Manuel Martín Cuenca, director de cine: «El ser humano es capaz de matar, pero también de morir por otro»

X. Menéndez REDACCIÓN

CULTURA

El director Manuel Martín Cuenca en la SACO 2022
El director Manuel Martín Cuenca en la SACO 2022

El director almeriense regresa a SACO para proyectar su última película, «La hija»

19 mar 2022 . Actualizado a las 12:44 h.

El director Manuel Martín Cuenca ha regresado a Oviedo para proyectar La hija, su última película, durante la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO) en el Teatro Filarmónica el viernes 18 de marzo. Después de la proyección hubo un encuentro con el director donde analizaron más detalles y aspectos de la obra de Martín Cuenca. «La hija» ha sido galardonada como mejor largometraje de Premios Carmen de la Academia del Cine de Andalucía y ha sido presentada en algunos de los certámenes cinematográficos más importantes del mundo, como el San Sebastián, Zurich, Tokyo y Sevilla. La película está protagonizada por el asturiano Javier Gutiérrez, nominado al Premio Goya Mejor Actor Protagonista por su actuación, y Patricia López Arnaiz. «a hija recibió dos nominaciones a los Premios Goya 2022, al Mejor Director y al Mejor Actor Protagonista, además de 19 candidaturas. El largometraje expone el conflicto entre la obsesión, el deseo y el lado oscuro de la naturaleza humana. Después de los éxitos de Caníbal y El autor, Martín Cuenca sigue explorando el lado oscuro del ser humano. La Voz de Asturias ha hablado con Martín Cuenca sobre la proyección de su último trabajo durante SACO.

-Tiene un estrecho vínculo con SACO. ¿Qué opinión le merece el evento y cómo ve su evolución, que cada vez apuesta más por la combinación de lo audiovisual con otro tipo de formatos?

-He estado participando en la SACO desde el segundo año. Di una charla en el Museo de Bellas Artes una edición, otra proyectamos El Autor y en 2018 la instalación de Cara B. SACO es un festival muy singular y muy especial. Me llama mucho la atención porque cada año se transforma, no es el típico festival de cine convección con proyecciones en salas de cine. SACO es un festival que va más allá y es un aspecto que yo valoro mucho. 

-Este año proyectará «La hija», protagonizada por Javier Gutiérrez. La última vez que trabajaron juntos, él ganó el Goya a Mejor Actor Protagonista y usted fue nominado a Mejor Director . En «La hija», ambos nominados. Parece que cada vez que se juntan es un éxito seguro...

 -En mi caso no lo gano nunca. Bromas aparte, es un reconocimiento enorme estar allí entre los nominados. A Javier, más allá de lo gran actor que es, yo lo valoro como persona. Él y yo hemos establecido una relación de complicidad, de amistad. Javier es mucho más que un actor con el que trabajo. Es un compañero, un amigo, con el que comparto muchas cosas. 

-Usted no teme tocar temas controvertidos y que puedan incomodar a los espectadores. En «La hija», el debate moral de la gestación subrogada está muy presente…

-La película gira en torno al poder de la reproducción de la vida. La mujer tiene un superpoder al que estamos tan acostumbrados pero que es alucinante, y es dar vida a otro ser. Es increíble. A mí me parece un tema muy importante. El enfoque que siempre trato de hacer es que no sea un enfoque complaciente. La intención es hacer reflexionar al espectador, mostrarle lo que significa tener ese poder y que sienta la frustración de la protagonista por haber perdido la capacidad de crear vida. Es una injusticia, de alguna manera. ¿Por qué ella es infértil? El gran tema es cómo reparar la justicia si no cometer otra mayor, una atrocidad. Por desgracia, en todos los aspectos de la vida estamos acostumbrados a justificar las atrocidades. Justificamos una injusticia con una mayor. Las guerras, por ejemplo, suelen empezar así, nadie es el malo, siempre es el otro.

-La acción se desarrolla a partir de algo que debería de ser bello, el nacimiento, una nueva vida; pero que la obsesión acaba envenenando el proceso. ¿Es la propia naturaleza del ser humano la que le empuja a la perversión con tal de satisfacer sus deseos?

-En general los seres humanos siempre pensamos que estamos en posesión de la verdad, quizás por el instinto de supervivencia. Estamos constantemente extendiendo nuestra verdad, como los derechos, que nos autoinstauramos. En estos derechos no existe la naturaleza, porque la naturaleza es injusta. De repente aparece un tsunami o cualquier catástrofe natural y nos demuestra lo injusta que es la vida y que no tenemos el control. El ser humano lleva varios siglos, y en los últimos años ha sido clarísimo, intentando echar un pulso a la naturaleza, domesticarla y enfrentarse a ella. El ser humano está en una dinámica en la que piensa que es Dios. Aquello de que Dios ha muerto; la ciencia es el nuevo Dios y con ella se pretende dominar la naturaleza, curar enfermedades, humanizar todo los ámbitos. Antes, una pareja que no podía no tener hijos y no le quedaba más remedio que aceptar el designio de la naturaleza. Una mujer que quiere ser madre se encuentra con la infertilidad y eso le genera una gran frustración porque no es justo. Hoy en día nos rebelamos contra las injusticias. Los avances médicos y científicos han ayudado, pero en parte se deben a la propia soberbia del ser humano de querer ser Dios que le lleva, a su manera, a jugar a la barbarie.  

