La vida dramática de Natalio Grueso

Juan M. Arribas

CULTURA

Natalio Grueso
Natalio Grueso

15 mar 2019 . Actualizado a las 13:43 h.

La vida está llena de conexiones, conscientes o inconscientes. ¿Probamos? El gran cineasta Carlos Saura vuelve estos días al teatro tras un silencio de seis años y lo hace acompañado de Natalio Grueso, el exdirector del Niemeyer, del actor Imanol Arias y de los ecos de Gabriel García Márquez. ¿Buscamos nexos? Resulta que Natalio Grueso, también novelista, es el adaptador dramático de El coronel no tiene quien le escriba, la extraordinaria novela del Nobel colombiano. Arias interpretará al anciano coronel que vive junto con su mujer en la esperanza de que le llegue una carta comunicándole que le conceden la prometida pensión por sus servicios en la Guerra de los Mil Días. Grueso debutó al frente del Niemeyer en 2011 con una exposición de Carlos Saura llamada «Luz», que fue exhibida en el complejo avilesino durante seis meses, con 40.000 visitantes y un coste de 450.000 euros. El propio Saura percibió 90.000 euros por la muestra, aunque su hijo, el productor Carlos Saura Medrano, afirmó que los costes estaban muy por debajo del mercado. Natalio Grueso, tras trabajar en el Niemeyer fue fichado por Ana Botella al frente de la programación de Artes Escénicas de Madrid. Allí llevó a escena dos obras de Mario Vargas Llosa, el Nobel peruano, antiguo amigo de García Márquez, y cuya amistad quedó quebrada, puñetazo mediante, en 1976. A García Márquez lo pudimos admirar en Asturias por última vez en 1997, acompañando a Álvaro Mutis, premio Príncipe de Asturias de las Letras, el padre de Maqroll. En aquel momento Natalio Grueso trabajaba en la Fundación Príncipe y con la Fundación mediante labró amistad con Woody Allen, cuya carrera profesional está en solfa por las presuntas acusaciones de abusos de su hija. A partir del 18 de marzo, Grueso se someterá a un juicio acusado de cometer irregularidades relacionadas con facturas falsas o manipuladas y por el que afronta una petición de pena de once años de prisión. Por cierto que Imanol Arias pagó hace ya unos meses cerca de 5 millones de euros que debía a Hacienda para evitar así ingresar en prisión. Como vemos las conexiones, conscientes o inconscientes, valen una vida, dramática o no.