Descubre el género que se volvió «mainstream» desde la marginalidad
02 ago 2017 . Actualizado a las 15:34 h.El trap está ya absolutamente en todas partes. Este estilo de música, que se considera una subcategoría del rap, se ha emancipado y ya es independiente a su supuesto padre. Surgió en ciudades como Atlanta o Houston a principios de los 90, pero a nuestro país llegó hace relativamente poco. Hasta el año 2010 no consiguió despegar en España, y fue el grupo PXXR GVNG, actualmente conocido como LOS SANTOS, el encargado de llevarlo al gran público en el Sónar de 2015.
A su rápida expansión le acompaña una falta de conocimiento real y profundo de en lo que realmente consiste este nuevo género. Originalmente, el trap no se consideraba como un estilo musical en sí sino más bien como una temática, que se mantiene constante a día de hoy. La palabra trap es procedente del inglés, y su traducción literal es trampa, que hace referencia a aquellos lugares en los que se trapicheaba con droga. Sin embargo, etiquetar a un artista en este género encuentra dificultades, puesto que muchos pretenden desvincularse del mismo por estarse convirtiendo en una especie de contenedor en el que se incluyen toda suerte de músicos que se acerquen a este estilo.
El conocido músico C. Tangana afirmaba en una entrevista que para él «el trap music como gansta music es un slang más para las letras explícitas sobre delincuencia». Sin embargo, reconocía en otra para la Cadena Ser que no sabía «muy bien tampoco lo que es el trap». Y es que el artista ha insistido en numerosas ocasiones que no se considera perteneciente a tal género. Según explica, su último tema, un éxito bajo el título de Mala Mujer, ha recibido «influencias del dancehall, reggaeton o música africana».
«Has dicho trap, pero tanto trap, trap...yo soy más dancehall», afirmaba Bad Gyal, la artista catalana, en un programa de vodafone yu. Asimismo, Miss Nina, la voz de la afamada canción Claro que sí, guapi, también tuvo que corregir al entrevistador para afirmar que lo que ella hace es «reggaeton». «Yo tampoco hago trap. En rap, en verdad es hip hop. Yo hago trap leal», afirmaba el rapero Recycled J, en el mismo programa. «Yo no hablo de armas ni nada. Yo hago mi vida, tengo mis estudios y tal», continuaba, explicando su afirmación.
Y aunque son varios los ejemplos que demuestran que todavía no se tiene una concepción clara de lo que es el trap, hay de quienes no ven clara la diferenciación entre éste y su supuesto progenitor, el rap. «El rap y el trap son lo mismo, solo que ahora se pueden hacer muchas más cosas», afirmaba Kidd Keo en una entrevista. «En España llevan veinte años haciendo lo mismo, ahora aparece un sonido diferente y lo clasifican como otra cosa», explica.
YouTube, videoclip y grandes dosis de ego
El trap posee sus propias normas y estilo. Y una de ellas es que el principal canal por el que se distribuye es por internet, en concreto a través de plataformas como YouTube, porque este género no solo se escucha, sino que también se ve. No se sacan discos, sino que se hacen videoclips con una estética y una actitud muy característica, entre la que destaca un gran ego. Un comportamiento en parte motivado por la gran cantidad de críticas que recibe el género, considerado inferior.
Además, no sólo se alimentan de sus fans o followers, sino que también son sus detractores los que alimentan su fama y crean polémicas de las cuales, en cierto modo, se ven beneficiados, ya que lo importante es que se hable de ellos. Y aunque reniega de este estilo, Recycled J es uno de los que más ha dado que hablar tras difundirse un vídeo en el que se veía al músico llorando por lo que parecía mal de amores. Los apoyos, pero también las críticas y mofas no tardaron en llegar. Sin embargo, la supuesta filtración de esas imágenes no era más que una original y efectiva estrategia de márquetin, ya que se trataba del fragmento inicial del videoclip que acompaña a su nuevo tema.
Sin embargo, como ocurre con el indie, puede que la popularización del trap haga que se aleje de la esencia original: una música reservada para un cierto tipo de público y desagradable para ciertos oídos. La popularidad de alguna forma se distancia de ese mundo minoritario y marginal en el que se germinó lo que hoy es ya un género al alcance de todos.