La intérprete será galardonada de forma honorífica durante la 69.º edición del certamen
25 ago 2021 . Actualizado a las 08:59 h.Las últimas semanas han sido especialmente tumultuosas para el Festival de San Sebastián. La polémica se cernió sobre la organización tras anunciar la concesión de un premio honorífico al discutido actor Johnny Depp, acusado de malos tratos por su ex-pareja. El tema escaló y se encandeció. Las redes sociales se dividieron en torno a dos enrocadas posiciones y se estableció un bronco diálogo entre el director de la muestra y sus detractores. Con los retazos del desacuerdo aún coleando, se ha hecho público el nombre de la actriz que recibirá el Premio Donostia honorífico en la inminente sexagésimo novena edición del festival. La agraciada, lejos de levantar alaridos de indignación, es una de las figuras más admiradas y respetadas del panorama cinematográfico europeo. El galardón será para la francesa Marion Cotillard.
Su trayectoria, estelar y ascendente, será merecidamente reverenciada por el certamen, que se cuenta entre los más importantes y prestigiosos de España. Los primeros pasos de la carrera de Cotillard fueron en forma de modestos papeles secundarios en el cine y la televisión francos. Gradualmente, fue asomando la cabeza hasta convertirse en una celebridad de rostro reconocible y reconocido en su país natal. Pero el gran salto trasatlántico se materializó con la meritoria obtención de un Oscar a mejor actriz en el año 2008 por la película La vie en rose, donde se calzó los zapatos de la cantante Edith Piaf. La hazaña fue especialmente sorpresiva si se tiene en cuenta que, hasta la fecha, ninguna artista había recibido la estatuilla por una cinta francófona.
Tras conquistar las lomas hollywoodienses con su versatilidad incansable, su proyección internacional se disparó hasta granjearle un sitio en el Olimpo de las grandes estrellas de su generación. Desde entonces, ha trabajado con directores como Tim Burton, Robert Zemeckis, Woody Allen, Christopher Nolan o Ridley Scott. Sin embargo, no se olvidó de los artesanos europeos, y siempre ha tratado de compaginar su peripecia por las américas con trabajos más modestos en el viejo continente y en su tierra natal.
La sensata elección de Marion Cotillard ofrece al festival un respiro del inquisidor escrutinio al que lleva tiempo siendo sometido. Un acto de respeto y aplauso hacia el rostro que elevó el peso del arte europeo a golpe de miméticos trabajos que son historia viva del séptimo arte.