Carles Sans: «Tenía claro que en solitario no podía hacer una versión individual de Tricicle»
CULTURA
El ex integrante del legendario trío humorístico se lanza en solitario... ¡y hablando! El domingo 23 presenta en el Jovellanos «¡Por fin solo!», un espectáculo de humor en el que repasa cuatro décadas de anécdotas y vivencias personales y profesionales
22 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«¡Por fin solo!» es el descriptivo nombre del espectáculo con el que Carles Sans (Badalona, 1955) se lanza en solitario, tras 40 años siendo una de las ruedas de los legendarios Tricicle. Un show que, parafraseando aquel «¡Garbo habla!» con el que se promocionó Anna Christie (la primera cinta sonora de La Divina), bien podría haberse llamado «¡Carles Sans habla!». Y es que en el espectáculo que presentará el domingo 23 en el Jovellanos se suceden personajes y confesiones tan sorprendentes como que antes de convencer a sus socios de formar una compañía se interesó en sus novias, cómo consiguió superar su última colonoscopia mientras la doctora le hablaba de Tricicle o de cómo les chuparon la oreja cuando estuvieron actuando en Japón. Un espectáculo, en definitiva, ideal para aquellos que quieran saber más de una compañía que forma parte de la memoria emocional de nuestro país.
-¿Qué nos encontraremos en «¡Por fin solo!»?
-Es un monólogo en el que no paro de hablar, algo que ya por sí solo es noticia después de 40 años (ndr: risas). Tras tanto tiempo con Tricicle, de repente exploto a hablar sobre anécdotas vividas a través de tantísimos años. Hay vivencias personales, pero también profesionales y todas muy divertidas. Algunas, de hecho, pueden llegar a parecer inverosímiles. Yo al principio del espectáculo aclaro que todas son anécdotas que sucedieron de verdad. Son historias divertidas en las que yo utilizo las ‘armas’ típicas de la gestualidad de Tricicle. Es decir, es la fusión entre esa gestualidad y la historia.
-¿Cómo está resultando la gira, ahora que ya lleva un cierto rodaje?
-Estoy muy feliz. El pasado domingo acabé temporada en Barcelona después de nueve semanas, con 22.000 espectadores. La lástima es que en Cataluña se impuso la reducción de aforo al 70%, porque si no hubiéramos llenado al 100% seguro. Estoy contento, porque veo al público con una sonrisa de oreja a oreja, felices y riéndose. Además es un espectáculo que va de menos a más y acaba en un punto muy alto.
-¿Cómo fue ese primer momento de salir a escena en solitario, mirar a izquierda y derecha y no ver ni a Joàn Gracia ni a Paco Mir?
-(ndr: risas) Se hizo raro al principio. Y todo eso hablando, además. Yo tenía muy claro que, si quería seguir en solitario, lo que no podía hacer era una versión individual de lo que en cuarenta años han hecho tres. Tricicle es irrepetible y ahí tiene que quedar. Entonces lo que había que hacer es algo completamente diferente. Creo que he logrado una mezcla de diálogo y gestualidad que ha funcionado muy bien. Pero sí, volviendo a tu pregunta, al principio era muy raro verse ahí solo.
-¿Qué porcentaje de respeto por romper a hablar tras tantos años de silencio con Tricicle y de ganas de hacer algo nuevo tenía al comienzo de la gira?
-La verdad es que era un 50%. Tenía respeto por preparar un texto, memorizarlo e interpretarlo durante una hora y media. Además, cuando vienes de tantísimos éxitos durante varios años, emprender una aventura así siempre supone una incertidumbre por ver si puedes llegar al nivel de lo que has hecho hasta ahora. Cuando ves que lo has conseguido, como es el caso, sientes un subidón muy grande,
-¿Y cómo surge la idea de que su primera aventura fuera de Tricicle sea un repaso dialogado y humorístico de sus vivencias?
-Este espectáculo nace un poco de esos momentos en los que estás muy a gusto con amigos y comienzas a contar anécdotas que te han pasado. Al fin y al cabo cuatro décadas dan para mucho. Cuando me puse a plantearme la idea para un espectáculo pensé que, a lo mejor, esta cantidad de ideas, si les daba cierta forma y estructura, podía funcionar.
-¿Por qué se decidió por José Corbacho como codirector y «cómplice» en este comienzo de su andadura en solitario?
-Aunque yo tenía bastante claro cómo tenía que ser el espectáculo, es fundamental contar con una mirada externa. Alguien que, desde fuera, te vaya dando ideas e indicando. Con José siempre he tenido muy buena sintonía y nos conocemos desde hace años. Además él tiene ese punto más canalla que pensé que le podía venir muy bien a «¡Por fin solo!». La verdad es que ha sido una gozada trabajar con él. Él vio que yo tenía un material inmenso para trabajar y nos entendimos muy bien. Todo ha ido como la seda.
-¿Han visto sus antiguos compañeros de Tricicle el espectáculo?¿Qué les ha parecido?
-Si. Ellos vinieron el día del estreno. Yo empecé a trabajar cuando en Tricicle todavía estábamos en activo. Pero luego vino la pandemia y lo arrasó todo. Tricicle tuvo que anticipar su retirada y yo ni siquiera pude ensayar. Les dije a ellos que prefería que lo vieran cuando ya estuviera totalmente perfilado. Entre que uno vive en Sevilla y el otro no para de viajar hasta el día del estreno no pudimos coincidir y la verdad es que les gustó muchísimo, aún partiendo del hecho de que en muchas de las anécdotas ellos fueron partícipes, con lo cual el factor sorpresa no era el mismo que podía tener alguien del público.
-¿Cómo de pesimista u optimista es con respecto a la llegada de la tan ansiada «luz al final del túnel» de la pandemia, especialmente para el sector teatral?
-Pues soy un poco pesimista en el sentido de que parecía que ya salíamos de la Delta, que nos planteaban que las vacunas iban a ser la solución de todo… al final ha venido Ómicron y las vacunas no la han frenado tanto como decían. Además, el teatro, no sé en Asturias, pero en Cataluña es un sector que se ve inmediatamente afectado. Quiero decir que las líneas aéreas pueden volar con trescientos pasajeros uno al lado del otro durante ocho horas, pero parece ser que en un teatro, que es mucho mayor que un avión, tiene que haber reducciones de aforo. Esto tiene que acabar algún día, pero me gustaría que no siempre fueran la hostelería o el sector del espectáculo los primeros que siempre usen los políticos para mostrar que hacen cosas.
-¿Tiene alguna idea de cuál va a ser su siguiente proyecto tras «¡Por fin solo!»?
-Es demasiado pronto, porque como quien dice acabo de despegar con esto y estoy disfrutándolo. Creo que todavía me queda mucha tela por cortar. De hecho, confío en poder volver a Gijón, porque estoy convencido de que mucha gente se quedará sin poder ver el espectáculo. No tengo ninguna prisa, porque esto es una especie de propina que me he dado a mí mismo. A estas alturas de mi carrera profesional miro las cosas de otra manera y lo que deseo es disfrutar. Luego que venga lo que tenga que venir. Por ejemplo, si tengo tiempo me gustaría dirigir teatro. Tengo una obra escrita que me gustaría poder estrenar algún día. Son cosas de este tipo, que me tienen que apetecer.