«Black Panther», qué buen rollo en Wakanda

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Hay quien se aventura a calificarlo como el mejor Marvel hasta la fecha, pero, en fin, el entusiasmo no tiene límites

16 mar 2018 . Actualizado a las 07:20 h.

Ojo al dato: costó 200 millones de dólares y se acerca a los mil en la taquilla global. Un pastón en apenas un mes. ¿La clave? Hummm, la respuesta es compleja, aunque podamos especular, evitando caer en la laudatio, que tampoco es nada de otra galaxia. Veamos algunas claves: quizá esta Wakanda rica y africana se salga de la imaginería habitual de los superhéroes Marvel; puede que atraiga parte de su discurso, vinculado al racismo y al feminismo; también unas pizcas de política con bases sólidas, mirando de reojo a Trump; incluso su cuidado diseño de producción, combinando hábilmente exotismo colorista en una curiosa atmósfera africana a lo new age, sin por eso ser la octava maravilla; y, por último, no haber forzado la máquina de las virguerías visuales más allá de lo razonable. Hay quien se aventura a calificarlo como el mejor Marvel hasta la fecha, pero, en fin, el entusiasmo no tiene límites...

No estaría de más anotar que la última hondanada -parafraseando a Manquiña- marveliana de vengadores, capitanes Américas y lo que les cuelga, es posible que haya encendido las luces de alarma al reincidir sobre lo mismo, supeditando casi todo al departamento de los efectos digitales y laminando los asuntos a nivel de abecedario... intelectual. ¡Váyase a saber! En todo caso, la mano de Disney es muy alargada y la sutil trivialización de las tramas Marvel responde claramente al mantra de la casa, el de satisfacer a todos los públicos sin provocar ampollas y lavando más limpio que Colón...

A Black Panther ya lo pudimos ver en Capitán América: Civil War (2015). Originario de la riquísima nación africana de Wakanda, regresa allí para ser coronado como rey T'Challa..., si un peligroso enemigo se lo permite. Sin duda la comunidad afroamericana se sentirá muy halagada de tener a un congénere subido a un podio hasta ahora de claro dominio wasp -blanco, anglosajón y protestante-, pero eso no quita que se le reclame al director Ryan Coogler -autor de las respetables Fruitvale Station (2013) y Creed (2015)- una mayor mesura en el metraje y algo más de calado en su propuesta temática.