La actriz que dará vida a Elisa en la película de Isabel Coixet está en racha, aún no ha cumplido los 30 y ya ha ganado dos goyas. Ahora presenta «Animales sin collar» y «Quién te cantará», dos historiones que pueden darle otro gran premio
05 feb 2019 . Actualizado a las 16:46 h.La pillamos en plena mudanza, con cajas de por medio y un poco cansada, pero aparca los agobios y el descoloque mental que supone siempre un traslado de casa y rápidamente brilla natural, espontánea y fresca. Con Natalia de Molina (Linares, 1990) aprendimos a Vivir con los ojos cerrados y nos encogió el corazón con Techo y comida, películas que le valieron dos goyas sin haber cumplido los 30. «Los premios hacen que me sienta orgullosa de mi trayectoria y me indican que algo estoy haciendo bien, pero cuando empiezo un nuevo rodaje, no existen. Solo estás tú y el personaje». La de Linares está en racha. Ahora estrena Animales sin collar y Quién te cantará y en el 2019 la veremos en Elisa y Marcela, la nueva película de Isabel Coixet. «Me están pasando cosas muy fuertes y alucinantes. Estoy en momento muy dulce». Pero Natalia quiere más y tiene muy claro su objetivo: «Quiero ser mejor actriz. No puedo pensar que ya está todo hecho. Me queda mucho por aprender».
-Acabas de estrenar «Animales sin collar» en la que interpretas a Nora, una mujer que vive a la sombra de su marido, sin cuestionarse su propia felicidad. Otro personaje protagonista de los que te revuelven en la butaca y con el que muchas mujeres se pueden sentir identificadas.
-Preparando este personaje he descubierto que hay muchas más Nora de las que nos pensamos, que viven solo por y para sus maridos, mujeres floreros, que se dejan llevar, pasando completamente desapercibidas, sin levantar nunca la voz y siempre bajo la presión de tener que gustar a los demás. Desde que somos niñas se nos educa para esto, somos las cuidadoras, las sensibles, las que renuncian a los ascensos en el trabajo por la familia, las que van siempre un paso por detrás y con buena cara. Hay tantos micromachismos en el día a día y lo peor es que están totalmente asumidos por la sociedad. Ellas se levantan nada más comer para recoger la mesa, mientras que ellos siguen charlando tranquilamente. Menos mal que muchas mujeres están tomando conciencia y poco a poco vamos cambiando las cosas.
-En la película, Nora toma conciencia de su propia realidad a partir de que descubre un secreto que le cambia la vida. Pero hay muchas mujeres que no se atreven o por miedo o porque no saben por dónde empezar.
-Nora piensa que es feliz, pero en el fondo no lo es, mantiene una relación tóxica, pero al final tira adelante y decide cambiar. Este año la celebración del 8 de marzo, el día internacional de la mujer, ha impulsado mucho ese cambio a nivel social. Ese día, las chicas alzamos la voz para que hombres y mujeres estemos al mismo nivel, sin desigualdades ni machismos.
-¿En algún momento tú has tomado conciencia de que debías dejar algo que no era bueno para ti?
-Desde pequeña, mi madre nos ha educado a mis hermanas y a mí inculcándonos que hiciéramos lo que deseáramos, pero siempre con los pies en el suelo y siempre he sido muy consciente de ello. Creo que de todo se aprende, pero a veces la enseñanza la descubres después. Cuando una está más floja de autoestima o pasa por un momento de vulnerabilidad y te metes en una relación que no te aporta, hay que atreverse a dar un paso al frente y tirar adelante. Las mujeres debemos querernos, respetarnos y aprender a descodificar todos esos mensajes machistas con los que vivimos a diario y educar a los niños en la igualdad desde que son pequeños.
-¿Te sientes cómoda interpretando la vida de mujeres como Nora, que luchan por recuperar las riendas de su vida? ¿O por sobrevivir como la Rocío de «Techo y comida», papel por el que ganaste el segundo goya?
-Cuando empiezo un nuevo rodaje nunca me siento cómoda con el personaje, aunque me entusiasme como en ambos casos, porque salen a la luz todos mis miedos e inseguridades acerca de si seré capaz o no de abordar ese nuevo desafío. Ya después, lo voy afrontando. Me siento muy orgullosa de la carrera que llevo, porque estos personajes me hacen crecer mucho a nivel personal y profesional.
