El Museo de Bellas Artes de Asturias contó ayer con una visita excepcional, aunque discreta. Lejos de las cámaras, el empresario asturmexicano Juan Antonio Pérez Simón y su esposa, Silvia Gómez-Cuétara (heredera del imperio galletero Cuétara) tuvieron un guía también de excepción: el director del museo, Alfonso Palacio. A última hora, poco antes del cierre de las salas, cuando había ya muy poco público, recorrían tranquilamente durante largo rato la creciente colección asturiana.
Ambos pasearon por las distintas salas, donde Simón se interesó por las nuevas colecciones y también por las temporales, como la de fotografía de Nicolás Muller. Se da la circunstancia de que Muller realizó en torno a los años 40 del siglo pasado muchas fotos del concejo de Llanes, de donde es originario Pérez-Simón (y donde cuenta con un palacete de verano), lo que interesó mucho al empresario.
Pérez-Simón, de 80 años, es un conocido coleccionista de arte, con una de las pinacotecas privadas más importantes de España donde no faltan grandes maestros de todas las épocas. Además, el asturmexicano ya tiene cedidas obras al museo asturiano como Niña tocando el tambor de Esquivel un Darío de Regoyos o un Veronés. ¿Estará preparando nuevas aportaciones para que se expongan públicamente?
