Beyoncé renace con un disco dedicado al baile

CULTURA

La artista vuelve a darle latido a su música apelando a la discoteca

06 ago 2022 . Actualizado a las 11:02 h.

Algo faltaba en el mundo del pop. Si antes de la pandemia Beyoncé marcaba un hito con su histórica actuación en el festival Coachella del 2018 —diciendo quién era la más grande de un modo incontestable—, entre el silencio posterior, el confinamiento y la ausencia de noticias parecía que el trono podía quedar libre. Con Taylor Swift tirando al indie (y asombrando), Dua Lipa se perfiló como la gran estrella de la anómala era covid-19. Su apelación a los bajos gruesos de la música disco, su carisma arrollador y el ramillete de singles en estado de gracia de Future Nostalgia (2020) hacían pensar en ella como lo máximo de un momento en el que los clubes estaban cerrados. Solamente quedaba el consuelo de evocar su aroma desde el encierro. Más tarde fue Kylie Minogue quien con Disco (2020) hizo una jugada similar —con baile, luces tipo Fiebre del sábado noche y seda brillante— desde su veteranía. Ambos discos supusieron dos flechas señalando un camino que ahora confirma Beyoncé a lo grande.

Renaissance significa renacimiento. Y, con solo escuchar dos o tres temas, queda claro que esa vuelta a la vida nada tiene que ver con la épica, la catarsis de luz tras un período de oscuridad, la crisis de identidad ni ninguno de los tópicos que suelen acompañar a esos discos de retorno tras un largo período de inactividad. Aquí la cantante americana vuelve a darle latido a su música apelando a la discoteca. No de un modo tan disco ni ochentero como los casos citados, sino haciendo una suerte de recorrido por sus diferentes manifestaciones con extra de negritud. Sí, porque que se fotografía en portada sobre un caballo evocando a Bianca Jagger Studio 54, pero lanza un single de adelanto que evoca al house-pop de los noventa como Break My Soul. Es una bomba. Si en él canta «me voy a soltar el pelo porque he perdido la cabeza», lo lógico es que la sacudida se sienta entre sus seguidores. Ahí está. Ha vuelto.

Ese Break My Soul supone solo una de las múltiples caras de un trabajo que ofrece los mil y un rostros de la música de discoteca. Hay funk (Cuff It). Hay homenajes explícitos a los clásicos del disco (Summer Renaissance, toda una revisión del I Feel Love de Donna Summer y Giorgio Moroder). Hay recordatorios al house de Chicago (Cozy). Y hay desarrollos de r&b oscuro (Thique). Como espejos de la gran esfera del baile se complementan en un disco con el que Beyoncé renace y sus fans con ella, mientras se sobreanalizan sus letras y sus intenciones. ¿Habla Cozy del incidente de su hermana Solagne y su pareja Jay-Z debido a la infidelidad de este? ¿Se trata del disco más explícitamente libidinoso de la artista? ¿Es esa búsqueda de la luz discotequera un símbolo de la nueva vida más allá de los 40? Los interrogantes se suceden mientras las canciones se disparan y aparecen colaboraciones con Grace Jones, Tems o Beam. Completan un disco que llena el vacío y, como en sus precedentes, pide mucho más que una escucha superficial.