¿Saben por qué Noruega es uno de los países del mundo con mayor índice de bienestar social? Más allá del arraigado espíritu de comunidad de una población que tuvo que independizarse de Dinamarca, primero y huir del dominio de Suecia después, El tiempo de la felicidad, una producción belga-noruega de ocho capítulos explica el porqué.
La serie del 2018, ganadora de premios al mejor guion y la mejor música en Cannes, traslada al espectador al pueblo costero de Stavanger, en Noruega. Es el año 1969, un momento en el que compañías de petróleo de todo el mundo habían mandado equipos al país nórdico en busca del gran tesoro negro: el petróleo. Llevaban meses perforando en el mar del Norte, pero la investigación no iba bien. No encontraban ninguna muestra de la materia prima.
Entonces las compañías comenzaron a abandonar. La desesperanza empezó también a nacer entre una población, la de aquel pequeño y religioso pueblo nórdico, que se había agarrado al trabajo proporcionado por las petroleras para esquivar la crisis que atravesaba su principal sector económico en aquel momento, la pesca y la industria conservera.
Pero una compañía norteamericana, Phillips Petroleum, descubre en Nochebuena el mayor yacimiento de petróleo de la historia. El hallazgo supondrá un cambio radical para el pueblo, pero también para el país que ha de votar en el Parlamento la constitución de una empresa pública que gestione la explotación del petróleo como recurso natural del país.
La serie cuenta la historia a través de cuatro jóvenes. Son Anna, una chica nacida en una granja que se convierte en secretaria y novia de Christian, hijo único de una familia de armadores-conserveros; Tori, una adolescente de una familia religiosa que se queda embarazada, y Jonathan, el abogado de una de las empresas petrolíferas desplazadas a la zona.
Todo ocurre, además, ambientado en un país con un paisaje extraordinario.