-¿Cada vez que comienzas un nuevo trabajo, el contador se pone a cero? ¿No te sirve la experiencia y el hecho de haber ganado dos premios Goya con menos de 30 años como prueba de tu profesionalidad?
-Sí. Es como volver a empezar. Tengo vértigo, se me agarra el estómago, porque no sé si seré capaz de hacerlo creíble. Siento tanta responsabilidad por dar vida a otra persona y tengo un compromiso tan grande con este oficio que al principio me siento muy pequeña. Los premios hacen que me sienta orgullosa de mi trayectoria y me indican que algo estoy haciendo bien, pero cuando empiezo con un nuevo personaje, no existen, no están. Solo estás tú y el personaje.
-¿Y cuándo se pasa esa sensación?
-Cuando termina el rodaje, llego a casa y digo, ya está hecho, se acabó.
-¿Cuánto de ti encontramos en Nora?
-Tiene mi cara, mi voz y mi cuerpo, pero yo no soy Nora. Es un piropo muy grande que me digan que el personaje soy yo, porque he sido capaz de adentrarme en sus emociones y en su personalidad, pero no tengo nada que ver con ella. Reconozco que soy bastante obsesiva en la construcción del personaje, le voy dando forma desde detalles que no son míos. Y en cuanto noto que me salen cosas de mí, lo desecho automáticamente. En cuanto dicen acción, Natalia desaparece y entra Nora.
-¿Cómo es la auténtica Natalia?
-Soy muy tímida y bastante introvertida, soy un poco pa’dentro. De hecho, en el instituto me apunté a clases de teatro para superar esa tremenda timidez. Y fíjate, descubrí que cuando me subía al escenario, aunque suponía un reto enorme para mí, me sentía genial y me gustaba muchísimo.
-¿Siempre quisiste ser actriz o descubriste la vocación con el tiempo?
-Yo es que toda la vida he querido ser artista. Cuando de niña me preguntaban qué quería ser de mayor, respondía al instante: actriz, cantante y bailarina. Recuerdo que de chica me pasaba el día encerrada en mi cuarto imitando a Whitney Houston y a Madonna. Mi hermana Celia, que me saca siete años, fue la que rompió el hielo en casa. Ella también es actriz. Cuando dije en casa: «Mamá, quiero ser artista», todos se sorprendieron. «¿Cómo vas a ser tú actriz, con lo tímida que eres?», me dijeron. Pero cuanto más miedo me da algo, más me lanzo a por ello, será porque supone ponerme a prueba.
-Hablemos ahora de «Quién te cantará», la nueva película de Carlos Vermut donde interpretas a Marta, una joven que mantiene una relación muy conflictiva con su madre, Violeta, una estrella de la música que prepara su vuelta a los escenarios. ¿Qué te ha enseñado este personaje?
-¡Uf! Es el personaje más oscuro y violento que he hecho hasta ahora y ha supuesto un desafío. Madre e hija mantienen una relación muy tóxica cargada de reproches, de incomunicación y de carencias emocionales. Con Marta he aprendido lo importante que es comunicarse, empatizar con el otro, lo fundamental que es expresar los afectos, quererse y respetarse, porque los silencios y la falta de amor solo traen dolor.
-¿Qué papel desempeña tu madre en tu vida?
-Mi madre lo es todo para mí. Es el amor de mi vida. Se lo consulto y se lo envío todo a ella antes que a nadie. Es mi cómplice, mi consejera, mi aliada. Siempre me ha animado con la interpretación y cuando no me cogían en los primeros castings y regresaba a casa con un no bajo el brazo, me animaba y me decía: «Ya saldrá otro. Sigue». Somos cuatro hermanas y siempre ha luchado por nosotras y por apoyarnos en todo lo que hemos hecho.
-Y el próximo año, se estrenará la esperada «Elisa y Marcela», la nueva película de Isabel Coixet. La cinta narra la historia de amor de estas dos gallegas que lograron casarse en 1900, tras hacerse pasar una de ellas, Elisa, por un hombre para así poder formalizar su relación.
