Una docuserie sobre los complots y misterios del caso del edificio Windsor

m. t. MADRID / EFE

CULTURA

Maqueta que recrea el edificio Windsor para la serie.
Maqueta que recrea el edificio Windsor para la serie. HBO Max

«La maldición del Windsor» se estrena este domingo simultáneamente en el canalen abierto DMax y la plataforma HBO Max

11 feb 2023 . Actualizado a las 10:05 h.

Un rascacielos que arde por una colilla mal apagada es solo el descabellado inicio del quilombo de misterios que rodean el incendio de la Torre Windsor en Madrid en el 2005, desde los «fantasmas» en la ventana a la implicación del comisario Villarejo y de una de las familias más ricas de España.

La docuserie La maldición del Windsor, un trabajo de la productora de Jordi Évole, Producciones del Barrio, se estrena este domingo simultáneamente en el canal de TDT DMax y la plataforma HBO Max, trata de arrojar luz sobre el caso e invita al espectador a ponerse el traje de detective.

«El caso tenía todos los ingredientes necesarios para construir una historia espectacular», ha señalado a Efe Víctor Morillo, productor ejecutivo y responsable de desarrollo de la serie: «Podías hablar desde un presunto complot bancario a Los bingueros de Pajares y Esteso».

Esta última vertiente es posiblemente la más desconocida y es que la familia Reyzabal, propietaria de la Torre Windsor, fue también la fundadora de Ízaro Films, productora de ese taquillazo ibérico, y dueña de numerosos cines, salas de fiesta y oficinas en el Madrid de los años 70 y 80.

A lo largo de cuatro episodios, la serie examina cada uno de los elementos sospechosos que fueron saliendo a la luz y dieron pie a todo tipo de especulaciones, desde las llamaradas azules que desprendía el fuego a la poca presión del agua que dificultó el trabajo de los bomberos, pasando por un butrón que se encontró y las sombras de personas en el interior del edificio en llamas grabadas por un videoaficionado.

Todo ello rematado, en el 2019, por la filtración de unos documentos que vinculaban el incendio con un supuesto encargo al excomisario José Manuel Villarejo para destruir pruebas comprometedoras para el expresidente del BBVA Francisco González sobre su gestión en la sociedad FG Valores.

«Cuando uno está investigando cree tener unas certezas, pero las va a buscar y se encuentra otras cosas», apunta Raúl Calabria, director y guionista, que valora especialmente el testimonio de los dos peritos que aparecen en el documental, uno por parte de la aseguradora y otro de la familia.

«Son los grandes protagonistas porque hacen, diríamos, la autopsia del cadáver y te aportan datos», subraya.

En el documental aluden a un principio filosófico conocido como «la navaja de Ockham» o principio de parsimonia, según el cual, en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable y tratan de aplicarla al caso Windsor. «La realidad es que la versión oficial, la de la colilla en la papelera, es muy improbable, por mero cálculo estadístico, es más fácil quemar aposta el edificio a que ocurra eso», indica Morillo.

El enfoque de la serie oscila entre el juego detectivesco —algo que se han permitido, dicen, dado que no hubo víctimas mortales— y la reflexión sobre cómo se configuran los mitos y leyendas en la cultura popular.