«2001»: el misterio sigue vivo

miguel anxo fernández

CULTURA

Hace hoy cincuenta años, Stanley Kubrick estrenó el filme que transformó la ciencia ficción y que no ha sido superado en cuanto a anticipación y rigor científico

02 abr 2018 . Actualizado a las 08:10 h.

Ningún icono cinematográfico continúa provocando tantas reflexiones como el monolito negro de 2001: Una odisea en el espacio, el magistral filme de Stanley Kubrick cuyo preestreno oficial se produjo en Washington, el 2 de abril de 1968. Desde su aparición entre los simios de la secuencia inicial hasta que asoma en el cráter lunar Tycho, su misterio sigue vivo, aunque según reconoció el propio director a Jerome Agel (The Making of Kubrick’s 2001, 1970), la más simple y certera haya sido la de Margaret Stackhouse, quinceañera del instituto de North Planfield (New Jersey), que le fue enviada a las pocas semanas: «Fuente de conocimiento infinito e inteligencia».

Fascinado desde niño con las lecturas de Amazing Stories y otras revistas similares, desde sus orígenes como cineasta Kubrick se propuso realizar un filme cuya verosimilitud sacara al género de las simplezas de marcianos y platillos volantes con producción serie B, sobre todo en los años cincuenta.

Arthur C. Clarke

Tiempo después, en 1964, ya lector voraz de ficción y no ficción con rigor científico, contactó con su admirado Arthur C. Clarke para proponerle una película sobre una premisa insólita: escribir previamente una novela a cuatro manos, mientras revisaba las películas de ciencia-ficción estrenadas hasta entonces. Quiere asegurarse de que realizará algo nunca visto. A finales de ese año, convence a MGM y a Cinerama para aportar los seis millones de dólares necesarios. El diseño de producción especulará sobre el modo de vida en el 2001, contando con el asesoramiento de expertos en todos los órdenes. Se rodará en super anavisión de 70 mm.

El 29 de diciembre dará el primer golpe de claqueta en los estudios londinenses de Shepperton, que décadas después serán copropiedad de Ridley Scott, en donde además rodó la mítica Blade Runner, admirada por Kubrick. Previamente, durante casi doce meses, se construyeron los decorados y maquetas en los estudios MGM en la también londinense Borehamwood, adonde se traslada el rodaje en pocos días.

Así las cosas, un año después, entre enero y febrero, Alex North compuso la banda sonora que Kubrick acabó descartando para regresar a los temas clásicos utilizados mientras rodaba, en especial Así habló Zaratustra de Richard Strauss para la secuencia de apertura con la Tierra, la Luna y el Sol alineados sobre fondo negro, enlazando con el vals de Strauss El Danubio azul mientras la Estación Espacial 5 gira en el espacio, con la nave Orion a punto de posarse en ella.

Mientras, el coste subió a diez millones y medio (según el portal imdb.com, ya supera los 190 millones de dólares de recaudación desde entonces).

La película solo se llevaría el Óscar a los efectos especiales (que no digitales). En cuanto a la trama, podría simplificarse en el duelo mantenido entre el siniestro ordenador HAL 9000 (con voz de Douglas Rain) y el comandante de la misión, Dave Bowman (Keir Dullea).

Curiosamente, apenas un año y unos meses después de su estreno, Neil Armstrong y Edwin Aldrin caminaban sobre la Luna, el 20 de julio de 1969. Las estaciones espaciales ya son una realidad, los viajes comerciales todavía no, pero están al caer…