La producción de Movistar+, que cuenta con la colaboración de Laboral Cineteca Film Comission, se filmará en 160 enclaves del Principado durante 7 semanas. Dejará 6.000 pernoctaciones y contratará a 2.000 extras
25 mar 2017 . Actualizado a las 12:25 h.Por una vez, una catástrofe es bienvenida en el lugar donde se produce y sus responsables recibidos con los brazos abiertos. Incluso si la catástrofe es nuclear. Así ha sucedido ya durante el medio año en el que los equipos de La Zona -la nueva serie de Movistar+ firmada por los hermanos Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo (Crematorio)- han dedicado a buscar localizaciones de rodaje a lo ancho de toda Asturias. Y así volverá a suceder cuando, a partir 8 de mayo, inicien en el Muro de San Lorenzo de Gijón las siete semanas de filmación que llevarán a las dos unidades de rodaje a 160 enclaves del Principado, en su mayor parte al aire libre, para narrar un thriller con trasfondo «moral, social e incluso político» enmarcado en una región que, tres años atrás, sufrió un grave accidente nuclear. Gijón, Oviedo, Langreo, Pravia, Muros de Nalón o Sobrescobio son algunas de las localizaciones escogidas para lo que Jorge López-Cabezudo describe como el «inmenso puzle» de una Asturias distópica, pero reconocible, verosímil y perfectamente cotidiana.
La ubicación de la central nuclear donde se generó la catástrofe no tiene más definición geográfica que la de «cualquier valle alejado de las grandes ciudades», retocado con trampantojos digitales según aclara uno de los responsables de producción. Como el Misent de Crematorio, Gijón no aparecerá con su nombre. Pero tampoco llevará ningún otro, como el resto de los enclaves de La Zona. La ciudad será la ciudad de acogida de las masas de población desplazadas; Pravia, una ciudad abandonada, y Langreo una urbe intermedia, semidespoblada. Algunos de los bosques que aparecerán en la serie se ubican en el entorno de la playa de La Ñora o el monte Deva, también en Gijón.
El resto de localizaciones -hasta 160- configuran un territorio muy concreto que está permitiendo un proceso de escritura literalmente pegado al terreno para dar cuerpo a las andanzas del policía interpretado por Eduard Fernández, que investiga un asesinato cometido en la zona de exclusión. Le acompañará un extenso reparto en el que figuran Emma Suárez, Alexandra Jiménez, Alba Galocha y Álvaro Cervantes, quien se dispone a vivir el rodaje como «una aventura». Por La Zona también asomarán en un momento u otro Juan Echanove, Luis Bermejo, Carlos Bardem, Manolo Solo, Fátima Baeza, Tamar Novas, Marina Salas, Luis Zahera o Sergio Peris-Mencheta.
Lo que en la ficción serán territorios radiactivos, ciudades despobladas, poblaciones desplazadas y todo tipo de dramas humanos, en la realidad se convertirá en algo mucho menos dañino para Asturias: promoción de los encantos del Paraíso Natural (aunque sea radiactivo); 6.000 pernoctaciones del equipo de rodaje: gastos directos en la hostelería local; unos 2.000 figurantes con sus respectivos contratos y también una inyección de prestigio para la recientemente creada Laboral Cineteca Film Commision, entidad que desde el principio ha colaborado en proyecto muy ambicioso que se dejará ver a partir del próximo octubre como parte del paquete de series de Movistar+, y bajo demanda personalizada para distintos dispositivos.
Local y universal
De todo ello han hablado este mediodía en el Paraninfo de La Laboral los dos autores de la serie, el director de Ficción de Movistar+, Domingo Corral, la directora de Telefónica en Asturias, Paula Beirán, el actor Álvaro Cervantes y el viceconsejero de Cultura Vicente Domínguez, particularmente satisfecho de la estrecha cooperación que desde hace medio año la Film Commision ha desarrollado con el equipo de La Zona. Domingo Corral ha equiparado el enfoque «muy local» de la narrativa al de las «grandes series internacionales» que, desde ese suelo, son capaces de contar historias «universales».
A pesar de sus reminiscencias de ciencia-ficción apocalíptica con un título que evoca Stalker, la fascinante película de Tarkovski, o S.T.A.L.K.E.R, el videojuego en ella basado, el «universo» de La Zona es el de un relato de género negro o de filiación hitchcockiana que en realidad -explica Jorge Sánchez-Cabezudo- «va sobre lo pequeño», sobre «una realidad reconocible en la que la gente habla como nosotros y come nuestras mismas comidas». Asturias -que compartirá rodaje con Madrid, donde ya se está trabajando- dio al proyecto la realidad alternativa que sus autores necesitaban, fundamentalmente por su naturaleza y paisajes, capaces de dar credibilidad a «la parte naturalista, muy realista» con cuyos «retazos de lugares reales hemos construido una realidad que no existe».
Gracias a un guión ya completamente escrito para los 8 episodios de 50 minutos, la cuidadosa planificación de la producción, que ha permitido además rebajar costes y concentrar los esfuerzos, los dos equipos de rodaje -encabezados por Jorge Sánchez-Cabezudo y por Gonzalo López Gallego, respectivamente- rodarán la serie «como si fuese una película»; es decir, filmando en cada localización todas las tomas previstas para ese escenario, con independencia de su orden narrativo. La base de operaciones estará en Gijón y también el grueso de un batallón de extras de cuyo reclutamiento se ha ocupado el ex «Gran Hermano» gijonés Iván Armesto.
Además, la productora tiene previsto sacar más jugo a un proyecto original desde la raíz. No solo se trabaja en una segunda temporada, sino que se piensa en lo que Movistar+ describe como «universo creativo de amplio consumo» más allá de la televisión, con «líneas narrativas paralelas desde el propio plan de rodaje para que la serie se pueda vivir en diferentes entornos y convertirse en una experiencia única».
Aunque, por debajo de todo ello, como ha recordado Jorge Sánchez-Cabezudo, el argumento de La Zona sea ante todo «un pretexto para contar situaciones humanas en las que los personajes tienen que tomar decisiones complejas y contradictorias, sobre la base del drama universal que ya escribió Shakespeare». De ese fondo saldrán «historias cotidianas y humanas de personajes ante situaciones extremas». «Siempre buscamos que lo que contamos tenga unas consecuencias morales, sociales y unas lecturas, por qué no decirlo, políticas... como las tiene Hamlet». «Desde luego», ha rematado Sánchez-Cabezudo, «La Zona no es una comedia».