Alan Weiss, el periodista que vio morir al músico tras ser tiroteado, revive la fatídica noche, de la que este martes 8 de diciembre se cumplen 40 años
08 dic 2020 . Actualizado a las 10:12 h.Este 8 de diciembre se cumplen 40 años de la muerte de John Lennon. De poco sirve que su asesino, Mark David Chapman, haya pedido al fin perdón al tildar su crimen como «despreciable» durante una audiencia celebrada hace varios meses y en la que se rechazó su undécima petición de libertad condicional.
«Yo estaba tumbado en la camilla, y detrás de mí se abre una puerta y aparece un hombre gritando: ‘‘¡Tenemos una herida de bala! ¡Una herida de bala en el pecho!’’». Así comienza Alan Weiss a contar cómo se convirtió en el primer periodista en informar de la muerte de Lennon después de que un accidente lo llevara al mismo hospital al que fue trasladado el músico cuando fue abatido a tiros.
Ante esta efeméride, a Weiss, que en 1980 trabajaba en Nueva York en un canal de noticias, le vuelven a asaltar los recuerdos de aquella fatídica noche en la que Lennon recibió el impacto de cuatro balas a las puertas del edificio de apartamentos de Manhattan en que vivía.
«Era una noche muy fría, yo conducía mi moto a través de Central Park, cuando me golpeó un taxi y salí volando por encima del manillar», dice sobre el incidente que le llevó a ser testigo del fallecimiento del miembro más popular de los Beatles.
El reportero acabó en el Roosevelt Hospital, en el Upper West de la Gran Manzana, esperando en el pasillo a que los médicos evaluaran si tenía alguna lesión grave tras haberse golpeado la cabeza. Fue entonces cuando dos policías entraron entre gritos en urgencias transportando a un hombre malherido. Segundos después escuchó la estupefacción de otros dos agentes: «¿Puedes creerlo? John Lennon», afirmaron.
Sorprendido por que pudiera ser tal célebre personaje, a quien además admiraba, Weiss quiso confirmarlo, pero los policías se negaron a contestarle. Confinado en su camilla, intentó que un celador llamara por teléfono a su canal, ABC7, para alertar del tiroteo, pero fue interceptado por un guardia de seguridad, que le aseguró una y otra vez que no se trataba de Lennon.
La mentira, sin embargo, quedó al descubierto cuando Weiss vio entrar por las puertas del hospital a una devastada señora asiática vestida con un abrigo de visón. «Lloraba histérica en el brazo de un policía. He sido fan de los Beatles toda mi vida, y sabía quién era Yoko Ono».
Por fin accedió a una línea telefónica. Al hablar con sus colegas, le dicen que oyeron algo sobre un tiroteo ante el edificio Dakota, apartamentos de lujo en que vivían Lennon y Ono, con lo que fueron corroborando la noticia.
Con el pecho abierto
Cumplida su misión inicial, el periodista volvió a su camilla, desde donde ahora puede ver perfectamente cómo los médicos tratan de salvar la vida al ilustre paciente. «Aunque ya han pasado 40 años, es una escena que nunca olvidaré. Lennon estaba tumbado, le habían quitado toda la ropa. Estaba tumbado sobre su espalda, sus pies mirando hacia la puerta, y rodeándole en semicírculo todo el personal médico que le trataba, y su pecho completamente abierto -relata-. Había sangre por todas partes, y uno de los médicos tenía sus manos dentro del pecho de Lennon, y podía ver, por cómo movía sus manos, que estaba bombeando su corazón. [...] Trataba de mantener la circulación en su cuerpo», recuerda.
Minutos después, Weiss fue trasladado a través de unas puertas, fuera del departamento de urgencias y hacia la zona general del hospital, donde, por casualidad, estaba sonando de fondo la melodía del All My Loving (1963) de los Beatles.
El fatal desenlace
«La canción termina, y como un minuto más tarde, se oyen los gritos de una mujer, '¡oh,no! ¡oh, no!', y se abren las puertas de una habitación y veo salir a Yoko Ono, llorando desconsoladamente, abrazando al productor musical David Geffen», cuenta el reportero, que dice que poco después, la doctora que le atendió le confirmó con indirectas que Lennon no había superado el tiroteo.
Tras convencer a la médico con el argumento de que solo trataba de ser buen periodista, Weiss pudo utilizar otro de los teléfonos del hospital para confirmar el fallecimiento, y se convirtió así en el primer reportero en informar del fatal desenlace.
«Esta historia me afectó de maneras que prácticamente ninguna otra historia hizo. Primero, porque rara vez estaba en el lugar de los hechos cuando sucedía una tragedia. Normalmente como periodista llegas cuando ya ha pasado», reflexiona.
«Además, era un fan de los Beatles, me encantaban los Beatles, crecí con los Beatles, los Beatles fueron el grupo musical más importante de mi vida, y creo que la mayoría de la gente está de acuerdo en que fue el grupo musical más importante de la historia», exclama Weiss, tras lo que subraya que Lennon usó su estatus para hacer el bien, exigiendo el fin de la guerra de Vietnam, o comprando chalecos antibalas para la Policía de Nueva York cuando aún no eran obligatorios.
El error de los medios
Recapacita Weiss, sin embargo, para asegurar que los reporteros que cubrieron la historia cometieron un importante error: el de publicar el nombre del asesino, Mark Chapman, que mató al cantante para lograr ser conocido por todo el mundo.
