Las matriarcas del mundo salvaje se comen la pantalla en la docuserie pionera «Queens»

Nora Quintanilla NGORONGORO (TANZANIA) / EFE

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«Por algo la llamamos Madre Naturaleza», sugiere la narradora en el primer episodio, en el que comparten protagonismo dos «reinas africanas»: la leona y la hiena

20 mar 2024 . Actualizado a las 09:29 h.

Leonas, hienas o elefantas son algunas de las reinas animales que se comen la pantalla en Queens, una ambiciosa docuserie de National Geographic y pionera por ser la primera que se enfoca en los matriarcados del mundo salvaje y en sus feroces lideresas. Y que además está realizada exclusivamente por mujeres.

«Por algo la llamamos Madre Naturaleza», sugiere la narradora en el primer episodio, en el que comparten protagonismo dos «reinas africanas»: la leona y la hiena, depredadoras rivales en el paraíso terrenal de unos 25.000 animales que contiene la reserva natural del cráter de Ngorongoro, en Tanzania.

En un viaje para prensa organizado por National Geographic a esta maravilla del continente para conocer los entresijos de la producción, el pasado mes de diciembre, se presentan las dos hembras: una leona resoplante busca la sombra del todoterreno y una hiena asoma la cabeza sobre la hierba con su inquietante sonrisa.

Existe la posibilidad de que sean las mismas que aparecen en la serie, puesto que hay unos 60 leones y unas 600 hienas en este entorno protegido que los guías comparan con un «resort vacacional» para la mayoría de herbívoros, desde cebras hasta gacelas, que pacen tranquilos pudiendo divisar sus amenazas a la legua.

La vida allí es más dura para las fieras: en grabaciones nocturnas inéditas, con cámaras sensibles y bajo una luna llena, el equipo registró una guerra entre matriarcas leonas y hienas: la mera lucha por la supervivencia ya sirve para escribir un guion sobre la resiliencia y la sed de poder, en el que también caben crueles 'asesinatos'.

«Las relaciones son complejas, y en el mundo natural son tan complejas como las nuestras. No quería hacer una serie sobre girl power, sino algo próximo, desafiante y (que invite a) preguntarse qué es el liderazgo», explica durante el safari la showrunner, o cerebro de la producción de la serie, Chloe Sarosh.

También hay reinas detrás de las cámaras

Sarosh y Vanessa Berlowitz, que encabezan la firma Wildstar Films, plantearon ese episodio como un documental individual a la responsable de desarrollo y producción de National Geographic, Janet Han Vissering, pero su idea se convirtió en una bola de nieve cada vez mayor.

«Llevo haciendo esto durante un largo tiempo, más de 20 años, y me di cuenta de que realmente nunca hubo una serie basada en el liderazgo femenino ni desde el punto de vista femenino del mundo natural», apostilla Han Vissering, que vio potencial para hacer una serie entera y algo más que eso.

La ejecutiva decidió «subir el listón» delante y detrás de las cámaras y logró un hito: un equipo dirigido íntegramente por mujeres, incluidas profesionales locales que trabajaron codo con codo con reconocidas figuras de los documentales de naturaleza, como la camarógrafa Sophie Darlington, directora de fotografía.

«Este sector es predominantemente de clase media, blanco, masculino y extractivo: vamos a África, contamos historias africanas y nos vamos», lamenta Sarosh, quien destaca que la keniana Faith Musembi, por ejemplo, ha sido la primera mujer negra en trabajar en la dirección y producción de un documental de este tipo.

Darlington, discípula del cineasta y fotógrafo holandés Hugo van Lawick, colaboradora de David Attenborough, que vivió siete años en el Serengeti y ha recibido numerosos premios, asegura que hasta Queens no se había encontrado trabajando rodeada de mujeres: «Ha sido la mejor experiencia de mi vida».

«Ya no era la única (mujer). Ahora era otra minoría, porque era la única mujer blanca: trabajamos con un equipo entero keniano por primera vez y fue mágico. Y los hombres han sido clave en esto, como aliados que nos han apoyado en el cambio», apostilla.

La mirada femenina capta perspectivas «pasadas por alto»

Las tres creadoras coinciden en que la «mirada femenina» de esta serie sobre matriarcas capta perspectivas «pasadas por alto» en las historias de los animales, y las transmite con una manera de narrar diferente, en la que pesan la emoción y aspectos con los que las mujeres pueden «identificarse».

Sarosh y Darlington, con amplia experiencia en el rodaje de documentales de vida salvaje, muestran un desarrollado sentido de la paciencia y se recuestan mientras los periodistas otean el horizonte en el vasto parque Serengueti, identificando antes que nadie detalles que escapan a los prismáticos.

Entre casas de termitas que asemejan esculturas de Dalí, troncos secos con formas de animales y traicioneras hierbas altas, un hallazgo inusual: la guarida de un clan de hienas, donde una madre amamanta a sus cachorros y vigila a otros que juegan a morderse con sus tiernos pero afilados dientes.

Darlington apunta a la matriarca, que nutre a más retoños que los suyos, y revela curiosidades reproductivas: el macho necesita consentimiento para copular, lo que da poder a la hembra, protegida por una protuberancia que durante años se creyó que era un pene en lugar de un «clítoris incomprendido», se ríe.

No son los únicos datos interesantes: en el Ngorongoro, por ejemplo, un grupo de leonas son capaces de unirse en «sororidad» para defender a sus cachorros de un macho forastero que quiere matarlos para imponer su ADN, e incluso lo engañan, sometiéndose a él aunque saben que no son fértiles.

Por no hablar de la matriarca bonobo que pone a prueba a una pretendiente de su hijo o una madre osa primeriza que «sigue y sigue pese a los infortunios», adelanta la ejecutiva Han Vissering.

La docuserie, narrada en inglés por la actriz Angela Bassett, consta de seis episodios en los que no falta el matriarcado animal por excelencia, el de los elefantes, más un episodio extra sobre las mujeres de todo el mundo que han trabajado en los contenidos, desde camarógrafas hasta conservacionistas.