El continuador de la saga «Millennium» presenta la quinta entrega, en la que la protagonista es aún más oscura
19 sep 2017 . Actualizado a las 09:39 h.Es una de las sagas literarias más exitosas de la historia. La trilogía Millennium del fallecido Stieg Larsson ha cosechado casi 90 millones de lectores en todo el mundo. David Lagercrantz (Solna, 1962) afrontó un reto enormemente complicado, dar continuidad a ese universo tan personal y a su más célebre personaje, Lisbeth Salander. En el 2015 publicó Lo que no te mata te hace más fuerte, del que vendió seis millones de ejemplares, y ahora sale El hombre que perseguía su sombra (Destino). Aunque señala que «nunca se puede decir nunca jamás», su intención es escribir solo una entrega más de Millennium. «Lisbeth ha cambiado la novela negra, en la que las mujeres eran en su mayoría víctimas que necesitaban tener un hombre a su lado que las protegieran, pero ella no necesita a nadie, es un modelo para las mujeres jóvenes, una especie de cowboy con valores feministas», afirma.
-¿Cómo se enfrentó al reto de continuar la obra de otro autor?
-Lo primero que necesitas para afrontar algo así es pasión. Yo sentía una auténtica pasión, me poseyó una especie de fiebre, de amor por la obra de Larsson y por sus personajes, sobre todo Lisbeth. Si te lo planteas como una forma de hacerte rico, no funciona. Además, tienes que aprender absolutamente todo de su obra, meterla en tu corazón, en tus venas, en tu ADN, tener la capacidad de escribir sin mirar hacia atrás porque la tienes incorporada a tu sistema. He leído muchísimas veces su trilogía, aunque ya no lo hago para no dejarme influir. También es fundamental no tener miedo, tienes que aportar algo tuyo, no puedes limitarte a copiar su estilo, habría sido absurdo tratar de hacerlo. Lo importante para mí era lograr una fusión entre la herencia de Larsson y algo propio.
-¿Qué parte corresponde a Larsson y cuál a usted en sus dos novelas de la serie?
-Lo que le puedo decir es que esta novela es más mía, porque la primera la escribí aterrado, muerto de miedo, por temor al fracaso, y tenía el complejo de no estar a la altura de Larsson. En esta me he sentido más valiente y relajado para aportar cosas propias.
-¿Cuáles han sido?
-He aportado una especie de vena melancólica que he introducido en los personajes, que casa mejor con mi carácter. Mikael Blomkvist es más reflexivo, ha dejado de fumar y ya no toma tanto whisky, sino vino bueno, como yo. Ciertos personajes de la trilogía han desaparecido, algunas veces porque no conectaba con ellos, y he introducido otros. Además, la violencia no me interesa, prefiero basar el suspense en un enigma más intelectual.
-¿Por qué cree que los herederos de Larsson le eligieron para continuar la saga?
-Creo que porque siempre se me dio bien meterme en la piel de otros personajes, como en mi novela sobre Alan Turing y en la autobiografía de Ibrahimovic. Pero lo decisivo fue la pasión que vieron en mí.
-¿Qué Lisbeth Salander se van a encontrar los lectores en esta novela? ¿Cómo ha evolucionado?
-Para empezar Lisbeth se ha hecho un poco más mayor, aunque siempre será joven, como Peter Parker, que siempre irá a la universidad, y la he hecho un poco más oscura, quizá mas solitaria, e incido, indagando en su infancia, en que es una chica terriblemente traumatizada.
-Como en el caso de Batman no se sabe si actúa solo por venganza o por su deseo de contribuir a hacer un mundo mejor.
-Es una comparación muy interesante, porque existen paralelismos con Batman. Es importante que se mantenga el enigma, pero a Lisbeth Salander lo que le mueve actuar son fundamentalmente las injusticias y los dramas que ella misma ha sufrido y, sobre todo, lo que la motiva es la venganza por la violencia que ejerció su padre sobre su madre.
«La democracia muere sin un buen periodismo de investigación»
El autor sigue la estela de Larsson en su deconstrucción del mito sueco. «Denuncio la intolerancia en un país que siempre se ha preciado de ser pionero en la igualdad y también el pasado oscuro de Suecia, donde se llevaron a cabo experimentos que atentaban contra las minorías étnicas», afirma.
-¿Qué tiene que ver Lisbeth Salander con Turing e Ibrahimovic?
-Los tres han estado al margen de la sociedad, han sido outsiders y han utilizado las circunstancias difíciles en las que han vivido para ser más fuertes. Turing era homosexual en una época en que eso no se permitía, pero el vivir al margen de la sociedad le daba la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva. Ibrahimovic creció en unas circunstancias muy difíciles, estaba condenado al fracaso, a la criminalidad, a las drogas, pero también utilizó esas dificultades para convertirse en una de las personas más fuertes que conozco. Lisbeth también estaba condenada a sucumbir pero sabe explotar sus problemas para ser más fuerte.
-¿Qué papel juegan el periodismo de investigación y la ficción en la denuncia de las injusticias sociales y económicas?
-La democracia muere si no hay buen periodismo de investigación. Hay que hacer a los periodistas héroes de nuevo porque son vitales para la democracia. En segundo lugar, podemos leer en los periódicos o ver en los telediarios informes sobre la pobreza o la guerra, pero lo que realmente nos llega al corazón es una buena ficción, es la mejor arma de que disponemos para cambiar el mundo. En esta novela Lisbeth es una especie de periodista, que hace llegar la información a la gente. Hoy más que nunca necesitamos periodistas como Mikael Blomkvist.