«Vivir de noche» No será perfecta, pero será duradera y acrecienta al autor, Ben Affleck, entre la élite del Hollywood actual
11 feb 2017 . Actualizado a las 10:12 h.Lástima que Ben Affleck no cuelgue las botas como actor -que lo hace fatal- y se centre en escribir y dirigir -que lo hace muy bien- para confirmarse entre los directores estadounidenses mejor dotados, sobre todo en clave de thriller. Sus credenciales previas no admiten reparo: Adiós pequeña, adiós (2007), The Town. Ciudad de ladrones (2010) y la oscarizada Argo (2012). Se dispone a filmar una nueva versión de Testigo de cargo. Pero tiene un problema con su presencia en pantalla, por su guapa cara de palo -agravada por una reciente visita al cirujano plástico-, y sus andares de fulano con problemas motrices o quizá agujetas… No queda otra que el recurso a la ironía para subrayar lo incomprensible de que no entienda lo poco que le quiere la cámara, a excepción de enfundarse a Bruce Batman Wayne, al que tiene previsto volver en el 2020. Y al thriller regresa con Vivir de noche, otra vez sobre un texto propio (sobre la novela de Dennis Lehane), dando como resultado una de gánsteres ambientada en el Boston de los años veinte, cuando la Ley Seca.
Sin entrar todavía en el conjunto, anotemos dos set piece de puro pasmo: una persecución policial por las calles de la ciudad con autos de época y un tiroteo masivo en una mansión colonial. Sendas lecciones de ritmo, planificación e intensidad, aunque se quedarían en anecdóticas de no integrarse en un conjunto que intenta voltear al viejo cine de género. Encarna a un tipo honesto (honrado es otra cosa) metido en una vorágine criminal, pero de la que intenta salvaguardar sus principios, que los tiene. De paso, el guion muestra la cara B de un país también edificado sobre la violencia y la corrupción, sin olvidar matices como la supremacía blanca, la religión y el difuso concepto de ley y orden. De todo eso habla Affleck en una clara intención de evitar el tópico y dar más de lo mismo. Las relaciones paterno-filiales, tanto con su propio padre como con su pequeño, o del sheriff con su hija, son otros anclajes emotivos de la trama. No será perfecta, pero será duradera y acrecienta al autor entre la élite del Hollywood actual.