El monarca destaca el compromiso con «la igualdad y la justicia» de Asturias en la primera intervención de Leonor en la ceremonia de los premios. El rey no hace referencias a la situación de Cataluña
18 oct 2019 . Actualizado a las 20:54 h.El de la ceremonia de entrega de los premios en el Campoamor pasa por ser el más personal de los discursos del rey a lo largo del año. En el pasado, Felipe VI hizo referencia a múltiples asuntos de la actualidad nacional e internacional; sin embargo en esta ocasión, el monarca centró buena parte de su discurso en remarcar su compromiso en transmitir «confianza» a una nueva generación y en poner en valor que esta haya sido la primera ocasión en la que la princesa Leonor toma la palabra en la ceremonia, recogiendo el legado de sus discursos a lo largo de casi 40 años de galardones en Oviedo.
Destacando que la Fundación Princesa de Asturias ha reconocido en su trayectoria de los valores de personalidades y colectivos que han favorecido los «sentimientos más nobles», Don Felipe señaló que todos ellos han sido «una referencia fundamental para los más jóvenes, para las generaciones que han de sucedernos». No hubo referencias directas a la actualidad inmediata y tampoco a los sucesos de los últimos días en Cataluña. Así, dirigiéndose a su hija, la princesa, que por primera vez ha tomado la palabra en la ceremonia, el rey señaló que para con las nuevas generaciones «tenemos el deber de proporcionarles las herramientas que les ayuden a enfrentarse a los retos y dificultades de la vida. Tenemos la obligación de dejarles un mundo mejor y de ayudarles a construirlo».
Mucho del discurso del rey tuvo un sentido histórico de transmisión de la herencia de la corona. Recordando la primera vez que él, en 1981, se dirigió al público del Campoamor, el monarca dijo «en un día como el de hoy, yo estaba en el mismo lugar en el que ahora estás tú. Por eso, sé muy bien lo que sientes en este momento, porque estoy seguro de que es lo mismo que yo sentí: Responsabilidad, emoción y también nervios, muchos nervios. Pero, sobre todo, mucha, muchísima ilusión. Tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti y felices por acompañarte y ser testigos de este día, tan especial y único». Muy emocionado por un instante se le quebró la voz.
Hacia la princesa, don Felipe señaló que «esta celebración solemne es muestra de ese compromiso con los españoles que deberás renovar permanentemente con dedicación, espíritu de servicio, lealtad y responsabilidad; siempre con humildad, y consciente de tu posición institucional, haciendo de la corona día a día una referencia de servicio a nuestro país, porque eso es lo que de ella esperan nuestros ciudadanos».
Don Felipe tuvo también palabras de agradecimiento al trabajo realizado por la Fundación, durante ya cerca ya de 40 ediciones. «Asturias hace posible esa trascendencia con su amor a la cultura, con su sentido de la solidaridad y con su compromiso con la justicia, la igualdad y la libertad».
Además, el rey elogió los méritos de cada uno de los premiados en esta edición, la puesta en valor del espectador como protagonista y en el teatro de Peter Brook; el «símbolo excelso de nuestra identidad y el mejor ejemplo de cómo el amor al arte y a la cultura nos ayuda a ser mejores ciudadanos y mejores personas» del Museo del Prado. También la labor para promover el acceso «al conocimiento universal, utilizando las infinitas posibilidades que nos otorga la tecnología» del matemático Salman Khan; la «resistencia, la valentía, la tenacidad o la fortaleza» de la esquiadora Lindsey Vonn o la tenacidad y lucidez de la escritora Siri Hustvedt además de su labor para destacar el papel de las mujeres en la creación artística y literaria.
Junato a ellos, hubo un reconocimiento también para los análisis y la promoción de la inmigración del sociólogo Alejandro Portes o la alerta de los peligros del cambio climático llevada a cabo por investigadoras como la bióloga estadounidense Joanne Chory y la ecóloga argentina Sandra Myrna Díaz. El ejemplo de «resistencia en fuerza y valor, en convivencia pacífica y concordia» de la ciudad polaca de Gdansk y su relevancia en el devenir histórico del siglo XX, cerraron los reconocimientos del monarca a los galardonados.