-Es una historia apasionante y maravillosa. Yo interpreto a Elisa, la que se hizo pasar por un hombre, Mario, rapándose el pelo y vistiendo pantalones, para poder vivir con el amor de su vida. Cuando rodamos se respiraba el amor de esas dos mujeres valientes. Fue precioso y espero que esta historia le encante al público.
-Ellas apuestan por su relación por encima de convencionalismos sociales y tiran adelante, enfrentándose a todo. ¿Todo por amor y solo por amor?
-En esta historia, ellas lo hacen todo por amor, por el amor que sienten la una por la otra. Y es que el amor es fundamental y esencial para sentirnos vivos y plenos. La felicidad depende del amor de pareja, pero también del amor a la familia, los amigos, el amor al trabajo, a la vida. La vida es más rica si la vives desde el amor.
-¿Cómo vives el amor?
-Yo estoy enamorada de mi oficio, lo amo. Para las emociones, soy muy sensible, quizá en exceso, porque todo me afecta mucho. Procuro no ver los telediarios, porque siempre termino llorando.
-Además has sido nombrada académica de los Oscar junto con otros actores españoles, como Javier Gutiérrez. Un reconocimiento internacional que te permitirá votar en la próxima fiesta del cine americano. ¿Ya te lo crees o todavía lo estás asimilando?
-Fíjate, cuando recibí la noticia, pensé que era una broma. Me ha costado creérmelo, porque es algo que jamás se me ha pasado por la cabeza. Ahora, estoy encantada y me siento súper orgullosa de esta oportunidad. Me están sucediendo cosas alucinantes y muy fuertes.
-¿Estás en tu mejor momento?
-No sé si es el mejor, pero estoy en momento muy dulce y muy bonito. Estoy muy contenta y me siento muy agradecida, porque estoy viviendo experiencias increíbles que algunas las había incluso soñado y se están haciendo realidad.
-Con menos de 30 años y ya has ganado dos goyas. Te has puesto el listón muy alto a ti misma. ¿Eso impone?
-Eso hace que me exija más a mí misma en cada trabajo y que me dé miedo equivocarme. Mi objetivo no ha cambiado: quiero seguir creciendo y ser mejor actriz. No puedo pensar que ya está todo hecho. Siempre se puede mejorar y me queda mucho por aprender.
-¿Qué anhelas ahora?
-Soy muy soñadora. La verdad es que no paro de soñar, porque es lo que me hace seguir adelante, crecer y progresar. Pero los sueños no se desvelan, porque si se cuentan, dicen que no se cumplen. Los suelo contar después. Pero en mi lista de los deseos hay muchos y de todo tipo.
-¿Entre tus aspiraciones se encuentra dar el salto a Hollywood?
-No es mi objetivo, pero si surge la oportunidad, claro que me voy de cabeza. Me tira más hacer cine en Europa y Sudamérica, porque hay mucho talento y me atraen bastante sus historias. Precisamente, me he estrenado este año en el cine de terror con No dormirás, una película que rodé junto con Belén Rueda en Argentina.
-Has hecho comedia, drama social, época, terror. ¿Te atreves con todo?
-Bueno, me gustan los retos y ponerme a prueba constantemente. Me interesa ser capaz de demostrar mi versatilidad. También es cierto que al principio, se me agarra el nervio en el estómago y tengo la sensación de que no voy a ser capaz de llevarlo a cabo, pero después estos son los trabajos con los que más aprendo y más me enriquecen. Ahora me apetece hacer una de acción, en la que me pase el día corriendo y pegando tiros.
-¿Qué es lo que hace que te tires de cabeza en un proyecto?
-Sobre todo, me decanto por una buena historia, un guion de esos que te atrapan desde las primeras escenas. Luego, todo suma a la hora de elegir proyectos. Si hay un buen guion, el equipo de actores es estupendo, o se rueda fuera como en Argentina, no me puedo resistir.
-Pareces muy disfrutona. ¿Lo eres?
-Sí, mucho. Soy muy vital, muy de vivir la vida y disfrutar plenamente.
-En tus días de descanso, ¿te encanta?
-Confieso que soy muy vaga. Me encanta estar tirada en el sofá viendo pelis y series; además, me gusta mucho comer y disfrutar de mi gente, a la que veo poco.