Juan Carlos Tous, consejero delegado de Filmin: «Internet no ha venido a canibalizar nada, sino a ofrecer un nuevo acceso al cine»
CULTURA
La plataforma celebra este martes sus quince años de existencia como pionera del «streaming» en España
25 oct 2022 . Actualizado a las 20:46 h.Las plataformas de streaming son hoy el centro del ocio doméstico. Algunas son grandes compañías internacionales, pero el primer servicio de vídeo a la carta que existió en España fue Filmin, una compañía nacional que apostó por una cultura de la suscripción de pago cuando nadie, ni el público ni la industria, confiaban en este modelo. Este martes, la compañía celebra quince años de vida con un foro que se celebra en Madrid donde se analizan el presente y el futuro del entretenimiento digital. Juan Carlos Tous, consejero delegado y socio fundador de Filmin, participa en él junto a destacadas figuras del audiovisual.
—Quince años después de irrumpir en el mercado, ¿qué ven desde Filmin al mirar atrás?
—Lo que vemos es orgullo y la reafirmación de que aquello por lo que apostábamos en su momento era una realidad. Es cierto que hace quince años, cuando decíamos que íbamos a montar un servicio de vídeo bajo demanda y que se iban a poder servir las películas fácilmente por internet, nos decían que estábamos locos, que eso nunca funcionaría y que la gente nunca pagaría por ver contenidos en internet. Era una época en la que todo el consumo que había era ilegal. Mirando atrás ves que teníamos razón, que nos ha costado mucho, pero que la apuesta que hacíamos, junto con Jaume Ripoll y José Antonio de Luna, fue acertada.
—En aquel momento ni el público pensaba en pagar ni el sector cinematográfico confiaba en el modelo. La perspectiva ha cambiado radicalmente en este tiempo.
—Totalmente. En el primer momento la industria era recelosa, porque pensaba que poner las películas en internet era abrirlas a todo el mundo y permitir que cada uno pudiera verlas sin que hubiese una remuneración y una participación de ese negocio. Y, por parte del usuario, había un convencimiento de poder tenerlo todo sin pagar. Con los años y con nuestra persistencia, se formó un mercado en el que a nadie se le escapa que internet es importantísimo para el cine a la hora de producir. Ayuda a la industria y también al consumidor para acercarse a películas que de otro modo no podría ver con la rapidez y comodidad con que hoy las puede ver desde su casa o desde un dispositivo conectado. Esto coincidió con la llegada de los grandes servicios americanos, que pudieron invertir mucho dinero en campañas de publicidad y visibilización.
—El debate de plataformas frente a salas de cine y de los estrenos simultáneos sigue vigente. ¿Cuál espera que sea la tendencia?
—Ese es un debate que va a existir siempre. Si pensamos que internet lleva distribuyendo películas de forma legal seis o siete años, desde que llegaron las grandes plataformas americanas, y miramos los cines que han cerrado en este tiempo, vemos que el porcentaje es mínimo y prácticamente igual al de la década anterior. El debate existirá siempre. Pero debemos aceptar que hay un cambio de hábitos, de modelo de consumo, no solo en el cine, sino en muchas cosas de nuestro alrededor. Internet ha implantado nuevos modelos. Estamos convencidos de que el cine nunca desaparecerá. Todo empieza en el cine. Es importantísimo un estreno, los festivales de cine donde la gente puede ver las películas con antelación. Cualquier película que triunfa en el cine triunfa después en internet. Si deberán estrenarse el mismo día, con una semana de diferencia o existirán ventanas de sesenta o noventa días, eso lo irá diciendo el consumidor. Al final habrá una serie de películas que la gente querrá seguir viendo en la gran pantalla y habrá otras, más intimistas o de otro carácter, que preferirá ver cómodamente en el sofá de casa. Nosotros compramos todos los derechos para España de muchas películas y, siendo nuestras, somos los primeros en estrenarlas en cine. Ahora hemos estrenado El falsificador. Pudiendo llevarla directamente a internet, hemos querido estrenarla en salas para que la gente pudiese verla en pantalla grande. Somos los primeros que apostamos por el cine. Internet no ha venido a canibalizar nada, sino a ofrecer otra forma de acceso al cine; hemos venido a complementar, no a liquidar.
—Grandes compañías como Netflix han inaugurado un nuevo ciclo al apostar por rebajar tarifas a cambio de introducir publicidad. ¿Tiene Filmin algún plan en ese sentido?
