El hallazgo de un nuevo y misterioso tipo de Homo en un yacimiento de Israel, con rasgos de europeos arcaicos y neandertales, avala una teoría defendida desde hace años por los investigadores de Atapuerca
25 jun 2021 . Actualizado a las 09:38 h.Vivió hace 130.000 años en el Corredor Levantino, una franja de territorio situada entre el mar Mediterráneo y las zonas hoy día desérticas de Israel (Néguev), Jordania y Siria. Pero por sus rasgos singulares, una combinación de caracteres no conocida hasta el momento para esa cronología y zona geográfica, no puede encuadrarse aún en una tipología de homínidos. Presenta rasgos de los europeos arcaicos, el Homo Heidelbergensis, y claras similitudes con los neandertales, pero tampoco puede asociarse directamente con ninguna de estas dos especies. Y menos aún con los Homo Sapiens, con los que mantenían encuentros dada su proximidad geográfica, compartían tecnología y mantenían alguna que otra relación íntima. Hay pruebas, de hecho, de que llegaron a hibridarse.
¿Se trata de una nueva especie? De momento es pronto para asegurarlo, porque solo se han encontrado un fragmento de un parietal y de una mandíbula casi completa con parte de la dentición. Pero sí puede tratarse de una población distinta, que ha recibido el nombre de Homo tipo-Nesher Ramla. Los fósiles, junto con numerosas herramientas, fueron halladas en el yacimiento de Nesher Ramla, en Israel, y su estudio ha merecido dos estudios en la revista Science, incluida la portada. El trabajo,liderado por Israel Heshkovitz, de la Universidad de Tel Aviv, cuenta con una destacada participación española, entre los que se encuentran cuatro investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH): José María Bermúdez de Castro, la ourensana María Martinón-Torres; Laura Martín-Francés y Emiliano Bruner.
«La pregunta es qué tenemos, ¿una subespecie?, ¿un subgrupo?, ¿un nuevo tipo? Tenemos tan solo un parietal y una mandíbula y con eso no puedes definir una especie, ni saber claramente qué es lo que tienes, porque es muy poco. No es razonable decir que se trata de una especie nueva», aclara José María Bermúdez de Castro. Aun así, el hallazgo es muy singular, de lo contrario no hubiera merecido la portada en Science, y presenta otras importantes explicaciones. Los fósiles de Nesher Ramla, que ayudarán a reconstruir una pieza importante del puzle evolutivo, respaldan la teoría, defendida hace ya casi una década por el Grupo de Antropología Dental del CENIEH, de que las poblaciones europeas y gran parte de las asiáticas no vienen de África, sino de Oriente Próximo, del Corredor Levantino, un auténtico cruce de caminos.
«Nosotros proponemos -apunta Bermúdez de Castro- que el origen de los neandertales no está en Europa, sino en el Corredor Levantino. Esta es una nueva prueba, por lo que se rompe un paradigma largamente establecido». En esta línea se pronuncia la antropóloga ourensana y directora del CENIEH María Martinón-Torres: «Se trata -dice- de una evidencia más a favor de la conexión entre las poblaciones europeas y asiáticas durante el Pleistoceno, que hemos propuesto en trabajos anteriores. Estos fósiles son como un momento eureka para nuestro grupo de investigación y nuestras teorías».
Bermúdez de Castro tampoco tiene muchas. «El origen de todo está ahí, en el Corredor Levantino. Ahí está el nexo entre todas las poblaciones que ha habido en Europa, de los neandertales, sapiens, incluida el Homo antecesor localizado en Atapuerca. Era un lugar de paso y transición donde se intercambiaban genes y cultura. Era una zona fuente».
Aunque el fósil localizado en el yacimiento israelí fue datado con una antigüedad de 130.000 años, el individuo de Nesher Ramla personificaría a un superviviente tardío de una población que habitó en Oriente Próximo hace unos 400.000 años, potencialmente representada en los fósiles de los yacimientos israelíes de Quesem y Zuttiyeh, a partir de la cual se habrían originado los neandertales de Europa.