El cantautor asturiano celebró tres conciertos el pasado fin de semana en La Salvaje de Oviedo
18 abr 2018 . Actualizado a las 12:14 h.Pablo Moro pronto se encerrará en el estudio para grabar un nuevo disco que estará en la calle para finales de este año, lo espero impaciente. Pero antes de enfrascarse en su nuevo proyecto decidió enfrentarse ante «el más difícil todavía»: tres conciertos en un fin de semana. PM tocó en La Salvaje el viernes 13 por la noche (21:30) y el domingo 15 por partida doble, en sesión vermú (13:00) y al ocaso (20:00).
En todas las actuaciones se enfrentó al respetable armado con su guitarra. El lugar elegido para tan grata empresa fue «el refugio» de La Salvaje, uno de los lugares de referencia para la música en directo en Oviedo. Tocaba en casa. El aforo era límitado, y cada concierto colgó el cartel de «no hay billetes». En formato acústico se defiende como nadie, y dejó constancia de ello. Los ahí reunidos pudieron disfrutar del mejor Moro, disfrutando además de varias colaboraciones y sorpresas. Consiguió dar el mismo concierto, pero cada uno fue diferente. La magia de Pablo Moro.
Acudí al último de ellos, el domingo a las 20:00, pensando que arrastraría el cansancio y achaques de los anteriores, pero me equívoqué. Fue un día eterno con sabor a verano. A Pablo se le veía disfrutar en el escenario, su voz estaba templada y perfecta, cada día que pasa suena mejor. Su carrera musical está totalmente consolidada, pero sigue transmitiendo un entusiasmo y unas ganas contagiosas cuando arranca a cantar. Sus letras son poemas líricos acompañados de música, consiguen hacernos sentir y que, alguna que otra vez, se nos escape la lágrima. Sólo él sabe en quién piensa cuando canta, y sólo cada uno de nosotros sabemos quién se nos viene a la mente cuando le escuchamos.
Pudimos presenciar el estreno de algunas canciones que formarán parte del repertorio de su nuevo disco, no sin sobresaltos: cuando estaba interpretando «Media vida» una cuerda de su guitarra se rompió. Supo salir del paso con el buen hacer que da la experiencia, reponerse y encandilar al público. También le acompañaron en un tema «Bicho» y Alberto de «Alberto&García», y los tres juntos hicieron que todo fuese mejor.
De camino a casa, mientras atravesaba el Parque San Francisco, sonaban en mi cabeza una y otra vez las canciones escuchadas. Me acordaba de la primera vez que escuché algo de Pablo, en un vestuario del Centro Asturiano. Ya ha pasado mucho tiempo de esto, todo ha cambiado y todos hemos cambiado: pero su música sigue.