Benidorm acogerá la elección del representante español de Eurovisión

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

Pep Morell | EFE

Habrá un jurado mixto formado por profesionales y público y tres galas en directo «probablemente en enero»

23 jul 2021 . Actualizado a las 09:50 h.

Benidorm, la ciudad del Festival de la Canción que sirvió para catapultar la carrera de artistas como Julio Iglesias, acogerá a partir del próximo año la designación del representante español en Eurovisión mediante dos semifinales y una gran final que podrían tener lugar en enero. El anuncio, realizado en la ciudad alicantina, se ha producido en una gran rueda de prensa a la que han asistido miembros de la directiva de RTVE, como su presidente, José Manuel Pérez Tornero, y autoridades políticas como el presidente de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig, y el alcalde benidormí, Antonio Pérez.

En los últimos años, el proceso de selección del representante español se había realizado bien por selección interna (como es el caso del último candidato, Blas Cantó), en galas televisivas votadas por el público (como fue el caso de Ruth Lorenzo) o aprovechando la cantera de nuevos talentos del concurso Operación Triunfo (Miki en el 2019 y Alfred y Amaia en el 2018).

Este nuevo modelo replicará de alguna manera el sistema de elección del italiano Festival de San Remo, del que precisamente salieron los últimos vencedores de Eurovisión, la banda de rock Maneskin, así como el músico Mahmood, que fue segundo en la competición europea en el 2019.

Según el convenio firmado entre la ciudad, la Generalitat y RTVE, Benidorm será «punto de encuentro anual para la promoción de la música española y de la ciudad con un evento musical con una convocatoria abierta con todo el talento de la música española, incluidos artistas consagrados y jóvenes valores que busquen su oportunidad».

Con un nombre y una ubicación aún por definir dentro de la ciudad, sí se ha revelado que por primera vez serán tres las galas en directo que constituirán la preselección, con una final y dos semifinales, «probablemente en enero», según ha anticipado Amalia Martínez de Velasco, directora de Contenidos de RTVE.

«Eurovisión es muy importante para RTVE, es de los eventos más importantes de la Unión Europea y congregamos a la mayor audiencia a lo largo del año, capaz de conectarnos con una audiencia joven. Por eso queremos cuidarlo, hacerlo crecer y tener mucha ambición, con mucho foco y dedicación. Nos queremos colocar en otro nivel», ha insistido la directiva.

Para ello, se constituirá un grupo de trabajo específico con expertos de la casa (incluida la emisora Radio 3), contando también con asesoría externa musical, y con «una estrategia a largo plazo y una planificación anual» para «convertir este festival en lo que tiene que ser».

«Empieza aquí un camino de varios años y consideramos que Eurovisión se tiene que preparar desde el día siguiente del último festival», ha dicho Martínez de Velasco, tras apostar por «impulsar el talento musical del país con buenas canciones, artistas solventes, un espectáculo visual bien diseñado y apostar por el sonido actual».

Para la elección del ganador, habrá un jurado mixto compuesto por profesionales y público, que también podría contar con voces internacionales. Se incidirá además en la promoción internacional, participando en los concursos previos a Eurovisión para que «cuando llegue Eurovisión, la canción ya haya sonado y haya seducido a Europa».

«Hoy es un día de ilusión después de haberlo pasado muy mal», ha dicho el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, quien ha puesto en la música y en la «nueva Eurovisión de los jóvenes» un «punto de inflexión» sobre los acontecimientos de los últimos meses.

En ese sentido, ha recordado que «si hay un emblema de los festivales, este fue el Festival de Benidorm», creado en 1959 como un evento pionero en España y desaparecido en el 2006.

«Esta ciudad evoca el reencuentro, la amistad, es hospitalaria y europea, por eso incardina tan bien esta idea de esperanza», ha opinado el mandatario valenciano, antes de considerar que «Benidorm nunca ha fallado ni fallará».

La rueda de prensa ha contado con la actuación de una de las mejores representantes nacionales de los últimos años, Ruth Lorenzo, quien ha interpretado un popurrí del célebre Waterloo de ABBA y su propia apuesta para Eurovisión, Dancing In The Rain.

Festival de Benidorm, de la cita que descubrió a Julio Iglesias al descrédito

La elección de Benidorm como sede de un gran evento para la elección anual del candidato español a Eurovisión ha traído de vuelta a esta megalópolis costera el recuerdo de su extinto festival, una cita que en sus mejores años descubrió a artistas como Julio Iglesias antes de decaer en el descrédito, según informa Javier Herrero de Efe. Todavía en plena dictadura franquista, embarcada esta en el desarrollismo y la llegada de los primeros turistas, el Festival de la Canción de Benidorm nació a imitación del ya exitoso festival de San Remo italiano, tal y como había sucedido unos años antes con Eurovisión.

