La revisión de sus canciones en modo sinfónico será el último proyecto de su carrera. Sirve para valorar a un artista gigante que va mucho más allá de una fiesta hortera
08 dic 2018 . Actualizado a las 09:39 h.Ahí lo ven, como una figura del museo de cera, intentando tersar la piel que otrora carecía de surcos hasta lo grotesco. Es el Camilo Sesto de los últimos tiempos, una superestrella de la canción que dejó aparcada su carrera creativa con el tema Mola mazo en el 2004 y la recreativa con Todo de mí, del 2010. Hubo alguna actuación esporádica y el recopilatorio Camilo70. Pero, desde entonces, generalmente ha sido noticia por temas de su vida personal, como el atraco que sufrió en su casa en el 2013 o los rumores sobre su estado de salud. Estos todavía colean.
Ahora está vigente, además, por la edición de Camilo Sinfónico donde con la orquesta sinfónica de RTVE se revisan sus éxitos en formato grandioso. Eso sí, el artista no canta de nuevo. Su voz se extrae de las cintas originales para dotarlas de ese nuevo ropaje. También algunos de sus devotos como Marta Sánchez, Pastora Soler o Ruth Lorenzo se atreven a ponerse al servicio de canciones inmortales como Perdóname, Quererte a ti o Amor... amar, respectivamente. En el documental que incluye el disco se dice que seguramente sea este el último proyecto del artista. Y todo apunta a que no se trata de una boutade promocional. Todo lo contrario. Nos encontramos ante el punto final. «Es terminar con un broche de oro, con fuegos artificiales, como buen valenciano que soy», dice él.
El nuevo tratamiento orquestal sirve para redimensionar sus canciones más conocidas. En algunos casos, como el de Perdóname o El amor de mi vida, con resultados soberbios. Se imprime una emoción nueva a esas melodías que crecen con la sensación crepuscular de fin de ciclo. El tramo último de la segunda, con los coros grandiosos llevando el tema a un nivel estratosférico, es de los que ponen la piel de gallina.
Sin embargo, en otras piezas como Vivir así es morir de amor o Getsemani resulta inevitable que el oído se pierda buscando el nervio roquero de las originales. En el caso de las voces invitadas, Mónica Naranjo directamente se apropia del Vivir así es morir de amor que se añade como bonus track.
Una vida musical
Más allá de la grabación en sí, Camilo Sinfónico adquiere una importancia singular por el documental que incluye. Dirigido por Óscar García Blesa, se trata de una excelente visión de la trayectoria del cantante. Especialmente recomendada para quienes solo lo conciben desde la óptica de lo friqui y la canción petarda que suena por la noche tras una cena de empresa. Sí, porque lo que se pone de manifiesto ahí es la historia de uno de los artistas musicales más importantes que haya alumbrado este país.
Todo el mundo conoce las increíbles prestaciones vocales de Camilo Sesto. Menos ya valoran su faceta de compositor. Y casi nadie tiene en cuenta la excelsa producción de sus discos, obra suya. Para ello personas como Teddy Bautista, Miguel Ángel Arenas Capi, Sergio Dalma o Guille Milkyway se dedican a comentar y ensalzar la obra de un músico que empezó adorando a The Beatles y terminó con empresas suicidas como la ópera rock Jesucristo Superstar. O firmando algunas de las canciones más célebres de la música española.
Ante ellas, no hay más que devoción. Un botón de muestra. Así habla Guille Milkyway de Vivir así es morir de amor: «Es la canción pop total. Desgarradora, épica, melódicamente insuperable y llena de elementos inolvidables. Es universal». Respecto a su importancia posterior, Teddy Bautista sentencia: «Si hoy en día existen cantantes como Ricky Martin o baladistas como Cristian Castro es porque Camilo creó esa línea». El suceder de testimonios, mezclados con los del propio cantante y su historia, supone toda una puesta en valor.
Ahora desde esa posición fantasmagórica y huidiza con la que juega el documental -inicialmente solo se enfocan sus manos, luego su cara borrosa para, más tarde, darle nitidez- Camilo mira atrás. Invita, a quien lo desee, a acompañarlo en la mirada de quien ha sido una superestrella. Visto lo visto, lo va a ser hasta el final. Como Sara Montiel, Michael Jackson o David Bowie. Sí, hasta el último día.