«El violín es el instrumento más parecido a la voz humana»

Roberto Rodríguez OVIEDO

CULTURA

Tomás Mugueta

El violinista cordobés repasa su precoz y brillante trayectoria antes de charlar con los alumnos del conservatorio de Oviedo

20 jul 2017 . Actualizado a las 22:36 h.

Paco Montalvo puede ser uno de los casos más claros de talento precoz. Después de formarse en escuelas tan prestigiosas como las de Moscú, Charlotte o Salzburgo, debutó con tan solo 18 años en el Carnegie Hall de Nueva York. Ahora, con 24 años, ya es el creador de la figura del solista de violín en el flamenco y viene a Oviedo a inaugurar los cursos de verano de la Fundación Princesa de Asturias en los que él mismo ya participó siendo un niño.

- En el pasado acudió a los cursos de verano de la Fundación Princesa de Asturias, ¿qué recuerdo tiene de aquellos días en esta tierra?

- Tengo un recuerdo muy bonito de cuando vine aquí de pequeño. Estuve con 12 y 13 años y volver es muy bonito. El año pasado estuve aquí también. La verdad es que Asturias siempre me trata muy bien y el tiempo que hace ahora se agradece viniendo del sur.

- Su disco Alma de violín flamenco ha sido y está siendo un éxito, hace poco hasta reconoció su trabajo Alejandro Sanz públicamente.

- La verdad es que estoy contentísimo con este primer disco y con todas las alegrías que nos está dando. Llevamos una gira importante de dos años y ahora estoy en plena grabación del segundo disco. Esta semana lanzamos el primer sencillo del segundo disco, que ha sido un sentido homenaje que he querido darle a Alejandro Sanz. Para mí es uno de los artistas más importantes que tiene España, uno de los más internacionales, y quiso hacer hacer su Corazón partío con mi violín flamenco. He tenido la suerte de que le ha gustado mucho y lo ha compartido en redes sociales. Tener su apoyo es flipante para mi.

- ¿De dónde viene su pasión por la música en general y por el violín en particular?

- Viene de casa. Allí escuchaba muchísima música. Mi abuela me ponía discos, la radio... y además mi padre es violinista. Todo empezó como un juego, con un violín que le regalaron a mi hermana y no le hacía caso. Lo cogí yo y empecé a jugar con él. Poco a poco llegó el primer concierto, cuando era muy pequeño, y después fueron llegando más.

- ¿En qué momento se da cuenta de que tocar el violín es más que un juego?

- Cuando llegó un concierto importante, con trece años. Debuté en Chicago y en todas las horas de viaje me quedé pensando en la responsabilidad que estaba teniendo. Hasta ese momento no fui consciente de lo que estaba haciendo, solo me gustaba tocar y que la gente aplaudiese, pero no le daba más vueltas. A los trece años pensé que algo estaba pasando y tenía que tomar una decisión, si seguir con esto o tomármelo como un hobby. Puse en valor todo y decidí que esto era lo que quería hacer. Estaba conociendo mucho mundo, haciendo amigos en todas partes y disfrutando mucho.

- Debutar en el Carnegie Hall de Nueva Yotk con solo 18 años y agotar las entradas debió ser una experiencia inolvidable.

- Fue un sueño cumplido. Este concierto vino gracias a que unos meses antes debuté en Tel-Aviv con la Orquesta Sinfónica de Israel. Tuve la suerte de que en ese concierto estaba de espectador el director artístico del Carnegie Hall de Nueva York. El concierto salió muy bien y después él vino al camerino a saludarme. Me preguntó que si quería ir a Nueva York a tocar y yo me quedé sorprendido y dije... ¡claro que sí! No me lo creía. Llegué a Nueva York y estaba nervioso. Solo quería que me dejasen tocar. Al llegar a Manhattan vi una foto mía en una marquesina anunciando el concierto y en ese momento me tranquilicé y pensé: anunciado está, ya no me puedo echar atrás. No me creía lo que estaba pasando. Con 18 años tener la suerte de hacer ese debut es muy grande.

- ¿Siente que se está perdiendo experiencias propias de la juventud por llevar una carrera tan exitosa a esta edad?

- Para nada. No tengo la sensación de haberme perdido nada. Mi profesión, aunque la haga desde pequeño, no me hace estar mucho tiempo fuera de casa. He llevado una vida muy normal a pesar de estos viajes, que lo único que han hecho es enriquecerme y pasármelo bien. He sido y soy muy feliz. Salgo de fiesta con mis amigos, los fines de semana que me pillan de viaje son solo la novedad. Soy un afortunado.

- Es considerado uno de los mejores violinistas del siglo, ¿esperaba llegar a algo así?

- Son cosas que dicen, tampoco llevamos tanto siglo (se ríe). No, en serio. Da mucha alegría que la crítica te ponga por las nubes, se agradece, pero la verdad es que no leo mucho sobre mí. Yo hago música con la pretensión de ser feliz y disfrutar de lo que hago. Si ahora hago flamenco es porque soy feliz. Al estar dando conciertos clásicos hubo un momento en el que me faltaba algo. Quería innovar, hacer algo diferente, único, de lo que me pudiera sentir orgulloso. Decidí hacer este cambio y gracias a dios está saliendo bien.

- Le he preguntado a amigos músicos y me han dicho que le pregunte por la sensibilidad de sus manos, ¿cómo lo consigue, es talento o ensayo?

- El violín es un instrumento que tiene algo especial. Es de los más parecidos a la voz humana por el sonido que produce. Alejandro Sanz precisamente, cuando compartió este primer sencillo, decía que cuando las palabras fallan, la música suena. Ahí sobran las palabras. El violín es capaz de transmitir y de emocionar a través de esa melodía. Parece que está hablando y cantando, pero nada te molesta. Es esa sensación de que todo fluye sin que te moleste nada. Es bonito.

- Ha introducido la figura del solista de violín en el flamenco, ¿Cómo le han tratado los puristas del flamenco? ¿le han aceptado?

- Yo lo primero que quise hacer fue conocer de primera mano qué pensaban los puristas del flamenco. Tuve la suerte de conseguir un concierto en una de las peñas flamencas más antiguas de España, que se llama El Rincón del Cante. Por ella han pasado artistas como Camarón, Vicente Amigo, el Pele, Paco de Lucía... todos los grandes. Justo cuando lancé el disco, a los pocos meses, conseguí ese concierto. Quería tener esa prueba de fuego para ver qué dirán los puristas del flamenco. Me presenté en esa peña, era pequeñita, unas 350 personas entendidas del flamenco. Comencé el concierto y para mi sorpresa en la segunda canción estaban todos los presentes de pie y aplaudiendo. Desde ese momento me relajé y disfruté muchísimo.

- En cierto modo Paco de Lucía hizo algo parecido a lo suyo pero con la guitarra, ¿le ha servido de inspiración?

- Si, yo lo que he hecho es tener la guía y la inspiración del maestro Paco de Lucía. Lo que él hizo con la guitarra yo lo llevo al plano del violín. Es lo que he hecho, llevar al violín a ser la voz principal del flamenco y de la música española.