Desde que Lena Dunham abrió la veda con Girls (2012), una nueva oleada de creadoras ha irrumpido en la ficción televisiva dispuestas a liberar a los personajes femeninos de sus roles tradicionales a base de transgresión, talento y un humor a veces bastante oscuro.
La penúltima en sumarse a la lista ha sido la británica Phoebe Waller-Bridge. Amazon Prime Video estrenó el pasado 17 de mayo la segunda temporada de Fleabag y ya tiene muchas papeletas para situarse entre las mejores del año. Su protagonista, una antiheroína treintañera de apariencia encantadora, propietaria de un café, sepulta sus problemas a base de cinismo e irreverencia.
The Bisexual. Filmin. Akhavan (1984) se atreve con uno de los últimos tabúes sobre la sexualidad femenina en esta serie sobre una treintañera que, tras cortar con su novia de toda la vida, decide empezar a acostarse con hombres.
Broad City. Gira en torno a dos veinteañeras, judías estadounidenses, y su lucha por sobrevivir y a la vez divertirse en la Nueva York actual. A diferencia de series como Sexo en Nueva York o Girls, aquí las protagonistas saben lo que es la precariedad laboral y lo muestran con un humor descarado.
Better Things. Pamela Adlon. HBO. El humor y la honestidad son las principales herramientas de Pamela Adlon para desacralizar y refrescar los entresijos de la maternidad.
Russian Doll. Amy Poehler y Natasha Lyonne. Netflix. Comedia negra existencialista con bucles temporales en la que Nadia, una ingeniera que diseña videojuegos tendrá que ir despojándose de capas para entenderse a sí misma o descubrir por qué muere todo el rato.
Unbreakable Kimmy Schmidt, Tina Fey. Netflix. Esta sitcom creada junto a Robert Carlock, cuenta las peripecias de una joven (Ellie Kemper) que trata de adaptarse a la vida en Nueva York después de ser rescatada de una secta apocalíptica en Indiana.
«La maravillosa Mrs Maisel», Amy Sherman-Palladino. Amazon. Fue la serie revelación del 2018. Una ama de casa oprimida del Upper West Side neoyorquino de finales de los años cincuenta, descubre su talento para el humor y se convierte en monologuista, un terreno hasta entonces vetado para las mujeres.