Empezó interpretando coplas sin bata de cola y pronto nos conquistó con «María se bebe las calles» y «Lucía». Ha cantado tangos, fados, habaneras y boleros. Le gusta arriesgar y renovarse y hoy, con más pasión que nunca, estrena «40 Quilates», un álbum que celebra sus 25 años de carrera
09 nov 2017 . Actualizado a las 16:53 h.u voz aterciopelada y su risa fresca son su mejor carta de presentación. Pasión Vega (Madrid, 1976) ríe, ríe mucho y le brillan los ojillos, «de ilusión y entusiasmo por estas catorce nuevas joyas, que son de una pureza y una calidez incalculable», asegura. 40 Quilates, donde desnuda su alma, y con el que la artista malagueña celebra 25 años de carrera y que ha presentado hace unos días en el Teatro Real de Madrid. «Fue una noche mágica llena de emociones, rodeada de mi gente, de mis compañeros de profesión y en ese escenario tan maravilloso. Una velada inolvidable». Fiel a su look, con su corte de pelo y sus labios color fresa, Pasión confiesa: «Me gusta elegir con detenimiento mi vestuario, porque dice mucho de mi personalidad. No es un mero trámite. Me pierden los vestidos largos y elegantes, con un toque de glamour. Huyo de lo barroco. En el escenario quiero mostrarme como soy, sencilla y natural».
-Regresas con «40 Quilates», un nuevo trabajo que estrenas con aires de renovación. ¿A qué le cantas en este disco?
-Al amor, que es lo más importante de la vida y lo que mueve el mundo, pero también al desamor, a momentos cotidianos, sensaciones, experiencias que dejan huella. Son historias con mucha fuerza y que llegan al alma y que nos tocan a todos ahí dentro. Es un álbum muy luminoso, que desprende mucha energía y optimismo.
-Y 40 quilates, ¿de qué?
-¡Jajaja! De pasión, de amor, de risa, de alegría, de luz, de energía… Hay una frase que dice: «40 quilates de tsunamis de vida». Me encanta por la fuerza que tiene. Es un ensalzamiento al esplendor de la mujer a partir de los 40. Es una etapa fantástica en la que estoy disfrutando mucho.
-¿Cuánto de ti encontramos en estos catorce temas?
-Muchísimo. Es un disco muy autobiográfico, muy personal. En estas canciones cuento experiencias vividas, emociones que sentí y siento. Hay muchos retazos de mí, de mi día a día y de mí como mujer.
-Un álbum con el que además celebras tus 25 años de carrera. Casi nada.
-¡Y parece que fue ayer cuando empecé! Es increíble. A veces ni me lo creo. Por eso, estoy viviendo un momento muy dulce, de esplendor y también de serenidad. Me siento muy afortunada por haber podido vivir estos fantásticos años dedicados a la música, mi gran pasión, donde ha habido mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, pero donde siempre he contado con la recompensa del cariño del público. Me siento muy agradecida.
-Párate un segundo, echa la vista atrás y recuerda a la joven Pasión Vega.
-¡Uf! Era todo inocencia, ingenuidad y rebosaba de ilusión. Fíjate, sigo teniendo ese punto de ingenuidad y la ilusión sigue intacta como el primer día. Ahora, que me involucro en todo hasta el fondo, medito cada decisión, porque sé el trabajo y el esfuerzo que ha habido hasta llegar donde estamos hoy.
-Una larga trayectoria en la que seguro habrá habido grandes éxitos y aciertos, y también algún que otro error y fracaso. ¿Verdad?
-¡Claro!, de los errores es de lo que más se aprende. El mayor éxito está en caerte, levantarte y volver a empezar. Y esto es aplicable a cualquier ámbito de la vida. El afán de superación es lo que te hace aprender de verdad.
-¿Te ha tocado levantarte más de una vez a lo largo de estos años?
-Unas cuantas. Pero no porque haya sufrido un fracaso como tal, sino porque hay proyectos que se caen, que no salen como tú esperabas, a pesar de haber trabajado mucho y haberte dejado las energías en ello. A veces las cosas no funcionan y hay que asumirlo. Es la vida y la clave está en aprender a gestionarlo adecuadamente y no quedarte bloqueado. Continuar y tirar adelante.
-Y, cuando todo a tu alrededor se tambalea, ¿a qué te aferras?
