El mito eterno. A los fans les encanta sumergirse en las curiosidades que rodearon las canciones, las conexiones desconocidas y las anécdotas. En «Eso no estaba en mi libro de Los Beatles» se recogen muchas de ellas
18 ene 2023 . Actualizado a las 14:46 h.Decir que un libro editado en el 2022 aporta algo nuevo o desconocido sobre The Beatles es mucho decir. El grupo de Liverpool supone un capítulo aparte en la cultura pop, observado y analizado desde infinitos enfoques. El grado de conocimiento casi enfermizo que atesoran muchos estudiosos y fans resulta tan elevado que, cuando menos, parece difícil sacar la cabeza diciendo que has encontrado algo verdaderamente oculto de la banda. Sin embargo, para el conocedor medio, un volumen como Eso no estaba en mi libro de Los Beatles (Almuzara) puede resultar revelador porque, descartando lo antedicho, sí juega a ser un cajón de sastre de todas las anécdotas y curiosidades de los Fab Four pescadas aquí y allá por un fan. Muy fan. Escrito por Francisco Castro, director de la editorial Galaxia y autor de numerosos ensayos y novelas, propone un recorrido por «la historia menos conocida del grupo más conocido de todos los tiempos». Se recrea precisamente en esas vías secundarias que a veces no se suelen reflejar en la oficial. Por ejemplo, ¿sabías que The Beatles lanzaron un disco cantando en alemán? ¿Y que She Loves You fue registrada como Sie Liebt Dich?
Pues sí. Esa grabación tuvo lugar en enero de 1964 en París y tamaña extravagancia tiene su explicación histórica. Castro recuerda en su obra que la filial alemana de EMI (el sello discográfico de The Beatles) consideró que jamás triunfarían en Alemania cantando en inglés debido a la barrera idiomática. Aunque, hoy en día, algo así semeje un disparate, hay que recordar en los primeros sesenta el rock era algo nuevo y todas las estrategias respecto a la música que estaba cambiando el mundo surgían en un constante ensayo-error. Por ello, muchos artistas jugaron la carta de traducir sus temas para traspasar fronteras. The Beatles —que hay que recordar que estuvieron en Hamburgo creándose como banda en los primeros 60 y sabían algo de alemán— se negaron en principio. Pero Brian Epstein, su mánager, los convenció y presionó para que lo hicieran. Cedieron y grabaron ese Sie Liebt Dich. Y también, otra versión de I Want to Hold Your Hand. Quedó sobre el papel así: Komm, gib mir deine Hand. Sí, querido lector, puede ir directamente a Google, buscarla y dibujar un signo de admiración en su rostro.
Otro aspecto sorprendente de esta otra historia de The Beatles aparece en su relación con los dibujos animados. No nos referimos al filme animado Yellow Submarine (1968), sino a la serie de cartoons de 39 capítulos que entre 1965 y 1967 emitió la cadena ABC en Estados Unidos. Similar a los de Hanna Barbera u otros clásicos, en ellos se mostraba al grupo en situaciones generalmente disparatadas que se relacionaban con sus canciones.
Esa serie no fue editada de manera oficial en deuvedé o Blu-ray. Hay muchos capítulos que se pueden ver en YouTube, algunos de ellos incluso doblados al castellano. Pero ojo, que la fidelidad no es total. Aunque estén bien caracterizados, hay cosas que no pasan el detector del fan avispado. Ahí está, por ejemplo, el autor del libro señalando que hay capítulos en los que Paul McCartney sale tocando el bajo con la derecha cuando es zurdo.
DEL TERROR A LA AMBROSÍA
En el capítulo dedicado a George Martin, el productor y arreglista de The Beatles, Castro relata algunas de las respuestas sonoras que él le dio a las indicaciones abstractas del grupo. En una ocasión fue Paul McCartney quien llegó al estudio apelando a la música de Psicosis y esos violines amenazantes que suenan en la clásica escena de la ducha y las cuchilladas. Quería algo similar para una canción que había compuesto. Y, como se pudo comprobar en el resultado final, aparecieron —pasadas por la elegante mano de George Martin— en el clásico Eleanor Rigby.
Pero si hablamos de cosas extravagantes, seguramente más de uno se habrá tropezado con una foto de 1964 en plena explosión de la beatlemanía donde aparece un elemento extraño en la banda. Se trata de Jimmie Nicol, que fue un beatle durante 13 días cuando The Beatles eran un fenómeno incontrolable que estaba agitando la sociedad occidental. ¿Por qué ocurrió esto? Dos días antes de empezar una gira europea, Ringo Starr sufrió un problema de garganta. Atendido de urgencia, se tuvo que quedar internado. Después de plantearse cancelar la gira, Brian Epstein encuentra una solución: buscar un sustituto. Cuesta imaginar algo así hoy en día, pero aquella ola había que aprovecharla. Apareció ahí Jimmie Nicol ocupándose de la batería. El chaval se pasó una tarde por los estudios Abbey Road para repasar los temas (según Castro, de resaca) y el equipo de The Beatles dio el ok para seguir. Pues entre el 4 de junio y el 15 este hombre saboreó la gloria y vivió una experiencia tremenda: tocar con la banda más importante del planeta en Holanda en plena histeria beatle.
Al volver, todos los periodistas querían entrevistarlo. Le ofrecieron contratos discográficos y ganó bastante dinero. Pero pronto la cosa se le fue de las manos. Un año después de la aventura ya estaba ahogado por las deudas, con una mujer que le pidió el divorcio y enganchado a las drogas. Se supo que luego se fue a México a trabajar de albañil. Mucho más tarde, en el año 2005, se le vio por las calles de Londres como un vagabundo. Según recoge el libro, se le ofreció mucho dinero por contar la historia de aquellos 13 días de desenfreno. Pero él se negó a hacerlo. Decía que habían sido muy buenos con él y que no había nada que contar. Todo un caballero.
RECHAZO A «YESTERDAY»
No fue la primera vez que ocurrió, ni será la última. Muchas veces la percepción que un músico tiene de su propia obra no resulta la más adecuada. Pero no deja de tener su gracia que una de las canciones más famosas, escuchadas y versionadas de la historia de la música fuese vista con recelo por sus propio creadores. Para McCartney Yesterday «fue algo vergonzosa», refleja Castro. Y los otros tres «no tenían nada claro que la canción debía ser publicada». ¿Por qué? Pues típicos complejos roqueros: se trataba de un tema blando, sin guitarras eléctricas, ni batería contundente. Lo peor de todo es que Paul llegó a ofrecer la canción a otros artistas, obteniendo el rechazo. Al final la publicaron, escondida en el último corte del disco Help! Y el resto, sencillamente es historia. De la más grande generada jamás.
La sacaron adelante unos artistas seducidos por los iconos del rock and roll que irrumpieron en los cincuenta en América. Pero más allá de los desafiantes, chulescos o agresivos, se fijaron en uno que no respondía a ese canon: Roy Orbison. Les enseñó de todo: desde cómo maquillarse antes de salir a escena para no quedar pálidos a cómo cantar y terminar los temas. John, en concreto, copió de él su forma de posicionarse en el escenario.