La conocimos en «Siete vidas», fue musa de Medem, un giro del destino la llevó a Los Ángeles y ahora presenta una película de terror, pero Paz está feliz en cualquier parte porque «fluye como el agua». También en lo personal: «No sé cuál es el secreto de mi matrimonio, pero seguimos disfrutando juntos»
12 jun 2021 . Actualizado a las 10:19 h.Paz Vega (Sevilla, 2 de enero de 1976) asegura que no es nada supersticiosa, pero se ha vuelto más miedosa desde la llegada de sus tres hijos. En su última película, La casa del caracol, apela a los instintos más animales para adentrarnos en el bosque del terror en un thriller psicológico que estrena ahora junto al gallego Javier Rey. «Yo sí me guío por esas primeras intuiciones», confiesa Paz, que si algo detesta en lo profesional, es acomodarse. «Mi vida es un poco parecida a la de la protagonista de La, La, Land, pero yo tuve la suerte de vivir esa experiencia en Los Ángeles acompañada, el amor me cambió la vida», apunta para desvelar que en ese tándem con su marido, Orson Salazar, siempre ha primado lo común frente a las ambiciones personales.
-La peli pone en tensión al espectador, es un thriller psicológico, ¿eres muy miedosa?
-Ahora sí, antes no... De joven no era nada, era muy valiente, muy echada para adelante, pero cuando tienes hijos todo empieza a darte miedo, cualquier tontería, vives en un continuo temor porque les pueda pasar algo. Es otro tipo de miedo, es inevitable.
-En ese volver al pueblo, que presenta el filme, tienen mucho valor las leyendas, los cuentos que se hacen tradición. ¿Algún abuelo o abuela te contaba historias?
-Cuentos sí, pero es verdad que yo no soy nada supersticiosa, nada, nada. No me rijo por esos términos, no me gusta. Pero las leyendas son cuentos interesantes, la de la Llorona me parece fabulosa. Hay mitos que no te crees, pero entretienen.
-Yo te lo decía por si había algún relato que te hubiera marcado más de niña.
-Sí, claro, el hombre del saco, me acuerdo de pequeña que era lo peor que te podía pasar. Te lo imaginabas, porque no había ninguna imagen de él, estaba en tu mente; te lo contaban para que tuvieras miedo a algo.
-La peli apela a los instintos, ¿cuándo sacas tú el animal?
-Continuamente. Yo soy muy instintiva, cuando a mí me llega un proyecto nunca sabes si va a salir bien o mal, pero tu instinto te dice que sí, que debes hacerlo. Ese olfato que tenemos, ese sexto sentido que nos va guiando a la hora de tomar decisiones, lo tengo, aunque a veces te puede fallar. Pero yo sí me guío por esas primeras intuiciones.
-Como madre, ¿también eres muy instintiva?, ¿muy protectora?
-Sí, mucho más de lo que yo pensaba que iba a ser, pero al final una se acaba pareciendo más a su madre de lo que cree. Yo siempre le he reprochado a mi madre la sobreprotección y yo soy igual, al final me rijo por las mismas pautas de comportamiento que ella y que mi abuela, es lo que he vivido.
-¿A ti la maternidad te ha sentado bien?
-Sí, sí. Una vez que decidí que los quería tener ya no me importó tener varios, tengo tres, quizás el tercero vino muy pronto y fue muy rápido después de tener a la niña, pero sí quería hijos. Fueron unos años de mucho trabajo, cuando los tres eran pequeños, con los pañales, las papillas, los biberones... Ese momento fue muy caótico pero ahora lo echo de menos. Ya son grandes y lo echo de menos.
-Pero no has vivido ser madre con una gran tensión...
-No, no. Para nada, repetiría totalmente. Es normal, es parte de la vida. En ese momento tocaba eso y ahora tocan otras cosas. Cada uno tiene unas circunstancias y unas vivencias, unos referentes, yo creo que la maternidad es algo tan personal que no se puede cuestionar lo que haga otra persona. Nosotros lo sentimos los dos, tanto mi marido como yo, y fue todo muy fluido. Yo lo recomiendo, pero también entiendo cuando te encuentras a alguien que te dice que está feliz sin hijos.
