Tras varios años de capa caída, los jóvenes y las redes son las principales bazas en la expansión del nuevo «hip-hop»
01 jul 2019 . Actualizado a las 18:26 h.Andrés, Rubén y Alejandro son tres amigos que se conocen desde hace unos años. Los tres son de Avilés, salen de fiesta juntos, viajan... Sin embargo, una de las principales aficiones que comparte este grupo es su pasión por la música urbana, más concretamente el trap. El trap es un género nacido en el sur de Estados Unidos en la década de los 90 que mezcla tintes del rap y del reggaetón pero con un fuerte aroma a música electrónica. A ellos les llama la atención «porque los ritmos motivan, son frescos y sencillos y algunas letras están bastante bien». Muchos son los artistas latinos que se están sumergiendo en este estilo y que están consiguiendo darlo a conocer en nuestro país. Sin embargo, en Asturias, aunque aún está muy lejos del éxito eterno que parecen disfrutar el rock, el heavy metal o la música electrónica, está germinando con fuerza.
La música urbana, cuyo máximo exponente es el rap, parece haber calado hondo en la juventud española desde hace unos años. No obstante, Asturias, a diferencia de regiones vecinas como Galicia o el País Vasco, no acababa de rendirse al embrujo de este género musical. Pero en medio del desierto ha brotado una flor o, mejor dicho, un jardín entero, ya que en el Principado tiene su sede uno de los sellos discográficos de música urbana más potentes de todo el país: Spryred.
Spryred es «una compañía musical 360», según sostiene su directo artístico, Diego Terente, puesto que gestiona los eventos y las contrataciones, la distribución digital de trabajos, la promoción de conciertos, el management y el marketing de varios artistas urbanos a nivel no solo nacional, sino también internacional. La compañía nació de la fusión con Astrorecords, discográfica dedicada al indie-pop, y la creación de Ataque!, la empresa matriz del proyecto. A partir de ahí, en 2016 se registró el sello Spryred, que actualmente tiene como principales puntales al conocido artista DICC, un barcelonés que acumula hasta 300.000 escuchas en Spotify, o MKU, un grupo de rap también de Barcelona formado por Mbaka Oko (copresentador de Vergüenza ajena en la MTV) y Kunta K. Spryred son «pioneros en toda España, dado que en total en nuestro país solo hay unas cinco o seis compañías que se dediquen a lo mismo que nosotros». Sin embargo, Terente recuerda que también «captamos artistas de todo el mundo», lo que prueba del reconocimiento internacional de la discográfica.
Diego Terente recalca: «No somos un sello al uso, puesto que no imponemos ataduras; no somos superiores a los artistas que representamos porque nosotros también fuimos artistas». De hecho, el langreano, antes de ser productor, se dedicó a la música desarrollando su carrera principalmente en Barcelona, experiencia que ha trasladado a su trabajo actual con colaboraciones frecuentes con promotoras catalanas.
Terente relata que el seguimiento a la música urbana en Asturias «parece que está empezando a despuntar un poco tras unos años de bajón». Afirma, además, que hay una buena hornada de asturianos que se dedican a este tipo de género a los cuales el sello representa, tales como Leo Maravilla, Faberoa o Pánico 45. La creciente difusión del trabajo de estos artistas se debe, en gran parte, a dos factores: los jóvenes e internet. El director artístico de Spryred señala que «internet ayuda a que la música en general y el rap en particular se puedan dar a conocer rápidamente y con un bajo presupuesto». Esta plataforma, comenta, «abarata costes, así que solo son necesarias unas simples inversiones en las redes sociales». Especialmente, la red social que más está impulsando el avance del rap es Spotify, «donde más hacemos hincapié en la promoción», aunque otras como Youtube también sirven de apoyo pues el hip-hop «es un género muy visual».
Así lo confirma Leo Maravilla, cantante que está sobresaliendo gracias a las 3.000 reproducciones que acumula ya el videoclip de su single «Miéntele». El artista, de origen dominicano pero asentado en Gijón desde los tres años, apunta que «la imagen es muy importante». El cantante sitúa el problema de la menor difusión de la música urbana en Asturias en que «falta apoyo de los locales», ya que el público, en cambio, «se está volcando muchísimo con este género», especialmente con la fama que está adquiriendo el trap.
Leo Maravilla, a sus 19 años, ya se ha hecho un hueco en el panorama nacional gracias al apoyo de Spryred, al que agradece su confianza, así como a los seguidores que, «con pequeños gestos como los likes en las redes», demuestran que los géneros urbanos tienen un hueco en la sociedad asturiana. El cantante cuenta que su carrera empezó hace dos años como «una casualidad de la vida», pues, al principio, la música era para él un «juego entre amigos» hasta que, un día, una versión que grabó de un tema del rapero estadounidense Drake llegó a oídos de Diego Terente y «a las dos semanas me invitaron a una discoteca». El asturiano insiste en el aspecto de que Spryred es un sello muy acogedor: «Puedo llamar a Diego a las cuatro de la mañana, si tengo un problema, y me responde». El cantante también recuerda que su caso no es el único, pues «en Asturias hay aún muchos talentos ocultos» pero, esperanzado, también insiste en que «esto todavía es el comienzo».
El aspecto de la escasa apuesta de los locales también ha sido evidenciado por los seguidores del trap: «aunque en algunos bares ya lo ponen algo, sí que echamos de menos que en los locales de reggaetón lo introduzcan un poco más». De hecho, Pablo Vena, dueño del pub Funkyroom en Oviedo, comenta que «cada vez que ponemos trap, en especial latino, los clientes se saben las letras». El empresario cuenta que, tras 13 años de negocio, en los que la música urbana empezó pujando fuerte, ha habido una especie de «bajón de unos 8 o 9 años en los que el hip-hop nacional dejó de ser demandado». No obstante, señala que actualmente se nota «un cambio generacional» que ha dado lugar al resurgimiento de este género musical que parece haber encandilado a un espectro concreto de jóvenes que se extiende desde los 18 a los 24 años de edad. Actualmente, su local es el único que ofrece de una manera continuada la música trap, «aunque hay otros que la empiezan a poner alguna vez». Vena comenta que «la clave del negocio es precisamente la diferenciación» y que, gracias a su apuesta por estos estilos, «tenemos casi siempre el bar lleno».