La cantante se reinventó en los 80 reciclando el rock que hizo con Ike con el baile como ingrediente clave
27 may 2023 . Actualizado a las 10:24 h.Coldplay dedicó a Tina Turner el concierto del miércoles de Barcelona. La banda subió al escenario a los gipsy kings Nicolás Reyes y Tonino Baliardo e interpretaron juntos el Proud Mary de Creedence Clearwater Revival que la reina del rock ayudó a popularizar. La canción, además, le sentaba como un guante a la cantante y sus humildísimos orígenes familiares de Brownsville (Tennessee), esa historia que refleja la dureza de la vida de la clase trabajadora y también el espíritu generoso que alienta su querido río Misisipi.
Pero no solo Chris Martin homenajea hoy a la gran Tina. Todo el mundo ha reaccionado ante su adiós de una forma quizá inesperada y sorprendentemente sentida, en una auténtica ola emocional que evocaba en parte lo ocurrido con la muerte de Bowie (salvando las distancias de estilo). Se han dado cuenta de golpe de la enorme pérdida. Hasta entonces semejaba un recuerdo vago y residual de ese rock ochentero, y un poco kitsch, al que su imagen tanto representaba, algo que el grunge y el rock más sofisticado (venido de Athens o New York) que imperaron en los 90 parecían interesados en enterrar.
Muchos son los que en las últimas horas han buscado en YouTube y Spotify canciones como We Don’t Need Another Hero, Simply (The Best), What’s Love Got To Do With It o River Deep, Mountain High y se han llevado la grata sorpresa de la vigencia de esas músicas, incluso han percibido esa línea que las une con el feeling de monstruos que nadie discute como Bruce Springsteen.
Esa vena roquera fue la que la rehabilitó en Europa, donde halló el respaldo de figuras como Mick Jagger —a quien decía amar; él la despidió ayer como «gran amiga»—, Eric Clapton —su dueto en Tearing Us Apart también resiste el tiempo—, Phil Collins, Albert Hammond —le escribió joyas como I Don’t Wanna Lose You—, David Bowie —le dio su Girls incluso antes de grabarlo él—, Rod Stewart y Mark Knopfler, que compuso su Overnight Sensation y le entregó el Private Dancer que él había descartado para su disco Love Over Gold (1982).
Estas estrellas reverenciaban su genio y agradecían lo mucho que les había abierto los ojos en los años 60 y 70 cuando con Ike llegó de gira al Reino Unido de la mano de Phil Spector. Les mostró lo que eran (y podían ser) el rock y el rhythm and blues. Así, en los 80, enseñó a mover las caderas desinhibidamente a más de una generación, que bailaba en la boite (entre bolas de espejos, con pasión desaforada) sus enérgicas canciones. Esa nostálgica evocación es la melodía que resurge con poderosa fuerza estos días.
Pero es que Tina Turner fue además una de las primeras heroínas de entre las muchas mujeres de la música que fueron llegando, en la estirpe de Billie Holiday, que se habían enfrentado a una vida peor que perra, habían sobrevivido y se habían reinventado, como Nina Simone, Chavela Vargas y tantas otras.