El también escenógrafo era uno de «los grandes hombres de la cultura mundial»
15 jun 2019 . Actualizado a las 17:35 h.Grandioso, excesivo, melodramático, polémico, así era el director de cine y escenógrafo Franco Zeffirelli, que murió este sábado a los 96 años en Roma y que deja películas como Té con Mussolini, Romeo y Julieta y puestas en escena en los mayores teatros de ópera del mundo.
A pesar de la edad y de estar postrado en una silla de ruedas desde hace algunos años, no dejó de trabajar y el 21 de junio se iba a materializar uno de sus sueños, cultivado en los últimos diez años, el de la puesta en escena para de una nueva La Traviata que inaugurará la temporada del Festival lírico de la Arena de Verona.
Zeffirelli fue el Miguel Ángel de las artes escénicas, triunfando tanto en el cine, como en sus montajes para el teatro y la opera e incluso como creador del vestuario. Barrocos, excesivos, sorprendentes y muy solicitados en los teatros de todo el mundo.
Será enterrado en el cementerio de Porte Sante de Florencia, su ciudad natal, mientras que en Roma se abrirá una capilla ardiente para que se le pueda rendir homenaje.
Quizá Zeffirelli fue más amado fuera de su país e incluso la reina Isabel II le concedió el título de sir (caballero), pero siempre se echó en falta el Óscar al que fue nominado dos veces, como director por Romeo y Julieta y como escenógrafo para La Traviata, o uno a toda su carrera.
La noticia fue anunciada por Dario Nardella, alcalde de Florencia, ciudad natal de Zeffirelli, que lo calificó como «uno de los grandes hombres de la cultura mundial».
Zeffirelli se inició en el mundo del cine de la mano de Luchino Visconti, como ayudante de dirección en tres de sus mejores películas La terra trema (1947), Bellissima (1951) y Senso (1952).
Después como director se dedicó a cultivar su amor por la ópera y por las obras de Willian Shakespeare, dando un nuevo sentido al melodrama.
Dirigió La boheme (escenificación de la ópera de Puccini, en 1965); La fierecilla domada con Richard Burton y Elizabeth Taylor (1966); Romeo y Julieta con Michael York y Laurence Olivier (1968); Hermano Sol, hermana Luna (1971); Campeón con Jon Voight, Faye Dunaway y Nicky Schrodeer (1978); Amor sin fin con Brooke Shields (1981) y Té con Mussolini (1999), en la que relata su infancia.
Mantuvo una gran amistad con la diseñadora Coco Chanel y con la soprano María Callas a quién la dedicó la película Callas forever (2002), que cuenta los últimos años de la Divina y que confesó fue la única mujer de la que estuvo enamorado.
Fue senador de la mano del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, en 1994 y se confesaba conservador por «desesperación anticomunista».
Declarado homosexual, pero muy crítico con el movimiento gay, relató en una biografía publicada cuando tenía 83 años su gran amor con Luchino Visconti.
Nació el 12 de febrero de 1923 en Florencia y a su padre solo le conoció después de la muerte de su madre, Adelaide Garosi, que apasionada de Mozart, quiso darle al niño el nombre del aria de Idomeneo (Zeffiretti), pero el funcionario del registro civil se equivocó y escribió Zeffirelli.
Su madre murió cuando era niño y se crió entre mujeres. La niñera, que era inglesa y se llamaba Mary, le enseñó inglés y le inculcó la pasión por Shakespeare, que inspiró gran parte de su producción.
En 1959 dio el gran salto al Covent Garden de Londres, con las puestas en escena de Pagliacció y Lucia de Lammermoor.
Como director teatral realizó muchas óperas en los principales teatros líricos de Austria, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, además de los dos principales coliseos italianos, La Scala y la Opera de Roma y en la Arena de Verona.
Para la televisión realizó Jesús de Nazaret (1977), en varios episodios rodados en Marruecos y Túnez, y que contó con la aprobación de la Iglesia y el rechazo del Partido Comunista italiano; Días de destrucción (1966), y Fidelio (1970) y la Misa Solemnis (1971), de Beethoven