Fue en 1959 cuando comenzó su andadura con la victoria del tema Un telegrama, que se convirtió en un éxito internacional en las voces de la chilena Monna Bell y del español Juanito Segarra, los cuales aprovecharon este foco musical inédito en España para ampliar sus carreras.

La repercusión fue tal que varios medios de la época reflejaron la pugna de otras ciudades por arrebatarle a Benidorm la sede fija del festival, pero este permaneció anclado a aquel antiguo pueblo de pescadores, ahora meca de rascacielos, y vivió hasta 1971 su época más gloriosa.

Fueron los años en los que triunfaron canciones que aún hoy resuenan en nuestros oídos, como Comunicando cantado por Arturo Millán en 1960, así como artistas que encontraron allí su primera gran oportunidad, como Raphael, ganador de 1962 con Llevan.

Aunque si por algo pasó a los anales la gran cita musical benidormí fue por consagrar en 1968 la conversión de Julio Iglesias de exfutbolista a estrella de la canción con un tema no menos antológico, La vida sigue igual, de su puño y letra.

El concurso se nutría del mejor talento del momento, vencieran o no. Por allí pasaron temas de Manuel Alejandro (Ese día llegará, 1969) y presentadores como el mítico Bobby Deglané, Concha Velasco, Tony Leblanc o Luis del Olmo.

Por supuesto, también lo hicieron multitud de artistas, cantautores como Víctor Manuel o Dyango (ganador de 1976 con «Si yo fuera él») e intérpretes como Karina o Bruno Lomas (el de Ven sin temor).

A medida que el festival entró en la década de los 70, la calidad empezó a declinar paulatinamente, especialmente cuando la llegada de la Transición y de nuevas corrientes musicales globales que se habían visto bloqueadas en dictadura empezaron a refrescar la música española.

Benidorm insistía en un tipo de artista y de composiciones, pero habían transcurrido cerca de dos décadas desde su nacimiento. Así sucedió que, aún reclutando a grandes talentos como el de Tino Casal, la cita había perdido su empuje para convertir a sus participantes en estrellas. Ya no era el faro de antaño.

Se intentó renovar el público con la entrada de grupos de pop-rock, eliminar la parte competitiva y hubo un par de ediciones de vacío (1979 y 1984), pero la expectación no remontaba y sus otrora ansiadas sirenitas (nombre del galardón) ya no brillaban tanto.

El primer gran paréntesis llegó entre 1985 y 1993, cuando regresó con dos categorías: mejor canción de pop-rock y de canción ligera. Sin embargo, la palabra «caspa» ya estaba indisolublemente asociada al evento tanto como a una ciudad que había dejado atrás la imagen de prototipo futurista en favor de una vinculado al turismo asequible.

Los trampolines ahora eran otros, como demostró el auge del primer Operación Triunfo que sí supo conectar con la audiencia más joven y demostró que el formato de concurso musical no estaba tan muerto como pudiera parecer.

De hecho, unos años antes de su gran explosión comercial con Lunas rotas (1996), Rosana pasó por allí como compositora con el tema vencedor Fuego y miel que cantó Esmeralda Grao en 1994, pero no fue donde logró hacer sonar su nombre.

El arraigo a los clichés lastraba el festival. Ya no era el lugar donde iban los artistas a consagrarse, sino el último cartucho de los desamparados por la industria discográfica, como muestra el hecho de que La Década Prodigiosa (activa desde 1985) se alzara con la última victoria en el 2006.

Solo cuatro años después, Benidorm pareció comprender su idiosincrasia y abrazar la filosofía de lo «kitsch» a su favor para volverse realmente moderna con otro concepto musical, el de los tan en boga jóvenes festivales de verano de música alternativa. El Low Cost Festival (luego solo Low Festival) llegó para quedarse y ahí permanece entre los más visitados del país.

Queda comprobar si este nuevo evento musical auspiciado por RTVE, la ciudad y la Generalitat Valenciana sabrá recoger esa estela y aprovechar su carácter de pasaporte español al Festival de Eurovisión para convertirse en un auténtico San Remo que atraiga apuestas como el rock ácido y contemporáneo de Maneskin y llevar al país por fin a la victoria europea o, como mínimo, a abandonar la intrascendencia.