Judy Batalion rescata la desconocida historia de las jóvenes judías, muchas adolescentes, que arriesgaron sus vidas en la lucha contra los nazis, sobre todo en Polonia. La mayoría fueron torturadas, asesinadas o murieron en combate
08 mar 2022 . Actualizado a las 16:12 h.Tenía veintipocos años, el pelo muy rubio recogido con trenzas, daba una imagen de jovencita ingenua. Pero se las ingenió para entrar en la oficina de un oficial de alto rango en la sede de la Gestapo en Varsovia y le disparó a sangre fría. A otro lo tiroteó en la cama, en su propia casa. En una operación distinta, mató a dos agentes e hirió a un tercero, que fue trasladado al hospital. Disfrazada de doctora, lo remató y acabó también con su guardián. En otra ocasión se camufló de granjera, con su pañuelo en la cabeza, y disparó a un soldado de las SS que había quedado cautivado por sus brillantes ojos azules. Se llamaba Niuta Teitelbaum y se la conocía como «la pequeña Wanda con trenzas», aunque ella se autodenominaba «verdugo». Esta joven judía organizó una unidad de mujeres en el gueto de Varsovia y les enseñó a manejar armas. Participó en el levantamiento, sobrevivió, pero fue perseguida, torturada y ejecutada meses después.
Frumka Plotnicka logró escapar de la Polonia ocupada, pero no soportó esa marcha, volvió a Varsovia y se convirtió en líder de la resistencia. La llamaban «la madre». Introducía armas en el gueto, por ejemplo pistolas en un saco de patatas, sacaba a judíos de los campos de trabajo forzados y daba clases. Participó en el levantamiento en Bedzin y la mataron.
Spielberg compró los derechos
Estas y otras muchas historias las cuenta Judy Batalion (Montreal, 1977) en las casi 700 páginas de Hijas de la resistencia (Seix Barral), que rescata la historia desconocida de las jóvenes judías, muchas adolescentes, que arriesgaron sus vidas en la lucha contra los nazis, sobre todo en Polonia. La mayoría fueron torturadas, asesinadas o murieron en combate. Steven Spielberg compró los derechos para rodar una película en cuyo guion trabaja Batalion.
«Eran capaces de volar trenes, introducir armas en los guetos, ocultas en hogazas de pan, tarros de mermelada y osos de peluche, disparar a la cabeza de sus enemigos, ayudar a escapar a miles de judíos, seducir a agentes de la Gestapo para matarlos, pero también de ocuparse de los comedores sociales, las imprentas clandestinas, cuidar de los mayores y los enfermos y poner en marcha escuelas en los guetos», explica la autora a La Voz desde Nueva York.
Cuenta cómo se hacían pasar por cristianas y así salían de los guetos y pasaban a la zona aria para llevar información o a personas de un sitio a otro, comprar armas o matar nazis. «Para los hombres era más difícil porque estaban circuncidados y si eran sospechosos los obligaban a bajarse el pantalón y los calzoncillos», explica Batalion. «Los nazis eran muy sexistas y no esperaban que las mujeres hicieran cosas así, ¿cómo una mujer guapa iba a llevar pistolas en su bolso? No se les pasaba por la cabeza», señala.
Ignoradas durante décadas
Recuerda la historia de Lonka Kozibrodska, que cuando iba a subir a un tren llevando contrabando vio cómo los nazis registraban los equipajes y le dijo a un oficial que si le podía subir su bolsa porque pesaba mucho. Este lo hizo sin que la inspeccionaran.
Lo que más llama la atención es que estas historias de heroísmo y valentía hayan sido ignoradas durante décadas y aún hoy sean desconocidas. Para la autora, «es la gran pregunta, ¿cómo es posible que yo, que soy historiadora y judía, no lo supiera, y eso que fueron miles de mujeres que se atrevieron a protagonizar actos de resistencia dramáticos, muy osados?». En su opinión, «hay muchas razones por las que se las ha silenciado». Cita motivos políticos, que hicieron que se diera determinada forma al relato del Holocausto, y también falta de interés por el tema. Pero, sobre todo, que «las mujeres no contaron sus historias o lo hicieron al final de la guerra y luego dejaron de hablar de ello, porque nadie las creía, las acusaban de colaboracionistas, de haberse acostado con nazis para sobrevivir o de abandonar a sus familias para unirse al movimiento clandestino; y —concluye— sentían la culpa del superviviente».
Desmontando el mito de la pasividad de los judíos
Judy Batalion desmonta el mito de que los judíos apenas ofrecieron resistencia a los nazis. «Esta es una parte muy importante del libro, quería destruir ese mito de la pasividad judía, porque es muy perverso y ha durado mucho, incluso yo me lo había tragado y eso que vengo de familia de supervivientes del Holocausto», relata. «Cuando supe lo que había sucedido me di cuenta de que la historia de los judíos en Polonia no era de conformarse o de pasividad, sino de furia, rabia y de plantar cara a los nazis en Polonia, de rebeliones, incluso en Auschwitz, donde mujeres participaron en una acción para hacer explotar el crematorio, una historia que nunca se ha contado», incide. Y es que, alega, «se enfrentaban a un régimen brutal y sádico que pretendía acabar con los judíos».
¿Cómo nació la idea de este libro? Fue hace 15 años. Nieta de supervivientes del Holocausto de Polonia, vivía en Londres, donde trabajaba como historiadora del arte durante el día y humorista por las noches. Estaba interesada en el «legado emocional» del genocidio, en «cómo el trauma pasa de generación en generación». Iba a escribir una pieza teatral sobre mujeres judías fuertes que se habían enfrentado al peligro y la única que le vino a la mente fue Hannah Szenes, una poetisa que regresó de Palestina para unirse como voluntaria a los aliados que luchaban contra los nazis en la Europa ocupada. Quiso saber sobre los motivos que tuvo para ser tan valiente. En la Biblioteca Británica descubrió por casualidad un libro peculiar, muy viejo, lleno de polvo y escrito en yiddish, Mujeres en los guetos, en el que hablaba de otras jóvenes judías que se habían enfrentado a los nazis. «Me quedé estupefacta porque no me podía imaginar que eso hubiera ocurrido, y desde entonces he trabajado en ello», recuerda. Apuntó los nombres de las mujeres que salían en el libro, investigó y encontró «todo y más de lo que se pueda imaginar, cada relato contenía los nombres de muchas más mujeres». Los detalles que incluye en Hijas de la resistencia provienen de los relatos de las propias mujeres.