Estrena nuevo disco, «Que corra el aire», que define como «una historia de la música popular sin pretensiones», al tiempo que acaba de sacar en Francia otro trabajo en el que homenajea a la malograda Dalida. Luz puede con todo
09 mar 2018 . Actualizado a las 08:26 h.La voz de Luz Casal es capaz de transformar la Macarena en algo tan emocionante que arranque lágrimas al oyente. Afortunadamente, su gusto musical va parejo a su personalísimo timbre, y su ojo a la hora de escoger compañeros de viaje para sus discos cierra el círculo y permite que disfrutemos de maravillas como Que corra el aire, su último trabajo editado en España -en Francia acaba de sacar un tributo a Dalida que esperamos ver por aquí también-, que presenta el día 24 en el Palacio de la Ópera de A Coruña. Por cierto, las entradas están agotadas. Analizamos con la artista los temas de su nuevo disco.
-Cuando me he puesto a escuchar la primera canción de «Que corra el aire» no me imaginé al público respetuosamente sentado en las butacas del Palacio de la Ópera...
-He visto a Counting Crows y Spin Doctors en un festival en Long Island y no te podías levantar del asiento porque venían los de seguridad a sentarte. Pero no importa tanto el lugar. Hace unos días estuvimos en un teatro enorme en Bélgica y en cuanto empezamos a meterle caña a la gente se pusieron como cabras.
-En el disco hay de todo. Se abre a guitarrazos, después hay un tema que suena a folk americano, muestras de pop preciosista... Hasta canción portuguesa.
-Es cierto, es como si hubiéramos hecho una historia de la música popular, pero sin grandes pretensiones. Cuando estábamos grabando el disco no paraban de acudir a nuestra cabeza referencias de lo más dispar. Pero no fue algo premeditado, yo no trabajo así. Sobre todo porque basta que lo intente para que me salga todo lo contrario. Voy con la lección aprendida, con las canciones lo más desarrolladas posibles. Pero si hay que alterar el ritmo de una canción, se altera. Hay que dejar que las cosas fluyan, que aparezca el talento. No puedes ser rígida en tus pretensiones, tienes que estar abierta a lo que te encuentres. ¿Con qué nos vamos a emocionar hoy?
-Y para eso ha escogido a un productor indie...
-Espera, espera, eso de indie ¿qué es? ¿No pertenecer a una multinacional? ¿Ir por tu cuenta sin depender de nadie? ¿Cómo lo definimos? Porque yo soy indie desde el primer disco. Desde el año 1981 he grabado toda mi vida lo que he querido, como he querido y con quien he querido. Esto sí que es indie, ¿no?
-Así visto, tiene razón. Pero cuénteme, ¿por qué escogió como productor a Ricky Falkner?
-Sencillamente porque escuché una canción y me dije que el que estaba detrás de ese sonido, el que había manoseado eso, era un tipo con ideas. Se lo dije tal cual: «Tío, quiero trabajar contigo porque me ha pasado esto, he escuchado este tema y me ha parecido increíble. Pero ni me preguntes si conozco otros trabajos tuyos, porque seguro que no». Luego te das cuenta de que sí que conoces otros trabajos suyos, pero mi pálpito surgió con tan solo una canción.
-¿Escoge a los productores de sus discos así, por pálpitos?
-Desde siempre. Me funciona, aunque a veces me haya llevado unos castañazos monumentales. Son apuestas, y cuando salen bien es increíble, como en esta ocasión, que tengo la sensación de que es el mejor disco que ha grabado en toda mi vida.
-Esa es un afirmación un tanto arriesgada...
-No sé si tendrá canciones que resulten a la larga tan importantes como algunas de las que tengo en mi repertorio. Pero en su conjunto, por el buen ambiente, por el talento de cada uno de los músicos, el del mezclador, el bajo de Ricky... Creo que me ha salido muy bien la apuesta, esta vez.
-Ha contado con un plantel envidiable, muy bien escogido: Diego García, Jairo Zavala, El Twanguero...
-Pues aparte del talento que tienen, son unas personas maravillosas, increíblemente generosas. Cuando decía que la toma estaba perfecta, insistían en repetirla una y otra vez. Ese fue el ambiente general, exprimieron su talento pensando que estaban haciendo algo muy importante.
-Es que estaban grabando con Luz Casal, algo que para usted será normal, pero entenderá que pueda entusiasmar a más de un músico...
-Yo es que soy muy pudorosa, no puedo imaginarme que represento lo que sea que pueda representar para algún colega mío... No sé, es que no lo veo, de verdad. Pero lo que sí percibí es que todos y cada uno de ellos querían hacer este trabajo, fue comodísimo. ¿Sabes cuando tienes hambre y te dan de comer muy bien, pero además hace un día fantástico y estás con una compañía estupenda? Pues esa fue la sensación que tuve mientras grabábamos el disco.
-Hay un tema, «La única verdad», que parte de una idea del músico vigués Eladio Santos.
-Calla, que ni siquiera le puse la canción definitiva, lo que está muy mal por mi parte. Le fui pasando cosas en el proceso, el estribillo que metíamos, algún cambio de letra... Pero no le di a escuchar la canción entera. ¡Espero que le guste! Ves, ahí tienes a otro tío con un talento enorme. Le conocía por sus discos con Los Seres Queridos, y le invité al Festival de la Luz, a la primera edición, si no me equivoco. Y allí comprobé que es alguien muy especial en el trato. Ya entonces pensé que terminaría coincidiendo con él otra vez, trabajando juntos.
-También le dedica una canción a la memoria de su padre, y no es la primera.
-No. Pero Entre mis recuerdos fue un grito de dolor callado, la pena expresada de manera contenida, pero llena de dolor tras la pérdida inesperada de mi padre. Ahí había lágrimas. Pero en este caso es un homenaje pasado el duelo, desde el recuerdo amable y cariñoso, sin dramas y sin dolor, aunque la pérdida sigue ahí.
-Hay un tema titulado «Días prestados». Supongo que no se le escapa que, tras su enfermedad, cuando usted habla de ciertos temas, las palabras adquieren un significado muy especial.
-Es todo mucho más positivo que eso. Días prestados solo viene a decir que tienes que dejarte de tontadas, que estamos aquí solo un rato y no estamos para perder el tiempo. Así que brindemos por nosotros y hagamos que el paso por este mundo sea lo menos desagradable posible.
-¿Por qué no ha publicado en España el disco de versiones de Dalida que acaba de salir en Francia?
-No sé hasta qué punto hay en España conocimiento de la carrera de Dalida y el interés que puede haber aquí en oírme cantar en francés. Aunque quien quiera conseguirlo no lo tiene complicado. Aquí sigue habiendo mucha aceptación de la música cantada en inglés, pero no lo veo tan claro con la que está cantada en francés, italiano o portugués, que nos queda todavía más cerca. Es algo que no entiendo.
-Pues gracias por su tiempo y por dedicar parte de la recaudación del próximo Festival de la Luz a nuestros devastados montes.
-Teníamos ya un compromiso con el ayuntamiento de Boimorto para este año, pero decidimos partir la recaudación, que si es como la de la edición anterior al menos será un estímulo para toda esa gente que ha sufrido los incendios. Sabemos que se puede evitar, pero habrá que poner los medios necesarios. Porque calor volverá a haber, sequía también... Hay que estar preparados.