Terrorífica casa de muñecas

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

Desde la primera secuencia, casi escheriana, «Hereditary» nos atrapa en una atmósfera densa, repleta de imágenes de pesadilla pero desprovista de cualquier truco de susto fácil

24 jun 2018 . Actualizado a las 08:59 h.

El prólogo de Hereditary tiene mucho de hipnótico: desde una ventana vemos la típica casita sobre el árbol, tan habitual de la cultura americana; a continuación, la cámara retrocede y describe una panorámica sobre la habitación en la que está asentada una gran casa de muñecas a la que nos aproximamos con un trávelin que se detiene ante una puerta por la que entra el patriarca silencioso y severo de nuestra historia, interpretado por el siempre huraño Gabriel Byrne. Desde esa primera secuencia, casi escheriana, Hereditary nos atrapa en una atmósfera densa, repleta de imágenes de pesadilla pero desprovista de cualquier truco de susto fácil. Y pronto comprendemos que esta es la mejor película de terror que hemos visto en años, quizá en décadas, mejor aún que otras sorpresas como La bruja o Déjame salir, filmes que son excepción a la regla en el cine de género actual.

La abuela se acaba de morir, dejando un cadáver muy vivo y expresivo, y la familia -la familia, nido oscuro y sórdido, de nuevo en una película de terror americana- se queda a vivir en la casa aislada en la que creció Toni Collette, constructora de maquetas que quieren ser algo más que casitas de muñecas. Papá es un silencioso lector omnipresente y los niños -enorme acierto de casting- son el reconcentrado adolescente dipsómano Alex Wolff y la torturada niña fea con cara de pájaro adicta a las chocolatinas Milly Shapiro, que será víctima de un retorcido accidente de tráfico. Ante la desgracia, la escasamente comunicativa familia entra en crisis y mamá bucea en el pasado de la abuelita y en su propia historia sentimental. Ahí aparece una médium inquietante interpretada por la siempre excelente veterana Ann Dowd, la contradictoria tía Lydia de la serie El cuento de la doncella.

Hereditary recuerda a algunas películas de la Hammer de los setenta y juega con las claves del subgénero de posesión, brujería y satanismo, pero manejándolas con una originalidad única, asombrosa si tenemos en cuenta que se trata de la ópera prima de un joven realizador de cortometrajes. La solidez de la historia está acompañada además, como dijimos, de una iconografía del terror onírica y de verdad inolvidable.

«HEREDITARY»

EE.UU., 2018.

Director: Ari Aster.

Intérpretes: Toni Collette, Alex Wolff, Gabriel Byrne, Milly Shapiro, Ann Dowd, Mallory Bechtel.

Terror.

126 minutos.