Daniel Craig se despide del personaje de James Bond en un filme de tono crepuscular
09 oct 2021 . Actualizado a las 09:38 h.Tras el cinismo de la era Sean Connery, llegó la ironía juguetona de Roger Moore. Y luego, con Timothy Dalton y Pierce Brosnan, vino el ciclo descafeinado de un Bond tecnócrata, vividor algo ramplón. Con la aparición de Daniel Craig, el mundo de 007 se oscureció, adquirió formas fantasmales en la obra maestra Skyfall, invadido por un tono realmente sombrío que ahora, en la última película del ciclo Craig, se torna crepuscular. Es el fin de una época. «Adiós a las cosas viejas», escuchamos.
El nuevo filme del personaje creado por Ian Fleming es tan viejo como el cine; dicho en el buen sentido. Las secuencias de acción se reducen al comienzo y al final. Y todo lo demás es un discurso tristón y errático, muy melancólico. Hay un villano que se viste con la mortaja blanca de la muerte -apoyado en los fríos paisajes noruegos-, exhibiendo nombre luciferino. En los inevitables créditos iniciales de las películas de Bond -que aquí aparecen a la media hora de metraje- vemos un mundo sumergido, una Atlántida carcomida por el tiempo; son cadáveres de estatuas clásicas, máscaras también, restos de un mundo desaparecido. El universo de lo humano ha dejado paso a la tecnología, que, desgraciadamente, nunca lo es, en su objetivo y sentido último.
El humor es frío, los personajes secundarios de la saga están desmotivados -el inventor Q, la ya no alegre Moneypenny-; hasta los gadgets parecen desganados y las chicas Bond apenas chispean -la cubana Ana de Armas es una agente torpe que se pone nerviosa con la acción-.
La nueva arma que debe desactivar el antihéroe se llama Hércules, toda una burla del viejo héroe y de sus armas más viejas aún. Son nanorobots biológicos, microscópicas maldiciones que atacan de muerte al ADN de las personas que tocas, porque las amas. Etnias enteras van a morir. Y un héroe analógico- Bond nunca ha dejado de serlo- lo tiene difícil con estos «virus».
Pero, a pesar de todo, la película contiene una extraña harmonía y una envoltura hermosa, «Las personas quieren ser borradas», asegura el maligno. Así que el número 007 se lo dan a una nueva agente negra y, mientras tanto, M, el jefe del MI6 -Ralph Fiennes-, citando a Jack London, nos lee una especie de epitafio: «Prefiero ser cenizas que polvo, no desperdiciaré mis días intentando prolongarlos». Y entonces, pensamos que todo esto comenzó con en aquel Connery, sin pelo, con barriga, que no quiso decir nunca jamás.
«SIN TIEMPO PARA MORIR»
[«NO TIME TO DIE»]
R.U.-EE.UU., 2021.
Director: Cary Joji Fukunaga.
Intérpretes: Daniel Craig, Rami Malek, Léa Seydoux, Ralph Fiennes, Lashana Lynch, Ana de Armas, Ben Wishaw, Christoph Waltz, Naomie Harris.
Acción. 162 minutos.