-Decía en una entrevista que cualquiera, en función de las circunstancias, podía hacer una atrocidad, aunque no tenga intención de hacer el mal. ¿El ser humano encuentra formas de justificar sus medios para lograr el fin?

-Absolutamente. Cualquier persona en las circunstancias adecuadas es capaz de matar a otra. Si tienes un bebé y alguien va a matarlo, actuarás, en defensa propia pero actuarás. Es un caso extremo, pero el ser humano tiene la capacidad para justificar. A lo largo de los siglos nos hemos matado por ficciones, por banderas, historias irreales, por identidades, que son irreales porque es una especie de convicción, Los seres humanos capaces   para nos hemos metido por ficciones, banderas, historias irreales(identidad es convección) identidad ficción igual que película y estamos dispuestos. Somos capaces de hacer todo eso y además me sorprende mucho la capacidad del ser humano de autoengañarse y justificar lo injustificable pero también instinto supervivencia te autoengañas. Es el reverso de la negación, el negar lo que está pasando ante tus ojos y engañarse. Pero no soy negativo, el ser humano también tiene la capacidad de la ternura, el afecto, el amor, la solidaridad, la generosidad…El ser humano es capaz de matar, pero también de morir por otro. Es capaz de entregarse. ¿Qué cosa hay más hermosa? La vida es así: el ying y el yang. Los seres humanos somos capaces de lo mejor y lo peor.  

-Sus personajes suelen descender a los infiernos, sufren un proceso de tortura a lo largo de las películas porque no alcanzan lo que desean que ponen en tela de juicio su moral. ¿Cuál es su objetivo, apretando las tuercas de los protagonistas hasta el máximo?

-Mis personajes son personas comunes que han pasado las líneas morales. La línea de la moralidad moralidad es una línea curiosa, es como el horizonte, se va moviendo conforme vas avanzando. Los límites éticos dependen mucho de las circunstancias y de la mirada. En La hija, los protagonistas tienen buenas intenciones: ayudar a una chica que va a tener un hijo para poder darle una vida mejor. La adolescente no sabe lo que quiere, vive en un centro de acogida y todo apunta a que la vida que le pueden dar los protagonistas es mucho mejor. En un principio, quieren ayudar.

El ejemplo perfecto de esto, fuera del mundo cinematográfico, es la novelista Patricia Highsmith. Sus personajes comenten un asesinato, una atrocidad, y justificándose así mismo llegan a límites que en comienzo parecían imposibles. su personajes comenten un asesinato y se convierten justificándose a si mismo son capaces de llegar hasta, retrata muy buen la naturaleza obsesiva humana. Me parece que Highsmith retrata a la perfección la parte oscura de la naturaleza humana, el anverso oscuro. 

-En sus creaciones están explícitos los deseos de los personajes contra la realidad en la que viven, a algunos protagonistas les cuesta la cordura. ¿Debemos acostumbrarnos a que en la vida real, la mayoría de las veces, no conseguimos lo que queremos?

-Ese es el gran desafío que intento representar. Es muy común en los medios de comunicación y en la sociedad en general el relato de que todo es posible, de que todos tenemos las mismas capacidades y de que si te esfuerzas mucho y persigues tus sueños, conseguirás aquello que te propongas. Eso es mentira. Las circunstancias de cada persona importan. A veces no son las adecuadas por mucho que te esfuerces. Pero ese discurso es muy bonito y queda muy bien, aunque genera una gran frustración en la población que comprueba día a día que ese relato es irreal. A veces creo que los medios de comunicación, las redes sociales y la opinión pública están entrando en un deriva en la que están haciendo ficción de la realidad. Los cineastas hacemos ficción y lo reconocemos, es a lo que nos dedicamos, pero en los medios de comunicación muchas veces están utilizando un relato ficción. Sucedió con la pandemia. Es como si por un lado hubiese un miedo terrible a cada suceso que ocurre y por otro estuviesen deseando que ocurra un desastre para hablar de ello. Por esa razón intento que mis películas digan la verdad de la vida, y es que a veces tienes que aceptar la derrota y no pasa nada, es parte del juego. 

-Después de los éxitos de «Caníbal», «El autor» y ahora «La hija», ¿qué proyectos tiene de cara al futuro? ¿Siente más presión ahora que tiene una consolidada carrera y una reputación que mantener?

 -No siento ni que tenga una consolidada carrera ni que tenga una reputación que mantener. Me siento un cineasta joven y con ganas de trabajar. Actualmente estoy preparando una nueva película, El amor de Andrea. De momento, estamos en procesos de castings, pero puedo adelantar que será una película de comedia humanista. Trata de una niña que quiere recuperar la relación con su padre, pero no habrá muertes ni misterio como en las anteriores. Yo también necesito tratar el lado de la ternura humana, no solo de la oscuridad.