«Autodefensa» (Filmin) no busca retratar a una generación: «Evidenciarnos como privilegiadas nos parece justo siempre y cuando lo cuestionemos»

Carmen Novo REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

En la serie, Prieto y Barenys utilizan la diversión como herramienta de defensa.
En la serie, Prieto y Barenys utilizan la diversión como herramienta de defensa. Filmin

Belén Barenys y Berta Prieto se estrenan como creadoras y protagonistas de una serie que suma dos nominaciones a los Feroz

30 nov 2022 . Actualizado a las 16:09 h.

Encima de una mesa redonda y pequeña, un paquete de comida rápida del que ya se han sacado algunos envases de plástico, patas fritas y un bote de zumo. Rodeándola, un sofá blanco y otro azul. Sentadas, Berta Prieto y Belén Barenys, con moños despeinados, recuerdan la fiesta de anoche. El espacio es su casa, la que compartieron durante los meses de marzo y abril y que en mayo llenaron de cámaras para comenzar el rodaje de Autodefensa. «Todo lo que hay es de paso: No tenemos muebles chulos, no hay decoración y tampoco está limpia. Pero muchos jóvenes que viven de una manera más o menos precaria tienen un piso igual», explica Prieto. Mientras responde a las preguntas está sentada en ese mismo sofá, el de la ficción y el de la realidad.

Berta Prieto es dramaturga y ha estrenado varias obras de teatro con su compañía, Aura al Pou. Belén Barenys, además de cantante y compositora de su proyecto en solitario, MEMÉ, es la prima y corista de Rigoberta Bandini. Conocieron a Miguel Ángel Blanca (autor del documental Magaluf Ghost Town) después de que este viera un vídeo publicado en sus redes sociales en el que, mientras hablaban «muy fumadas», sucedían una serie de imágenes «trash» de Peñíscola. Lo titularon La edad del pavo y, en el pie de foto, deseaban que se convirtiera en «un documental como pa poner en Filmin».

Blanca sucumbió a su deseo y lo convirtió en una orden. Tan bien cuajaron que, tras el primer contacto, el cineasta les propuso crear el proyecto que terminaría siendo Autodefensa, la segunda producción original de Filmin tras Doctor Portuondo, de Carlo Piadal. Partiendo del tono documental, Barenys y Prieto, que también son protagonistas, se retratan como dos jóvenes que, más allá de personajes, son ellas mismas. En la ficción, incluso se llaman igual. 

«Todo el rato partíamos de nuestra verdad, nuestras vidas y nuestras vivencias. No hemos ido a crear unos personajes e imaginar qué sentirían. Eso era demasiado», explica Barenys. Con la autoficción como bandera, el resultado fueron diez episodios de quince minutos cada uno organizados por temas.

Durante la escritura del guion, ambas pensaron en las situaciones del día a día que les provocaban un conflicto. «Si hablamos de autodefensa es porque hay algo que sentimos como un ataque», dice Barenys en referencia al título de la serie. Los hombres «ridículos» que las rodean, hacerse mayor en el limbo de los veinte años o que, mirando al horizonte, no hubiera nada más allá que una fiesta. Pero, aún así, «¿qué teníamos de bueno aparte de ser jóvenes?». «Contra todo eso, cada uno reacciona como puede», continúa. Ellas decidieron que la diversión fuera la herramienta con la que tirar hacia delante y defenderse de las adversidades.

Berta Prieto y Belén Barenys contaron con el cineasta Miguel Ángel Blanca para crear la serie.
Berta Prieto y Belén Barenys contaron con el cineasta Miguel Ángel Blanca para crear la serie. Filmin

Casi todas las situaciones que narran les han pasado, y muchas son una hipérbole de lo que ellas mismas son. Los hombres que intentan deconstruir su masculinidad sin éxito, la angustia vital propia de los veinteañeros o los abusos de poder que se dan en determinados círculos artísticos. «Al reírnos de ciertas basicadas que destilan algunos discursos que están muy de moda ahora mismo queríamos ser irreverentes y vacilar. Teníamos la oportunidad de hacer una serie y no queríamos que fuera mediocre», explica Prieto. A esto, se suma Barenys: «Buscábamos lo drástico, porque a veces la moderación en los relatos que se cuentan en ficción es mentira. En la vida real, nadie es tan bueno ni está tan en el medio como se pretende mostrar. Somos más radicales y pasionales de lo que se refleja en muchas ficciones». 

A raíz de esto, nada más salir el tráiler y sin haberse estrenado todavía la serie, fueron objeto de numerosas críticas vertidas a través de las redes sociales. Algunas señalaban el uso de las drogas y otras el carácter «privilegiado» de las protagonistas, pero todas recalcaban que dos chicas de Barcelona no podían representar a toda una generación. «No es una representación generacional. De hecho, habla de un entorno muy concreto. Evidenciarnos como pijas y privilegiadas era algo que me parece inevitable y justo siempre y cuando lo cuestionemos. La mayoría de la gente que se dedica a esta industria es súper pija y se retrata como si fuera de clase obrera sin haber trabajado en su vida. Eso sí que me parece problemático», reflexiona Prieto. 

Ellas mismas lo exponen en la serie. En un episodio, mientras están tumbadas en la cama, narran como se han gastado sobre 250 euros en una noche y, al día siguiente, tienen pensado volver a salir. «Tengo muchísima ansiedad, nos hemos gastado muchísimo dinero», dice Prieto en una escena. Algo que, desde luego, no todo el mundo se puede permitir. «Jugamos a ser autoconscientes, a desmontarnos, atacarnos y reírnos de nosotras mismas. Queríamos hacer una cosa que no solemos ver en las ficciones, que es no estar salvándonos el culo todo el rato como protagonistas. Parece que el protagonista se tiene siempre que salvar moralmente», continúa Barenys.

El tema de la autoconsciencia es otro de los que rondan su discurso. «Somos personas con un discurso muy armado e interiorizado, hasta llegar al punto de que casi te define más el discurso que los actos. Después, somos unos inútiles y unos discapacitados emocionalmente. Vamos a terapia porque sabemos lo importante que es la salud emocional, pero ahí hay un desajuste: sabes mucho pero no te sirve para nada», reflexiona Prieto. 

El resultado de este desequilibrio del discurso son las dudas morales y el caos, del que también dejan constancia con el montaje de la serie. El diseño gráficos de las cabeceras y los créditos, a manos de Ignasi Ávila, varía en función del episodio. Las letras de Autodefensa no comparten tipografía, color ni movimiento. «Para cada capítulo hemos elegido la manera que necesitaba el tema para contarlo mejor», dice Belén Barenys.

Las canciones que suenan en los minutos finales son un espejo del mensaje que querían transmitir. En el primer capítulo, después de hablar sobre sentirse deseadas, suena No te puto pilles, de Pantocrátor. También canciones originales de MEMÉ, alias artístico de Barenys. «A nuestro alrededor hay mucha gente que hace cosas, y agrupar esto es guay. Lo hicimos con la música, de artistas de nuestra generación y cercanos a nosotras, con los actores y con todo», explican

La libertad creativa, en cierto modo, va ligada a la independencia de la serie. Ha sido nominada a los Premios Feroz 2023 en las categorías mejor serie de comedia y mejor guion, lo que choca con su naturaleza underground. La mayoría de las escenas están grabadas en su casa, mientras «molestaban» a sus otros compañeros de piso, y los lugares que frecuentan en su día a día. «Seguramente, todo el presupuesto de nuestra serie es igual al presupuesto de un capítulo de cualquier otra serie nominada a los Feroz», indica Prieto.