De Rosalía a Miley Cyrus: soledad, desorden y conciertos cancelados, la cara B de las giras

Lucía Blanco
Lucía Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Rosalía durante el concierto en A Coruña del Motomami World Tour, con el que ha recorrido unos 15 países.
Rosalía durante el concierto en A Coruña del Motomami World Tour, con el que ha recorrido unos 15 países. César Quian

La falta de descanso y la mala alimentación se encuentran entre los efectos de los viajes continuos, según Nerea Palomares, psicóloga que ha desarrollado una terapia específica para artistas

06 jul 2023 . Actualizado a las 17:22 h.

Llenan estadios, miles de personas corean sus temas, pero cuando se bajan del escenario la realidad es otra. Se enfrentan a vuelos continuos, horas en la carretera y noches de hotel en soledad. «Llegas a tu habitación a las dos de la mañana y caes muerto o te quedas dándole vueltas y sintiéndote fatal y sin compañía», explica Nerea Palomares, psicóloga especialista en trastorno límite que ha desarrollado una terapia específica para artistas. Un sentimiento que experimentan especialmente los cantantes más internacionales: «Lo notan más porque están en sitios que no conocen, no hablan el idioma y están lejos de las familias». Lady Gaga, Adele y Zayn Malik son algunos de los que tuvieron que interrumpir los viajes por las consecuencias negativas en su salud.

Miley Cyrus ha sido una de las últimas estrellas en negarse a salir de gira. La intérprete de Flowers confesó en Instagram que no tenía previsto conciertos para promocionar su último álbum Endless Summer Vacation. «Siendo totalmente sincera, me siento más conectada con mis seguidores ahora que nunca. Cuando gano yo, ganamos nosotros. Y aunque no los veo en persona cada noche en un concierto, están en lo más profundo de mi corazón». La artista reconocía que hacía un parón de su vida en la carretera, pues no quiere seguir viviendo en un autobús, aunque deja la puerta abierta a rectificar. «Si habéis estado siguiendo mi carrera, sabéis que siempre cambio, y la manera en la que me siento al respecto también».

 

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El comunicado venía a matizar unas polémicas declaraciones suyas sobre la ausencia de conciertos en sus planes, ya que exigen un ritmo frenético. «Son agotadores y cada uno de ellos implica unos niveles de energía muy grandes, por los nervios, por la subida de la adrenalina, porque estás pendiente de que todo salga bien», explica Palomares.

Bajón emocional tras el «show»

Pero el agotamiento emocional se mantiene una vez que el espectáculo finaliza: «Cuando acaban tienen un cansancio muy grande que genera un bajón. El cuerpo te pide descansar, física y emocionalmente. Pero sigues con la euforia del concierto, tienes la sensación de estar perdiéndote cosas y, a veces, hacen lo contrario de descansar». La decisión de Cyrus la comparten otros colegas como Justin Bieber, que en los últimos meses suspendió definitivamente todas las fechas de su gira europea tras los aplazamientos con motivo de la pandemia y del síndrome de Ramsay Hunt, que le provoca parálisis de parte del rostro. 

La lista es amplia. Shawn Mendes también se veía obligado a bajarse de las tablas. «Necesito tomarme un tiempo para curarme y ocuparme de mí mismo y, primero de todo, de mi salud mental», explicaba en Twitter. Aunque se encontraba emocionado por recuperar el ritmo, como él mismo reconocía en un post de Intagram, decidió tomarse un descanso «para poner los pies en la tierra y volver más fuerte».

Falta de rutina y descanso

Hay quienes persisten en el frenesí de las actuaciones, pero no ignoran el problema. Rosalía, que visitó una quincena de países con su Motomami World Tour, se sinceraba en su última visita a El hormiguero sobre lo difícil que es gestionar su estilo de vida. «No sé cómo explicarlo. Es un sentimiento de agradecimiento extremo, pero llevo un año y medio fuera de casa y echo de menos las calles de mi ciudad, la familia, levantarme por la mañana y hacer las cosas que me hacen feliz...». Su testimonio demuestra cómo la falta de estabilidad perjudica al que vive bajo los focos. «El tipo de actividades que la gente con un horario laboral tiene establecidas como comer o levantarse, ellos deben ordenárselas a sí mismos», incide la psicóloga.

Compatibilizar los horarios con el descanso se mantiene como otra de las tareas pendientes. «Pueden acostarse a las tres de la mañana, levantarse a las dos de la tarde y ponerse a componer por la noche. Tienen una vida muy desordenada y una de las cosas más importantes para trabajar es la higiene del sueño y la de la alimentación», añade. Precisamente, poder conciliar el sueño fue lo que llevó a Raphael a caer en la bebida. En el marco del estreno de su documental —Raphaelismo en Movistar Plus +—, la leyenda reconocía que había comenzado a consumir alcohol en los aviones y en las suites, lo que derivó en un trasplante de hígado en el 2003.

Las adicciones

Las adicciones integran la cara B del éxito. «Depende más de los rasgos de personalidad que de estar de gira. Pero si eres un grupo internacional que de por sí consume, con conciertos día tras día, que exigen un estado físico potente, tienes más riesgo», asegura Nerea Palomares. Florence Welch, líder de Florence and the Machine, James Hetfield de Metallica y Steven Tyler de Aerosmith son algunos de los que han tenido que lidiar con el alcoholismo a lo largo de su carrera.

Pero si algo positivo ha tenido que tantas figuras de la industria musical alcen la voz y muestren que su vida no es tan idílica como parece es que han visibilizado los problemas de salud mental. «Son grandes referentes. En el momento en el que un ídolo de masas habla de ir al psicólogo de una manera natural, tú piensas que tampoco está tan mal», concluye Palomares.