Fallece Cormac McCarthy, uno de los más grandes escritores del siglo XX

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

A la derecha, retrato del escritor Cormac McCarthy, autor de la novela «La carretera» que John Hillcoat llevó al cine en el 2009 con Viggo Mortensen en el papel del padre protagonista que trata de proteger a su hijo en un mundo posapocalíptico.
A la derecha, retrato del escritor Cormac McCarthy, autor de la novela «La carretera» que John Hillcoat llevó al cine en el 2009 con Viggo Mortensen en el papel del padre protagonista que trata de proteger a su hijo en un mundo posapocalíptico. Dimension Films | Beowulf Sheehan

El narrador murió por causas naturales a los 89 años en su retiro de Santa Fe

14 jun 2023 . Actualizado a las 19:21 h.

La Academia Sueca lo lamentará el resto de su historia (aunque no ostentosamente, ya que frecuenta estas injusticias). Desoyó la evidencia en la primera década del siglo XXI, cuando aparecieron las novelas No Country for Old Men [No es país para viejos, 2005] y The Road [La carretera, 2006], dos colosales obras maestras que llegaban después de cuatro decenios en que su autor había ofrecido una producción narrativa de primerísimo orden, quizá sin parangón. Y no es que Harold Pinter y Orhan Pamuk no merecieran el Nobel —se les concedió en los citados años—, pero Cormac McCarthy era el auténtico emperador, en la estirpe —siempre se dijo, también por lo oscuro de su estilo— de Herman Melville y, sobre todo, William Faulkner, que sí obtuvo el codiciado galardón nórdico y con el que quiso el azar que compartiese editor, Albert Erskine (no solo el azar, este supo ver algo en él cuando cayó en sus manos el manuscrito de su primer libro, El guardián del vergel). A Melville y a Faulkner admiraba McCarthy, tanto que consideraba El ruido y la furia a la altura de Moby Dick y entre las mejores novelas de la historia (en cambio, le causaban extrañeza los escritores que no abordaban los temas de vida y muerte, entre los que mencionaba a Henry James y Marcel Proust).

Pasaron 16 años de mutismo editorial desde La carretera. Y a sus 89 años, en el 2022, reapareció con una doble publicación (El pasajero y Stella Maris) que no alcanzó el nivel de aquellas dos cimas. Su editorial ya advirtió que el autor no iba a conceder entrevista alguna ni a participar en acciones de promoción. Tampoco era una novedad: fue miembro destacado de la tríada de escritores ocultos de EE.UU. más famosos de todos los tiempos con J. D. Salinger y Thomas Pynchon, único que queda vivo.

Sin embargo, aquel silencio fue como el anuncio del final. Discretamente, como fue su vida en los últimos tiempos, en la noche de este martes se conoció la noticia de su muerte —apenas un mes antes de cumplir 90 años—, que confirmó su hijo John y el grupo Penguin Random House, que publica sus libros en España. John Francis McCarthy explicó que su padre falleció por causas naturales en su casa de Santa Fe (Nuevo México), en unas declaraciones recogidas por la periodista Alexandra Alter del rotativo The New York Times. Enseguida se hizo eco en las redes sociales su colega Stephen King —y era prácticamente el primero de una infinita retahíla de condolencias y homenajes—: «Cormac McCarthy, quizás el mejor novelista estadounidense de mi tiempo, ha fallecido a los 89 años. Estaba lleno de experiencia y creó un excelente obra. Lamento su fallecimiento», escribió King. The Washington Post aludía a sus novelas como «líricas y con frecuencia brutalmente violentas», obras que no ahorraban escenas de salvajismo ni de ternura, todo con el propósito de «explorar el lado oscuro del alma humana».

Dejó la bebida en los 70 y se refugió en Nuevo México, lejos del seno de la familia irlandesa en que nació en Nueva Inglaterra. Deploraba los círculos literarios y mostraba gran respeto por científicos, biólogos y naturalistas. Cuentan que en los 80, junto a otro escapista, Edward Abbey (escritor, ambientalista, guardabosques y vigía forestal), quiso liberar lobos en el sur de Arizona para recuperar su castigada población.

Sus dos últimas novelas ahondaban en los mundos de la física cuántica, la filosofía de las matemáticas y la locura para cuestionar la existencia de Dios y la noción de cielo/infierno a través de la atormentada historia de dos hermanos obsesionados por el rol de su padre, un científico que participó en el desarrollo de la bomba atómica. Su preocupación por el futuro del planeta era una constante en su pensamiento que expresó de modo explícito en el relato posapocalíptico La carretera, que obtuvo el premio Pulitzer.

El éxito de la adaptación de los Coen de «No es país para viejos»

Cormac McCarthy (Providence, Rhode Island, 1933-Santa Fe, Nuevo México, 2023), que vivió en Ibiza y en El Paso, hablaba español y acostumbraba insertar diálogos en español sin traducción en sus novelas, publicó doce novelas, dos obras de teatro, cinco guiones, tres historias cortas, ensayos y algunos guiones cinematográficos. La cosa se puso seria con Hijo de Dios (1973) y, especialmente, con Suttree (1979), ambas de oscura escritura. Pero fue en 1992 cuando eclosionó el reconocimiento de público y crítica con la aparición de Todos los hermosos caballos, con la que se hizo con el National Book Award. Enseguida publicó En la frontera (1994) y Ciudades de la llanura (1998), que integran con la anterior la conocida como Trilogía de la frontera.

Su obra fue además bendecida por el cine. La primera adaptación llegó con Todos los hermosos caballos (2000), dirigida por Billy Bob Thornton y con los actores Matt Damon y Henry Thomas. Le siguió No es país para viejos (2007), realizada por los hermanos Coen, protagonizada por Javier Bardem, que encarna al asesino a sueldo Anton Chigurh, y ganadora de cuatro Óscars, incluido el de mejor filme. Después se estrenó La carretera (2009), dirigida por John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen; Oscuridad exterior (2009), adaptada como corto por Stephen Imwalle; e Hijo de Dios (2013), por James Franco. Ridley Scott rodó su guion El consejero en el 2013.