«Creo que ahí fue cuando nosotros como periodistas decepcionamos al país y al mundo entero. Debemos tener una mayor disciplina para no permitir que la gente nos manipule», asegura. «[Chapman] No compuso canciones ni música ni creó un plan para la paz ni le salvó la vida a alguien. Acabó con la vida de alguien, y por una razón egoísta, para salir en los periódicos y cadenas de televisión y radios por todo el mundo», deplora. Por eso, se niega a mencionar su nombre en las entrevistas que concede a los medios: «No sé si lo ha notado, pero no he usado su nombre en la conversación. No soy muy consistente en ello a veces, [...] pero estoy tratando más y más de aprender de mis errores», expone Weiss, que sentencia que el asesino debería «pudrirse en la cárcel hasta el fin de sus días».
El Nueva York de John Lennon, la ciudad de la que quedó prendado
En 1971, John Lennon se mudó a Nueva York para tratar de dejar atrás una vida en la que era el constante centro de atención y en la que la prensa observaba cada uno de sus movimientos. Sus nueve años de residencia en la metrópolis, donde formó una familia y dio rienda suelta a su creatividad, le llevaron a enamorarse de una ciudad que sin embargo le vio morir asesinado hace 40 años.
«Él siempre dijo que Nueva York es la mejor ciudad del mundo», decía hace unas semanas Sean Ono Lennon, el hijo de Yoko Ono y John Lennon, durante un encuentro en el que el icónico Empire State Building rendía homenaje al músico en el que hubiera sido su 80.º cumpleaños.
«Como todo el mundo sabe, Nueva York es una ciudad en la que no tienes que nacer aquí para ser neoyorquino, solo tienes que enamorarte de ella. Así que mi padre era un neoyorquino de corazón», agregó poco antes de levantar la palanca que iluminó el rascacielos con un símbolo de la paz sobre un fondo azul.
Pese a que Lennon nació en la ciudad británica de Liverpool, durante su estancia en la Gran Manzana proclamó a los cuatro vientos su amor por una metrópolis que consideraba su hogar, donde nació su segundo hijo, fruto de su relación con Yoko Ono, y donde sus mensajes de amor y paz se solidificaron. Estos son los lugares que marcaron su paso por Nueva York:
- St. Regis Hotel: Este histórico y suntuoso hotel situado en el corazón de Manhattan, que abrió sus puertas en 1904, fue la primera residencia en Nueva York de Lennon y Ono, desde donde observaban el éxito del álbum Imagine y donde comenzaron su paso por la ciudad de los rascacielos, aunque solo residieron allí desde agosto de 1971 hasta finales de octubre de ese mismo año.
- The Hit Factory: A unas pocas avenidas del St. Regis, en la 48 con la Novena Avenida, se encontraba el estudio de grabación al que acudía con frecuencia Lennon. En él, el miembro más famoso de los Beatles colaboró con Ono en el álbum Double Fantasy, un lugar que ahora ocupa Sear Sound desde hace cerca de tres décadas, y donde la japonesa ha ido en varias ocasiones a grabar su música.
- 105 Bank Street: Es la dirección del loft del West Village a donde se mudó la pareja tras su breve paso por el St. Regis, y que a finales de 1971 le alquilaron al batería del grupo The Lovin' Spoonful, Joe Butler. Mientras vivían en ese apartamento, en el que destacaba una habitación trasera con un enorme tragaluz en el que ambos pasaron mucho tiempo, Ono y Lennon lanzaron el álbum Sometime in New York City, en 1972.
La residencia, sin embargo, comenzó a ser vigilada por el FBI cuando las autoridades estadounidenses comenzaron sus esfuerzos por expulsar de EE.UU. a Lennon, que pedía insistentemente el fin de la Guerra de Vietnam, y cuando alguien entró a robar decidieron mudarse a un edificio más seguro en febrero de 1973.
- Edificio Dakota: Situado al lado de la zona oeste del Central Park, se trata del complejo de apartamentos de lujo en los que vivieron la artista y el músico desde 1973 hasta que Lennon fue asesinado a las puertas del edificio el 8 de diciembre de 1980. De hecho, 40 años más tarde, Ono aún permanece en la espaciosa residencia.
Aquí fue también donde la reverenciada Annie Leibovitz tomó, solo unas horas antes de su muerte, la icónica foto en la que un Lennon desnudo besa y abraza a Ono sobre el suelo de su apartamento, en una de las escasas ocasiones en las que el exbeatle permitió que un fotógrafo entrara en su casa.
- Strawberry Fields, Central Park: Se trata de una zona de Central Park que estaba a escasos metros del edificio Dakota, y a la que Lennon le gustaba visitar por su carácter sereno y tranquilo. La ciudad de Nueva York decidió bautizarla con el nombre de Strawberry Fields, por la canción de Lennon y Paul McCartney, en octubre de 1985, cuando hubiera cumplido 45 años.
- Madison Square Garden: un mes después de lanzar el álbum Walls and Bridges (1974), que incluía su único single que alcanzó el número uno, Whatever Gets You Thru the Night, Lennon cantó en vivo en el mítico Madison Square Garden el 28 de noviembre de 1974, en la que se describe como su última gran actuación en vivo.
Junto a su compatriota Elton John al piano, Lennon cantó, además de Whatever Gets You Thru the Night, Lucy in the Sky With Diamonds y I Saw Her Standing There.
- The Record Plant: Establecido en Nueva York en 1968 y situado en la calle 44, en el corazón de Manhattan, este fue el último lugar en el que grabó su música Lennon. De hecho, el artista volvía de este estudio con Ono cuando fue abatido a tiros a las puertas de su residencia por Mark Chapman, un joven estadounidense que había sido fan de los Beatles pero que estaba en desacuerdo con algunas de las afirmaciones políticas y religiosas del músico británico.
The Record Plant vendió el estudio en 1987, y ahora es un edificio de oficinas.