—De momento no me faltó nunca, la verdad.
—¿Cuáles son sus objetivos a nivel profesional con la música?
—Me gustaría vivir de ello por lo menos. Sería increíble, no me refiero a ser rico, pero vivir de mi música estaría muy bien.
—Va a actuar en las tres ubicaciones del Boombastic este verano, ¿cómo se prepara un artista para actuar en un festival? ¿Es igual que un concierto?
—Eso depende un poco de la sala, o sea es igual pero a la vez no. El Boombastic por ejemplo tiene un mejor equipo, pero hay mucha más gente y tú no te escuchas cuando cantas, y si te oyes es muy mal. Si es una sala más pequeña da un poco igual, pero al final me preparo de la misma manera, ensayando las canciones y si no hay un estudio, pues con un par de micros y también In Ears —auriculares por los que los cantantes escuchan las bases y sus voces—. En el escenario, que con toda la gente escuchas más ruido que otra cosa, también tienes dos altavoces mirando hacia ti. Pero básicamente me preparo como todos, cantando mis canciones de normal.
—Tiene una canción en Spotify con más de 4 millones de reproducciones, ¿qué es para usted Ley de Vida?
—Un poco difícil definir eso. Es el inicio de algo importante.
—Pero, ¿a qué le canta en esos versos?
—A una ruptura que tuve un poco complicada y necesitaba desahogarme, como en todas las letras. Estaba en un momento malo, me puse a escribir y salió eso.
—¿Diría que el desamor es ley de vida?
—Sí.
—¿De dónde sale Damon y Elena?
—De Crónicas Vampíricas. Me comí la serie enterita.
—¿Cuánto tiempo dura el proceso de una canción desde que está en la cabeza hasta que llega a publicarse?
—Mucho. Pero por los procesos de las plataformas, es mucha burocracia y si te metes con discográfica se alargan mucho más.
—¿Alguna vez sintió el síndrome del impostor?
—No, la verdad que no. La música es algo que tengo de siempre, pero ahora lo subo a redes sociales, hago lo mismo que hacía antes con esa diferencia. Por eso nunca sentí que hacía algo que no me gusta o que no era algo mío, nunca soñé con ser cantante pero siempre estuvo ahí y creo que me tocó porque me tenía que tocar. Estoy donde tengo que estar.
—¿Proyectos futuros?
—Por ahora el disco, que sale ahora en mayo. El resto del año publicar toda la música posible, intentar hacer bolos y festivales y que la gente me conozca más. También quiero crear una fanbase, porque al final lo mío fue por un vídeo viral y eso es efímero. Quiero que la gente me tome como un artista en serio, y no como el tío que subió un vídeo a Tiktok, para consolidarme.
—¿Su música cruzó fronteras?
—Sí, de hecho la segunda ciudad que más me sigue es Santiago de Chile.
—¿Le canta al amor o al desamor?
—Pues no sé. Canto desamor reclamando amor, diría yo.
—¿Consiguió más de lo que esperaba hasta el momento?
—Por supuesto. Jamás me imaginé que fuese a pasar esto, yo fui a cantar a una plaza que había 60 personas y esperaba que les gustara a ellos, pero no que fuese a acabar en esto.
—¿Se puede separar al artista de su obra?
—Alguno habrá que escriba simplemente porque es bueno y tenga buena imaginación, yo puedo escribir un tema por escribirlo, pero si no me pasa lo que dice la letra, no va a ser igual.