El análisis del cromosoma Y de uno de los ejemplares de la cueva de Piloña cambia la manera de entender la historia evolutiva humana
24 sep 2020 . Actualizado a las 20:01 h.La hibridación entre los humanos modernos y los neandertales es ya una cuestión aceptada por la ciencia, nuevas pruebas descubiertas gracias a algunos de los hallazgos en la cueva asturiana de Sidrón ha corroborado ahora esa idea. El nuevo estudio, en el que han participado investigadores de la Universidad de Oviedo realizó análisis de las secuencias genéticas del cromosoma Y (cromosoma sexual masculino) extraídas de tres fósiles de neandertales, uno de ellos procecente del yacimiento asturiano, para compararlar con un antiguo antecesor de los neandertales, el hombre de Denisova. Sin embargo, las comparaciones han confirmado más similitudes entre los humanos modernos y los antiguos habitantes de la cueva de Piloña.
Según explicó la Universidad de Oviedo en el trabajo ha colaborado un equipo internacional y será publicado por la revista Science. «Hace unos 100.000 años había varias especies diferentes de humanos, incluidos los humanos modernos, los neandertales y los denisovanos», explicó Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). «El estudio del genoma confirmó que los neandertales eran el grupo humano hermano de la especie humana actual».
De forma paralela, el hallazgo de una nueva variante de ADN en los restos de la cueva de Denisova, en Siberia, desveló la existencia de un nuevo tipo humano, estrechamente relacionado evolutivamente con los neandertales, con quien compartieron su último antepasado hace unos 350.000 años.
Sin embargo, el análisis del ADN mitocondrial de los fósiles de la Sima de los Huesos de Atapuerca, de unos 400.000 años de antigüedad y antepasados directos de los neandertales, reveló algo que no cuadraba en el esquema. «El ADN mitocondrial encontrado, un pequeño cromosoma circular que se encuentra en un orgánulo de la célula denominado mitocondria, se asemeja más al de los denisovanos que al de los neandertales, a pesar de que neandertales y denisovanos compartan un antepasado que vivió mucho tiempo después de que los linajes sapiens y neandertal se separaran», indicó el investigador del CSIC.
Este modelo se ha visto confirmado por el reciente estudio del cromosoma Y, en el que el personal investigador ha analizado las secuencias genéticas de dos homínidos denisovanos y tres neandertales, uno de ellos procedente del yacimiento de El Sidrón. «Al igual que sucede con el ADN mitocondrial, el cromosoma Y revela una mayor similitud entre el hombre de neandertal y Homo Sapiens, lo que indica que ambos están muy próximos genéticamente, mientras que el cromosoma Y de los denisovanos parece tener una raíz más antigua», añadió Rosas.
Los científicos han propuesto que la mayor similitud del ADN de sapiens y neandertales, en comparación con los denisovanos, podría deberse a una hibridación entre ambos. El modelo plantea que hubo un encuentro entre ambas especies hace unos 300.000 años, cuando algunos homínidos relacionados con el linaje de Homo Sapiens trasfirieron ciertos genes a los neandertales en una fase antigua de su evolución. En otras palabras, «los neandertales más primitivos debieron portar originalmente un ADN mitocondrial similar al de los denisovanos y que posteriormente fue reemplazado a través de flujo génico desde un linaje relacionado con Homo Sapiens».
Este reemplazo de los linajes genéticos durante la evolución de los neandertales podría deberse a los efectos del azar en el seno de poblaciones pequeñas y aisladas, algo que confirma la observación de pequeñas anomalías esqueléticas con base genética, debido probablemente a la endogamia o al cruzamiento entre familiares próximos. «Es en un contexto de grupos con pocos individuos y dispersos en el territorio, en los que se suaviza mucho la selección purificadora, donde puede entenderse el proceso de sustitución del ADN mitocondrial y el cromosoma Y», añadió Rosas.
El análisis de los linajes paternos es una de las pocas incógnitas sobre los neandertales que quedaban por resolver, «en parte porque la mayoría de muestras bien conservadas eran mujeres», explicó Carles Lalueza Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva, mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra. «Con este estudio, no solo descubrimos una nueva migración de África a Europa hace unos 300.000 años, sino que podemos hacer una predicción: los cromosomas Y anteriores a esta fecha serán más parecidos a los de los denisovanos que a los de los propios neandertales», concluyó Lalueza Fox.
La colaboración de la Universidad de Oviedo se ha realizado a través del profesor Marco de la Rasilla, director de las excavaciones del yacimiento asturiano de El Sidrón. Para el profesor, «la investigación en El Sidrón sigue dando resultados relevantes que permiten conocer mejor a los grupos neandertales. No cabe duda de que el yacimiento es un referente que sitúa a Piloña y Asturias en el escenario científico y cultural nacional e internacional».
La Universidad recalcó que el análisis del ADN fósil «ha cambiado nuestra manera de entender la historia evolutiva humana. La existencia de flujos genéticos entre diferentes especies humanas, incluidas las existentes entre neandertales y humanos modernos, se ha revelado como un factor clave para el estudio del árbol evolutivo humano».