«Todo lo que tocan las nuevas bandas ya lo hicimos hace 20 años»

CARLOS PEREIRO

CULTURA

El grupo asturiano, en total estado de gracia, regresa a Galicia para ofrecer su cara más eléctrica y salvaje; faceta que llevan casi cuatro décadas llevando a cabo. El sábado 3 actuarán en Arzúa

27 feb 2018 . Actualizado a las 01:39 h.

Ilegales poseen un listado de canciones tan feroces y emblemáticas que hace de sus conciertos una catarsis colectiva de rock guitarrero. Su líder, Jorge Martínez, se ha alzado como una de las figuras clave a la hora de entender la música de este país, sus cambios y su impacto en la sociedad del momento. Autor de unas letras en las que como él ha dicho, mira más a Machado o a Quevedo que a Dylan; nadie está a salvo de su personalidad, sus respuestas directas y sin analgésicos, o de su mirada agresiva, capaz de atravesar la carne.

-Estamos ya en el 2018 y sus canciones están más vigentes que nunca. ¿No es extraño que la juventud tenga que recurrir a un grupo que comenzó en los setenta para escudriñar el día a día?

-Las canciones de Ilegales se mantienen frescas porque hunden su raíz en la propia naturaleza humana. Ocurre algo similar con la literatura de los clásicos; una lectura atenta de un Marcial, Juvenal o Catulo puede llegar a parecer una inmersión en el universo punk actual.

-La violencia es un término que aparece de una manera visible y realista en sus letras. ¿Cuánto bebe el rock and roll de ella?

-La violencia es una constante no solo en la especie humana sino en otras muchas. Existe una tendencia a la ceguera programada para negar este aspecto tan evidente de nuestra naturaleza. No existen días sin violencia. La creciente injusticia social tendrá consecuencias desagradables irremediablemente. El rock es un reflejo muy visceral de la realidad circundante, no miente por eso transparenta tanto aspectos positivos como negativos. Es inútil autocensurarse, la verdad sigue estando ahí.

-Aún conserva el palo de hockey del que hace gala en el documental «Mi vida entre las hormigas» y con el que se paseaba por Gijón?

-No, en algún momento me he deshecho de él en un intento de exorcismo. El guerrero y el pacifista están en la misma persona. Pero no puedo menos que reconocer que hay que enfrentarse y combatir al mal. El mal no triunfa porque sea mas fuerte: los buenos se lo permiten.

-En el documental se narran historias tales como el robo de una farmacia con su posterior amanecer en ella mientras consumían lo robado. ¿Cómo serán, entonces, las anécdotas ilegales que no se pueden contar?

-Toda la verdad del rock no puede contarse. Tampoco puede contarse toda la verdad de la Historia pero es sano que se produzca, al menos, un acercamiento al mundo real porque es un ejercicio que puede vacunarnos contra muchos males.

-Es llamativo ver cómo algunos grupos españoles se han erigido como símbolos patrios del rock alternativo cuando usted lo ha promulgado desde los setenta. ¿Nunca sintió la necesidad de dar un golpe en la mesa y decir: ‘oiga, que aquí ya algunos llevamos haciéndolo un tiempo’?

-Todo lo que tocan las nuevas bandas de éxito ya lo hemos probado Ilegales veinte años antes. Algunas cosas las hemos desechado por ineficaces y otras las hemos plasmado en disco. De todas formas las armonías de la Casa del Misterio o Enamorados de Varsovia quedan lejos de las capacidades de cualquier otra banda. Demasiado y demasiado pronto es una fórmula arriesgada. Hemos dejado un montón de canciones en el frigorífico.

-Peina los 62. ¿Si la jubilación le mira de frente se pone de lado?

-Estoy en excelente forma física y tengo una amplia colección de canciones inéditas que quieren ver la luz. La banda suena mejor que nunca. Me temo que no regrabaré viejas canciones, las nuevas son alucinantes.

Sábado 3 de marzo 22.30. Festa do queixo de Arzúa. A continuación actuarán Sidonie, David van Bylen & Juan Reich dj. domingo 4 de marzo. 12.30. Rosa Cedrón. 18.00. Sondeseu