-Tú has confesado que tu manera de progresar en tu trabajo ha sido siempre muy inconsciente.
-Sí, sí. Sobre todo cuando era jovencita. Yo he ido adaptándome a las situaciones y agarrando las oportunidades que se me presentaban sin un plan premeditado. Entonces, en ese sentido, sí he ido construyendo así mi carrera para bien y para mal. He cogido los trenes un poco a la carrera sin meditar mucho.
-Sin pensarlo, pero rompiendo los límites, siempre has girado en tus apuestas: primero comedia en tele, luego fuiste musa de directores de cine de autor, como Medem; después, Aranda, Almodóvar y el salto a Hollywood. No quisiste acomodarte.
-Eso siempre, desde el principio no quise acomodarme. Desde el momento en que tomé la decisión de dejar a mi familia, mis amigos, mi ciudad e irme a otra a probar suerte, eso ya fue una declaración de intenciones. Mi vida iba a ser de esa manera, siempre dando un paso más. Yo siempre digo: «¿Por qué no?», «Venga, vamos a hacerlo, no pasa nada, de todo se aprende, te puedes equivocar pero no importa». Lo malo es quedarse en una sola cosa, a mí es que lo de acomodarme me da miedo, no me ha gustado, no va conmigo.
-¿Decidiste irte a Estados Unidos también por ese reto?
-Más que por un reto fue porque se me presentó la oportunidad. Es más sencillo, y de repente dije: «Venga, por qué no», así fue. Luego volví, pero a los dos o tres meses me surgió otro proyecto y decidí irme de nuevo a Estados Unidos y ya me quedé. Fue una cosa del destino, no lo tenía planeado: aquí estaba bien, cómoda, con trabajo... Ese «por qué no» es lo que me movió.
-Entiendo que prefieres hacer tú la tortilla a probar la de otros [risas].
-Sí, es que si se te presentan estas oportunidades es por algo, sería como de desagradecida no probar. No he forzado nada. Hay que ser un poco agua e ir con la corriente. Si eres una buena persona, una buena profesional en cualquier ámbito, se te van a presentar oportunidades buenas..., pues aprovéchalas. No te niegues por miedo o prejuicios o por ese temor a no hacerlo bien o a hacer el ridículo: «Como no controlo, prefiero no hacerlo». Yo me fui sin hablar inglés y lo aprendí, por ejemplo. Es algo que me llevo, y mis hijos se han criado allí, con otra cultura, con otro idioma, eso es muy positivo.
-Tu vida, has dicho, es como la protagonista de «La, La, Land».
-Síii. Aunque yo me fui a Los Ángeles con proyectos, había momentos en los que hacía castings, no encajaba, de pronto me salía algo, pero yo sí tenía a alguien a mi lado que me apoyaba en ese camino. Yo me identifico con esa vida que la protagonista no tuvo, porque cogió otro camino. Si se hubiera quedado con ese chico [Ryan Gosling], hubieran tenido una vida juntos. En mi caso yo sí me fui con una persona, acompañada, con familia, mi vivencia fue muy positiva.
-El amor te cambió la vida.
-Sí, claro, te la posiciona en otro lugar. De estar sola pasé a enamorarme y encontrar a la persona, a ser cuatro ojos, a ser un binomio. Y ahí hay que fluir con el otro.
-¿Sientes que él ha sacrificado su vida por ti, por acompañarte? ¿O tú también por él?
-Es que es lo difícil de esto... El problema de las parejas ahora de por qué rompen tanto yo creo que es porque chocan los intereses personales con los de la pareja. Se ven por separado. Y es verdad que hay que tener cada uno su individualidad, su espacio, eso está bien, pero siento que a la larga lo que debe primar es el proyecto de vida que se ha planteado entre los dos. Cuando eso choca con intereses personales, ahí es donde vienen los problemas, cuando tira más de tu ambición, tus proyectos personales, cuando prima más lo individual que la pareja. Que bueno, si rompen, tampoco pasa nada [se ríe]. A mí cuando me preguntan cuál es el secreto de mi matrimonio siempre respondo que no hay secreto. Creemos en este proyecto de vida en común, aparte del amor, el respeto, el cariño y lo bien que estamos juntos, y lo que disfrutamos juntos. Pero, además, está ese proyecto que de alguna manera uno visualiza a largo plazo y al que quieres llegar.
