Los neandertales tenían capacidad simbólica como los humanos

Raúl Romar García
r. romar REDACCION

CULTURA

El análisis de cráneos de grandes herbívoros revela que los usaban como trofeos de caza en ceremonias de confraternidad

28 ene 2023 . Actualizado a las 11:21 h.

Eran distintos, pero tan humanos como nosotros, los sapiens. La imagen tosca, rudimentaria y simiesca que se había ofrecido de los neandertales hace ya tiempo que ha pasado a mejor vida. Las investigaciones de los últimos años aportan indicios de que enterraban a sus muertos, incluso con ritos funerarios, que cuidaban a sus hijos y mayores, que desarrollaban sofisticados instrumentos líticos, que utilizaban adornos como collares o plumas, que mantenían hogueras encendidas durante años y que tenían capacidad para hablar.

No eran muy diferentes a nuestros antepasados, porque ahora también se acaba de demostrar que tenían capacidad simbólica. Es lo que revela un estudio en el que han participado investigadores del CSIC, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, de las universidades Complutense, de Valladolid y de Oviedo y del Museo Arqueológico y Paleontológico de Madrid en el que se han analizado los cráneos de grandes herbívoros hallados en el yacimiento de la cueva la Des-Cubierta, ubicada en Pinilla del Valle (Madrid).

El trabajo, publicado en Nature Human Behaviour, revela que estos cráneos —35 en total— eran utilizados por los neandertales que vivían en este entorno hace 40.000 años como trofeos de caza. O, lo que es lo mismo, eran un símbolo en una ceremonia de celebración, porque la cueva en la que fueron localizados ni siquiera era el hogar de este grupo humano. Llevaban hasta allí los trofeos, obtenidos de piezas de caza como bisontes, uros o rinocerontes para festejar el éxito de la caza o mismo el haber sobrevivido a una lucha titánica contra las bestias.

 «Cazar un uro que podía pesar como dos miuras, unos mil kilos, o un rinoceronte, no era algo que ocurriese todos los días. Era un acontecimiento, porque ponte tú a cazar eso. Suponía un peligro y significaba que podían tener carne para el invierno. Y a la cueva no se llevaban la carne, que la consumían donde vivían, sino la parte más representativa y simbólica del animal, los cuernos. Es por ello por lo que creemos que participaban en una ceremonia social, de confraternidad, de reforzamiento de los lazos», explica el paleontólogo de la Universidad Complutense Juan Luis Arsuaga, uno de los autores del trabajo.

Los investigadores han podido constatar que esta actividad se mantuvo a lo largo del tiempo, «lo que introduce el concepto de tradición cultural que había pasado de generación en generación», según Arsuaga.

Junto a estos cráneos aparecieron utensilios líticos musterienses, típicos de los neandertales, así como yunques y los percutores utilizados para fracturarlos. Para el investigador de la Universidad de Valladolid Enrique Baquedano este comportamiento de los neandertales de hace 40.000 años «no está relacionado con actividades de subsistencia, sino más bien con otros que aportan información sobre aspectos bastante desconocidos para esta especie de homínido».

«Hasta ahora —apunta Baquedano— nuestra especie se había considerado como la única con capacidad para atribuir conceptos a los símbolos, una teoría que, a partir de estos hallazgos, obliga a compartir este atributo intelectual con los neandertales».

Juan Luis Arsuaga tampoco tiene dudas de que este hallazgo fundamental, al igual que otros previos anunciados en los últimos años, han cambiado por completo la imagen que se tenía de esta especie. «Los neandertales —dice— eran humanos como nosotros, nuestros hermanos. No vamos a decir que eran iguales que los sapiens, porque no lo eran. Eran inteligentes, pero su mentalidad no tenía por qué ser la misma que la nuestra».

«Este estudio abre puertas a un nuevo concepto sobre esta especie de homínido y cuestiona nuestro papel como único sapiens en la evolución de la vida en el planeta», resume Baquedano.

El estudio cuenta con la participación de los investigadores de la Universidad de Oviedo Diego Álvarez Lao y Adrián Álvarez Vena. «En este yacimiento, mi trabajo consiste en el estudio de los restos de mamíferos ungulados. Mi aportación al artículo ha consistido en el estudio e identificación taxonómica de los restos craneales que componen el conjunto principal de fósiles en el que se centra el artículo. Se trata principalmente de cráneos de grandes bóvidos, además de varios cráneos de ciervo y de dos cráneos de rinoceronte (una especie extinguida denominada rinoceronte de estepa)», explica Álvarez Lao, profesor de Geología que lleva desde 2006 trabajando en los yacimientos de Pinilla del Valle.