El guitarrista de los Rolling Stones asegura, a los 75 años, que está tratando de cambiar de estilo de vida
14 feb 2019 . Actualizado a las 20:07 h.Tiene 75 años y siempre ha vivido rodeado de excesos. Él mismo califica de «infame» su estilo de vida. Ahora, Keith Richards, ha decidido tomárselo con más calma.
Primero dejó el alcohol (aunque no del todo) y ahora es el turno del tabaco. El músico inglés ha revelado a la revista MOJO lo duro que le está resultando. «Lo he intentado. Hasta ahora, sin éxito. Lou Reed afirmó que la nicotina era más difícil de abandonar que la heroína, y así es. Dejar la heroína es como el infierno, pero es un infierno corto. Los cigarrillos siempre están ahí. Solo los cojo y los enciendo sin pensar. Pero últimamente me las arreglé para reducirlos a una cantidad sustancial todos los días, y todavía estoy trabajando en ello porque me he dado cuenta de que no los necesito. Me he dado cuenta de que es un hábito inútil. Pero oye, cuando tienes 75 años, los hábitos están bastante arraigados», asegura Richards.
Hace unos meses, el miembro de los Rolling Stones, confesó a la revista que lleva el mismo nombre que su grupo, que había dejado-casi- de beber: «Me harté de ello».
Richards, de 75 años, y que durante décadas decía que sus bebidas favoritas eran el whisky y el vodka, dijo que todavía bebe una copa de vino y una cerveza ocasionalmente. «Es hora de abandonar. Igual que todas las otras cosas», dijo a la revista, en referencia a su adicción en el pasado a la cocaína, la heroína y otras drogas duras.
Richards contó que dejó las drogas tras ser detenido en 1977 en Canadá por posesión de heroína, en uno de los episodios más turbulentos de la historia de la banda británica. Su compañero de banda Ron Wood, que combatió el alcoholismo durante años, dijo que es más fácil trabajar con Richards desde que dejó de beber. «(Está) Mucho más gentil. Está abierto a más ideas», dijo Wood.
«Pienso que el Keith que solíamos conocer y amar llegó a ese punto en el que si tomaba uno más, se hubiera pasado de la raya y se hubiera vuelto desagradable. El punto se volvió más y más corto, ya sabes, y él se dio cuenta», agregó Wood.