La deriva metafísica de lo que empieza como un «thriller» de reminiscencias clásicas hace que el filme se venga abajo
22 jul 2019 . Actualizado a las 08:31 h.A los cinéfilos veteranos nos suele molestar mucho una cuestión que, en general, es baladí para los espectadores de hoy: no soportamos a los que hacen un pan cinematográfico con unas hostias caprichosas. Hablamos del todo vale, del porque sí, de la trampa mal resuelta, tan presentes en el cine contemporáneo. Serenity -que es el nombre del barco del protagonista del filme- se va a pique tan rápido como el Titanic, pero lo tenía todo para triunfar. El padre creativo de la cinta es un director y guionista con talento, responsable de películas muy originales como Locke. Los actores del reparto viven sus mejores años interpretativos. Y el escenario es de los que disfrutas, dibujado por playas y cielos, blancos y azules, hirientes de tanto brillo.
Durante la primera hora, la historia se nos muestra como un thriller de reminiscencias clásicas: Matthew McConaughey es un perdedor que se ha ido a esconder a una isla caribeña o así -rodaje en el Índico, en Isla Mauricio-, una Casablanca hiperrealista donde el veterano de Irak, borracho poco sereno, aparece obsesionado con pescar un enorme atún -como el viejo de Hemingway- pero con quien se acaba encontrando es a su ex, una Anne Hathaway teñida de rubia como lucía Rita Hayworth en La dama de Shanghai. Tras ella lega el nuevo marido -Jason Clarke-, maltratador y abusador, padrastro miserable que tortura al retoño del americano perdido. Y los tiburones aguardan, expectantes, en las aguas turquesas.
Pero, de pronto, el relato negro de intriga se ve en la obligación de coger una deriva metafísica, como si el director decidiera largarse del rodaje y les tocara el Amenábar o a Shyamalan acabar la faena. Todo se desmorona, el rompecabezas cruje en cada doblez y te entran ganas de gritar como lo hace en la película el pobre McConaughey. El delirium es tremens de verdad. Hay un hombre de negro sacado de un cuadro de Magritte que, tras la tempestad, se pone Shakespeare -«estamos hechos de la materia de los sueños», claro-, todos le recomiendan al protagonista que vaya a ver al doctor Bob -figura del argot para el dipsómano y ex alcohólico- y el bar que se llamaba The Hope -la esperanza- muda a The Rope -La soga-. En fin, intento fallido. Mal día para ir a pescar.
«SERENITY»
Reino Unido-EE.UU., 2018.
Director: Steven Knight.
Intérpretes: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jason Clarke, Djimou Honsou, Diane Lane, Jeremy Strong, David Butler, Rafael Sayegh, . Drama-thriller.
106 minutos.