La Fundación Caja Cantabria dedicará una amplia muestra al pintor gijonés en su Palacio Peredo-Barreda de Santillana del Mar
06 ene 2018 . Actualizado a las 13:35 h.Quien quiera internarse en una sola jornada de viaje en la larga y muy fructífera singladura del pintor gijonés Melquíades Álvarez a lo largo de los últimos diez años, tendrá una oportunidad magnífica esta primavera. Y tendrá que viajar hasta la vecina tierra cántabra. La Fundación Caja Cantabria exhibirá en su Palacio Peredo-Barreda de Santillana del Mar una extensa muestra del trabajo del artista, constituida en su mayor parte por trabajos que no ha mostrado con anterioridad.
Óleos sobre lienzo o papel, las obras sobre madera horadada y manipulada que ha explorado en sus muestras más recientes, el dibujo y esculturas como la serie Las Estaciones -que presentó en la exposición celebrada en la Universidad de Oviedo- serán reunidas para la cita cántabra de Melquíades Álvarez. Saldrán de su propia colección, de otros fondos privados, además de piezas en las que el artista está trabajando aún de cara a una cita que le ilusiona especialmente, y que supone el reencuentro del gijonés con una región donde ya ha expuesto anteriormente sendas individuales: una de ellas en el Museo de Bellas Artes de Santander, y otra en la Sala Robayera, de Miengo.
En la obra que viajará hasta Santillana del Mar estará toda la esencia de la pintura de Melquíades Álvarez -un ejercicio constante de contemplación que, sin dejar de ser fiel a los paisajes de su experiencia cotidiana, es también un registro personal de esa misma experiencia- a través de sus temas predilectos: marinas, jardines, bosques y ruinas captados con los matices que hacen inconfundible la obra del asturiano: un dibujo tan delicado como preciso y una paleta suave, a menudo casi evanescente, que capta no solo figuras y paisajes, sino también climas y estados de ánimo.