-Os habéis organizado para que cuando tú estás fuera, él esté en casa con los niños.
-Sí, también tenemos a nuestra familia: mi suegra, mi madre... El núcleo familiar es fuerte y eso es importante porque en mi caso, con mi carrera y tantos viajes, es fundamental. Hay ausencias y por eso es muy importante que el núcleo familiar sea sólido.
-Te hemos visto recientemente en «talents» como «MasterChef» y «Mask Singer», que creo que te han acercado más al público, has dado otra imagen. ¿Lo sientes así?
-Sí, es que la tele tiene eso, te mete en el salón de casa y la gente te ve de otra manera, pero yo sigo siendo la misma, me voy adaptando a lo que hago. Que toca un drama, pues drama; que hago tele o hay que jugar con el humor, se juega... Cada cosa tiene su forma de actuar.
-Pero saliste cantando y bailando como Gloria Trevi total y ganaste «Mask Singer».
-Sí, sí. Disfruté mucho ese formato, lo pasé muy, muy bien.
-Los Javis dijeron de ti que eres una aventurera. ¿Te ves así?
-Sí, bueno, uno es aventurero cuando coge las oportunidades, las pilla, y dices: ‘Venga, me lanzo, no estoy muy segura, pero me lanzo, ya saldré a flote, no pasa nada’. En ese sentido sí soy aventurera, cuando me proponen cosas que suponen un reto o algo desconocido a lo que me tengo que enfrentar. A mí estas cosas me ponen mucho, me gustan. Ahora, estoy siendo investigadora, y me encanta. En este momento tengo que hacer televisión de entretenimiento, es algo a lo que no estaba acostumbrada, y disfruto también.
-¿Sientes que te pones y te quitas la máscara?
-No es que sea una máscara. Yo soy yo siempre, pero adaptada a los momentos que requieren un tipo de comportamiento y de energía. Yo me adapto a la situación muy bien. Si hay que tirar de humor, tiro de humor, que me encanta; si hay que estar en otra textura más seria, también. Solo hay máscara cuando hago un personaje, ahí sí, es la máscara que creas para darle vida a esa historia.
-Pero detrás de esa imagen de alfombra roja, se te nota más casera.
-Sí, es que la alfombra roja es lo que es, mi trabajo. Igual que cuando hago una presentación de una película o un determinado tipo de entrevista, todo depende.
-Has dicho: «Mi cuerpo es mi templo», no escondes el tema de que te cuidas para estar bien.
-¡Claro! Mi cuerpo es fundamental, mi cuerpo, mi mente, es mi salud, la salud de los que nos rodean. Nos tenemos que cuidar. Es importantísimo para estar bien con tu entorno sentirte bien tú, y una de las formas tangibles para estar estupenda es alimentarte bien, hacer ejercicio, sentirte bien. Eso hace que tu mente esté bien y tú lo estés también con los demás. Yo creo que todo se proyecta, al final nuestro cuerpo es lo que somos.
-Te gusta la moda, vas impecable siempre en todas las galas, eso tampoco lo dejas de lado.
-Bueno, es parte de eso. No lo veo como un hobby, es parte de mi trabajo. Lo mínimo es que si te invitan a ir a un sitio, vayas bien, o a gusto, y lo que proyectas sea como tú te sientes, no sé, es algo que es parte de este trabajo.
-Cuando llegas a casa, eres más llana.
-Sí, soy normal, también lo de la alfombra roja es normal [se ríe], cada cosa tiene su momento. Me gusta cocinar, me relaja, me encanta, ahí no estoy con maquillaje y tacón...
-¿Te urge dirigir una película?
-En eso estamos, preparando un par de proyectos, y cuando mi agenda, me lo permita también se andará.
-¿Y si volviera «Siete vidas»? ¡Mira qué fue divertida esa serie!
-Sí, sí. Fue fantástica, luego estuvo también Aída, que fue genial. Siete vidas consiguió generar una estela de series de humor que se hicieron muy bien aquí. Siete vidas fue fundamental en mi carrera, se vio ese otro lado mío de payasa, que lo tengo... Ja, ja, ja.