-A mi intuición, a mi instinto. En esta profesión siempre he apostado fuerte por lo que me susurraba mi intuición y no me ha ido nada mal. No quiero estar de moda, ni quiero ser una moda, quiero ser yo misma, con mi autenticidad, siendo sincera conmigo misma y con mi público.
-¿Cuáles son tus pilares? ¿Los apoyos en los que buscas refugio y consuelo cuando las cosas se tuercen?
-Uno es mi equipo, con el que llevo trabajando muchos años, codo con codo, y que ya somos como una gran familia Y, por supuesto, el otro gran apoyo es mi familia. Aunque son mis mayores críticos, ellos son los que más me conocen y los que mejor saben cómo decirme las cosas.
-A lo largo de tu carrera, ¿ha habido algún momento en el que te hayas planteado tirar la toalla y cambiar de rumbo?
-Abandonar la música nunca. Pero hacer cambios radicales sí, unas cuantas veces. Cuando no me he sentido cómoda con el equipo o con lo que estaba haciendo, he tenido que cambiar y, al final, lo he hecho. No te queda otra si quieres progresar.
-Hoy, ¿eres más Pasión que cuando empezaste a cantar hace veinticinco años?
-¡Uy! Creo que es como el universo que nunca deja de expandirse. En mis inicios era muy tímida, pero era yo, con mi ilusión, mis ganas y mi fresco entusiasmo. Y con los años, una se va conociendo mejor y sabes distinguir mejor lo que te va y lo que no, te exiges otros registros, vas abriendo puertas, que al principio inspiraban demasiado respeto. En definitiva, vas explorando nuevos territorios, pero sin perder tu pureza, tu naturalidad y tu autenticidad.
-¿Y cómo vives y sientes a los cuarenta?
-En plenitud y sintiéndome muy a gusto conmigo misma. Me quiero más y mejor que a los 20. Tienes otras inseguridades y también pasas por momentos de debilidad, no lo voy a negar, pero sabes cómo gestionarlos.
-¿Sientes que estás en tu mejor momento?
-Sí, sin dudarlo. Sé lo que quiero y lo que no. Me conozco mejor, sé leerme entre líneas, algo de lo que antes no era capaz, sé decir ‘no’ y también ‘sí’, y eso facilita mucho la comunicación con los demás y aprendes también a rodearte de personas que te acompañan mejor en la vida y en la profesión.
-Seguro que tu hija Alma tiene mucho que ver con ese gran momento que estás viviendo. ¿Te ha cambiado ser madre a la hora de cantar?
-Sin duda. Mi hija es un regalo maravilloso. La maternidad nos transforma a todas las mujeres, queramos o no. Nos infunde un sentimiento de amor muy puro y muy grande por nuestros hijos. Antes, todo giraba en torno a mí, a cuidarme la voz, a descansar y ahora mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados y todo lo hago por ella, por verla feliz, porque esté sana, porque disfrute. Es un sacrificio muy grande el que hacemos las madres, porque vamos corriendo a todos los lados, pero nos compensa con creces, porque te llena la vida de alegría y de felicidad.
-¿Cómo concilias las giras y las actuaciones con tu papel de madre?
-Bueno, es difícil, pero se puede. Al ser mi propia jefa, me dosifico bastante bien. Cuando puedo, me llevo conmigo a la niña y luego tirando de la ayuda de los abuelos paternos, de los tíos y por supuesto de su padre.
-¿Cuánto de artista sigues siendo en casa?
-¡Jajaja! En casa soy Anita. No soy yo una artista muy cansina. No hablo de trabajo a no ser que me pregunten. Desconecto del todo y me centro en mi niña, en las cosas del día. Eso sí, cuando llevo tres o cuatro días en casa, estoy deseando irme a cantar.
-¿Qué te gusta escuchar?
Un poco de todo. Jazz, clásico, música de autor. Mi fondo de armario son Sabina, Serrat, Carlos Cano, Sinatra, Chavela Vargas y Leonard Cohen. Estos son mis imprescindibles.
-Pasión Vega hoy…
-... Es muy feliz. Estoy muy ilusionada con 40 Quilates y a la vez expectante de ver cómo reacciona mi público ante estos nuevos catorce temas. Con cada proyecto es un volver a empezar, es un nuevo comienzo, ponerse en la casilla de salida y emprender otro viaje maravilloso. Sueño con seguir creciendo como artista y seguir conquistando el mundo con mi música, llevarla a todos los rincones donde sea posible.
Este disco es un ensalzamiento del esplendor de la mujer a partir de los 40
En casa soy Anita, desconecto de todo y me centro en mi hija