La escritora y cronista asturiana, de gran popularidad en América, nunca logró ver sus libros publicados en España. La editorial Espinas rescata su obra «Oremus»
01 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Eva Canel regresa del olvido. La escritora asturiana precursora del feminismo y postergada en el baúl de la memoria, vuelve a la actualidad gracias a la editorial Espinas, que ha rescatado «Oremus», una obra de la autora natural de Coaña que emigró a América y nunca logró ver sus libros publicados en España. Una escritora de gran calado en el continente americano pero cuya obra tuvo poquísima repercusión en España.
«Oremus» se publicó en Cuba en 1893, con unas intenciones claras y un lenguaje satírico, explica la editora Alicia de la Fuente, responsable del proyecto feminista de redescubrir a grandes escritoras ignoradas y olvidadas en la historia por su condición de mujer. La editora precisa que en España tan solo existe una publicación antigua de Canel, pero desactualizada y sin apenas impacto.
Ambientada entre Asturias y Madrid, la autora de «Oremus» nos acerca a textos como La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, del que también fue coetánea, y nos traslada al Madrid del «bullicio hipócrita y burgués». La autora explora también, con la valentía que suponía tocar ciertos asuntos en el siglo XIX, cuestiones como el adulterio, las relaciones incestuosas, la religión y temas filosóficos que pondrán a la protagonista, una joven beata y sumisa, en serios apuros.
¿Pero quien fue Eva Canel, la primera feminista española? Nació en La Caleya da Fonte, una aldea de Coaña. Su padre era Pedro Infanzón, médico y su madre era nieta de Pedro Canel y Acevedo, un ilustrado que combatió a Napoleón, que fue firmante de la Constitución de 1812, amigo personal de Jovellanos y asesor del General Riego. Eva mamó de su abuelos los valores liberales y marchó a Madrid a estudiar Letras. En la capital reivindicó el derecho de la mujer a ser lo que quiera, «lo que le permita su talento». De su madre escogió su apellido y a los 15 años conoce a Eloy Perillán, periodista, y un año después se casa con él. Tras publicar Perillán una crítica del golpista General Pavía, Eloy y Eva huyen a las Américas para evitar represalias. La escritora y periodista empieza ahí una larga vida de cronista vinculada a América. Viaja por Argentina, y Uruguay y se convierte en una periodista de éxito, de enorme popularidad.
«Esta concepción que nutre lo más estimable de su pluma, la llevó a viajar por todo el continente americano, de Chicago a la Tierra del Fuego. Siempre enjuiciando la actualidad, en torno al eje de su biología ideológica que, de republicana y mordaz por contagio con el izquierdismo de su esposo, fue cayendo hacia el extremo opuesto de la mano de un españolismo exaltado», comenta José Luis Pérez de Castro en su ensayo Huella y presencia de Astukrias en el Uruguay.
Se convirtió así en cronista y conferenciante itinerante de enorme éxito y gran caché. Además impulsó una imprenta que editó obras de los mayores autores rioplatenses. Fundó revistas y periódicos y en 1915 se fue a vivir definitivamente a Cuba donde recibió unos años más tarde la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice otorgada por el papa Benedicto XV. En 1929, la Sociedad Geográfica de Madrid la nombró Miembro Correspondiente y Primo de Rivera le concedió el Lazo de la Orden de Isabel la Católica y la Medalla de Oro de Ultramar. Falleció en La Habana, el 2 de mayo de 1932, en la más radical pobreza. Sus restos fueron trasladados a la casa familiar de Coaña, en un último homenaje a su raíz asturiana.