El drama mide hoy la salud real del «thriller», que podría arrasar con «Tarde para la ira»
CULTURA
Los filmes de Bayona y Almodóvar ponen a prueba en los Goya la solidez del debut como director del actor Raúl Arévalo
04 feb 2017 . Actualizado a las 20:05 h.En virtud de una alternancia civilizada -que es lo que se lleva, dicen, en las democracias maduras-, la noche de los Goya debería ser hoy la celebración de la fuerza inopinada del thriller español. La isla mínima fue el gran dominador de la temporada del 2015: la violenta cinta del realizador Alberto Rodríguez se alzó con diez estatuillas en la 29.ª edición de los galardones del cine patrio -apenas dejó cuatro más para otro thriller, El Niño de Daniel Monzón, con importante participación gallega-. Poco quedó para Magical Girl o Relatos salvajes. Un año después el drama triunfó sonoramente de la mano del largometraje de Cesc Gay Truman, que acaparó los premios a la película, el director, el guion original, el actor principal y el actor de reparto. Lo que no se llevó el cineasta catalán quedó para A cambio de nada, Nadie quiere la noche, Un día perfecto, Techo y comida, La novia o Palmeras en la nieve, cuya carga dramática era evidente. Solo dos reconocimientos técnicos impidieron la postergación total de El desconocido, otro thriller de raíces gallegas.
Por tanto, en función de esta norma no escrita de la sana alternancia -y no únicamente por ello- la gala de esta noche podría ser la del thriller, poderosamente representado en Tarde para la ira (obra sobre la venganza con que debutó brillantemente en la dirección Raúl Arévalo, con once nominaciones), El hombre de las mil caras (otra vez el sevillano Alberto Rodríguez, también con once) y Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen, con seis). El drama, con sus distintos condimentos, tratará de hacer frente a la versión más negra de la España reciente con cintas como el producto más fantástico de Juan Antonio Bayona (Un monstruo viene a verme, que ostenta el récord del año con doce candidaturas); la cara más intimista de Pedro Almodóvar con la cinta ambientada en Galicia Julieta (con siete nominaciones); el ejemplo independiente rodado por la debutante en el largo Nely Reguera y también de fragua gallega, María (y los demás); y el punto de vista histórico de carácter clásico que prima en la dignísima 1898. Los últimos de Filipinas (superproducción colonial que supone el salto a la pantalla grande del experimentado realizador televisivo Salvador Calvo).
Todo indica que el duelo se jugará entre Arévalo y Bayona, aunque debería no dejarse a un lado en las quinielas a Alberto Rodríguez y su peculiar crónica de la España del pelotazo que bucea en las cloacas del Estado con el espía Paesa como gran hilo conductor. Claro que también está Almodóvar, aunque su obra no parece dar con la tecla de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, que sí toca con soltura, por ejemplo, en Francia -Julieta se estrenó nada menos que en cincuenta países-. El universal manchego trata de enjugar las heridas de una sequía que ya dura un decenio desde su triunfo en el 2007 con Volver.
Arévalo es, en todo caso, el gran favorito sobre las tablas del Madrid Marriott Auditorium Hotel. Su ópera prima ya conquistó cinco medallas en la 72.ª edición de los galardones del Círculo de Escritores Cinematográficos, cinco premios Feroz -que concede la prensa especializada- y el José María Forqué -organizado por los productores-; en los tres certámenes se llevó el reconocimiento a la mejor película del año. De hecho, el impulso de las once nominaciones en la cita de los Goya ha favorecido su regreso a las pantallas -desde ayer- con un número de copias que la sitúa en un total de 150 salas.
Monstruo en taquilla
Pero no debe olvidarse que la adaptación del relato fantástico sobre el monstruo de Patrick Ness realizada por Bayona -y con estrellas de Hollywood en el elenco como Sigourney Weaver, Felicity Jones y Liam Neeson- fue la cinta que obtuvo la mejor respuesta del público, con más de 4,5 millones de espectadores, aunque todas las favoritas lograron un buen eco. También la comedia de Paco León Kiki, el amor se hace fue un huracán en taquilla, pero solo pugna por las estatuillas de guion adaptado, canción y actrices de reparto y revelación.
Peor les ha ido a las audaces Mimosas (del gallego Oliver Laxe), La muerte de Luis XIV (de Albert Serra) y La reconquista (de Jonás Trueba), absolutamente marginadas.
Perfumes, boicots y chistes del Gobierno
La gala de los Goya (La 1, 22.00 horas) estará conducida por tercera vez consecutiva por el cómico Dani Rovira, que aceptó repetir pese a que en la edición del 2016 no encajó con humor la críticas menos fundamentadas. La velada llega marcada por polémicas como la que alimentó Mediaset, que (pese a que Telecinco está en la producción de Un monstruo viene a verme y Kiki, el amor se hace), anunció que no informará de la fiesta del cine porque la Academia no quiso eliminar el patrocinio de Saphir Parfums, a la que acusa de competencia desleal y que (importante) está detrás de la serie de Antena 3 Velvet. Otro boicot, el muy injusto que sufrió la película de Fernando Trueba La reina de España, contribuyó al fracaso del filme y dejó fuera de la ceremonia -así lo admitió él mismo- a Antonio Resines, no hace mucho presidente de la Academia (la actual es la diseñadora de vestuario Yvonne Blake). Quizá el discurso reivindicativo quede para Ana Belén, Goya honorífico, porque Rovira ya ha dicho que evitará cargar contra el Gobierno, y este ya ha agradecido de forma preventiva que se prescinda del «chiste».