—Nosotros estamos en un momento muy bueno. A nivel financiero estamos presentando beneficios y seguimos creciendo, aunque de forma algo más lenta por la situación social. Nadie sabe qué puede pasar en el futuro, pero hoy por hoy no entra en nuestro modelo de negocio esa posibilidad de introducir anuncios en las películas o crear una nueva tarifa bonificada con publicidad. Es más, llevamos diez años ofreciendo la cuota al mismo precio. Fuimos los primeros en España en presentar una suscripción que, en aquellas épocas, valía 8 euros y hoy cuesta 7,99. Así es como queremos seguir trabajando. De hecho, mientras ellos ahora quieren eliminar perfiles para que no se puedan compartir las cuentas, nosotros hemos añadido perfiles. No seguimos su tendencia. Nuestro servicio es diferente, es para gente que ama el cine, que le gusta estar al día y que busca otra forma de acercarse a los contenidos, un catálogo diferenciado y una forma de hacer diferente. Nosotros vamos a lo nuestro como plataforma especializada y veremos qué nos trae el mercado en unos años.
—¿Les molestan las cuentas compartidas?
—No. Entendemos que es otra de las cosas que forman parte de este nuevo modelo de uso. Entendemos que compartir no tiene por qué ser dividir, también puede ser multiplicar. Hay más gente que se acerca al cine, más gente que nos conoce. Nosotros limitamos el número de dispositivos que pueden estar conectados al mismo tiempo, pero quién está detrás de cada cuenta es algo que no podemos saber, por más que queramos.
—Los éxitos más conocidos de las plataformas son los de los grandes servicios internacionales. ¿Cuáles son los hitos de Filmin?
—Hoy el 50 % del consumo es en series y el otro 50 %, en ficción, documentales e infantil. Entre las series tenemos series británicas como Los Durrell, que funcionan históricamente, y otras, como la recién estrenada La lección, que ganó el festival de Canneseries 2022, una serie de Israel que tiene unos resultados maravillosos. Funciona así, hay títulos que los mantienes durante años y ves que siguen funcionando y puntualmente hay estrenos que se llevan la mayor parte. Si vamos a las películas, ocurre lo mismo. Tenemos el catálogo de los clásicos recientes de estudios como Metro Goldwyn Mayer o Sony, que funcionan siempre, y tenemos estrenos como Alcarrás, que es nuestro número uno de las películas de alquiler, lo que confirma que un título con éxito en cines y que triunfa en festivales tiene también un reconocimiento a nivel social en las plataformas.
—¿Qué importancia le otorgan a la producción propia?
—La producción propia es importante porque te da una exclusividad y unos títulos que solo vas a tener tú. Producir es muy caro y nosotros, con nuestra capacidad, estamos limitados. Pero queremos ser coproductores y participar en series, películas y documentales, como hemos hecho hasta ahora. Queremos ser compañeros de grandes productoras que piensan en un proyecto afín a nuestra audiencia y que ven que con nosotros tienen la posibilidad de que la película pueda estar mejor cuidada y llegue a más espectadores. Nuestra idea es hacer un par de series, un par de documentales y una o dos películas al año. Este sería nuestro sueño, pero teniendo muy presente el esfuerzo que hay que hacer. Estamos obligados por ley a producir e intentamos hacerlo bien y hacer productos que funcionen para llevar contenidos a nuestra plataforma.
—Un aspecto que marca el carácter diferencial de Filmin es la agilidad a hora de crear colecciones de contenidos relacionados con aspectos de la actualidad. ¿Cómo gestionan estas selecciones?
—Ese es nuestro ADN. Si en algo nos diferenciamos del resto de las plataformas del mercado es en cómo editorializamos los contenidos, cómo los presentamos al público intentando que se acerque a descubrirlos a través de colecciones o canales temáticos. Esto podemos hacerlo gracias al factor humano. Nuestro equipo editorial son personas que sienten, que tienen corazón y no solo un grupo de ingenieros desarrollando cada día el mejor algoritmo. Tenemos, por supuesto, nuestra parte tecnológica importante, pero el corazón de la compañía es un corazón editorial que lidera mi socio Jaume Ripoll con su equipo. Eso se hace de forma humana, de manera que cuando hay una noticia un viernes por la tarde o un sábado al mediodía ves cómo, en cuestión de horas, hemos hecho una colección agrupando los contenidos relacionados con aquello que está de actualidad. Eso solamente se puede hacer de forma humana y con un equipo entregado que, ante todo, ama el cine y quiere cuidar al espectador.