Ohlenschläger: «El futuro de LABoral es posible, pero no soy yo quien puede dar las garantías»
CULTURA
La directora del centro pide «visión y voluntad política y social» y «un debate de fondo sobre el papel que desempeña la cultura y el que debe desempeñar, especialmente en Asturias»
01 feb 2017 . Actualizado a las 07:06 h.«El futuro de LABoral es posible. Estoy tranquila. Pero no soy yo la persona indicada para dar garantías sobre él. Eso es una cuestión de voluntad política y social». Karin Ohlenschläger, directora artística de LABoral, resumía ayer en estas palabras su posición personal en mitad de la complicada situación contable y funcional por la que atraviesa el Centro de Arte y Creación Industrial, puesta en evidencia por la decisión del patronato que rige la entidad de cerrar el centro a visitas de particulares durante tres meses de este año y tres días a la semana; una situación sobre la que los responsables políticos a los que apuntan al menos en parte las palabras de Ohlenschläger -personificados principalmente en la viceconsejería de Cultura del Principado, cuyo titular ostenta la presidencia de la Fundación LABoral- rehusaron ayer hacer cualquier declaración.
La directora artística de LABoral hacía estas consideraciones desde Berlín, donde asiste estos dias a una reunión de la ENCAC -la Red Europea de Creación Audiovisual Contemporánea, proyecto multinacional financiado por la Comisión Europea que lidera LABoral-, con la «firme convicción de que LABoral merece la pena». Pero también de que, antes que ningún otro debate político, presupuestario o de competencias, hay que resolver «un debate de fondo sobre el papel que desempeña la cultura y el que debe desempeñar, especialmente en Asturias».
«Solo a partir de ahí es posible decidir adónde se quiere ir y tomar decisiones», afirma Ohlenschläger, que defiende para LABoral un papel basado -sin referirse a ningún otro equipamiento o proyecto concreto- en la convicción de que «la cultura no solo tiene que ser ocio y entretenimiento». «La cultura tiene que ser un catalizador, algo que nos hace humanos, que nos hace crecer como individuos y como colectivo y que ahora es más necesario que nunca», argumenta la responsable artística de un centro que en su opinión puede «ayudar a forjar imaginarios, tecnologías e ideas» para encarar el futuro de la región.
El ejemplo de Hugh Herr
Karin Ohlenschläger echa mano como ejemplo de una imagen que le impresionó, como a todos, durante las ceremonias de los últimos Premios Princesa de Asturias: la de Hugh Herr avanzando con seguridad sobre sus piernas biónicas. «En algún momento alguien le dijo que su sueño, lo que pretendía, no era posible. Pero el tenía paciencia, tenacidad, inteligencia y después también tecnología para hacerlo al final. Aunque sobre todo, lo que Herr tenía era la visión de lo que quería. La visión es lo primero. Y eso es lo que necesitamos: no perder la perspectiva. Voluntad y visión política para poder atravesar este desierto»
Mucho más cerca que cualquier futuro posible está, sin embargo, la difícil realidad de todos los días. Karin Ohlenschläger explica que en este momento se están desarrollando «solo los proyectos con la financiación asegurada» gracias a los «grandes esfuerzos de un equipo humano excepcional que ha hecho una gran labor en estos últimos meses». Pero por el momento permanece en dique seco el proyecto a cuatro años vista que debería articular la vida del centro, y con el que Ohlenschläger ganó el proceso de selección para su cargo rematado la pasada primavera. Es un periodo -asegura- «aún muy breve, teniendo en cuenta también el parón de las vacaciones», y en el que ha tenido que centrarse sobre todo en «pelear con muchas instancias» para intentar abrir unas vías de financiación, fundamentalmente privadas, que no acaban de manar.
Con todo, la directora de LABoral recuerda que la situación del centro no es «ninguna excepción», ya que «muchos centros de arte y cultura están pasando por esta situación». Pero a renglón seguido remarca unas peculiaridades: «Sí somos excepcionales en la concepción estructura, configuración y funcionamiento del centro, que se puede equiparar en su nivel de producción a las excepciones que son el Reina Sofía y el MACBA. Además, ningún otro centro español lidera proyectos europeos».
Alegrías y oxígeno
De ahí es del único lugar de donde, por el momento, le vienen las alegrías a LABoral, y así lo hace constar Ohlenschläger en la misma jornada en la que el ENCAC ha aceptado tres solicitudes más de centros artísticos de Estados Unidos, Grecia y Serbia para sumarse a los once ya adheridos a la Red que comanda el centro gijonés bajo la tutela (y el balón de oxígeno financiero) de Europa. Algo que espera que obre con la misma capacidad de movilización mucho más cerca: en la propia Asturias.
«Contamos con el respaldo de proyectos europeos de primera envergadura y unos proyectos educativos modélicos como el que fue finalista en los premios NICE de Essen. Espero que eso anime a seguir a los responsables culturales y políticos que corresponda», manifiesta Ohlenschläger; y, más genéricamente: «Espero que se reaccione a tiempo y poder seguir construyendo. Estoy convencida de que Asturias lo necesita, aunque a veces cueste ver estas cosas. Siempre que se habla de una perspectiva a medio y largo plazo en proyectos que tienen que ver con innovación, cambio y otras perspectivas, se necesita un tiempo de rodaje, de adaptación».
«Mi principal razón para haber aceptado el reto de LABoral es porque, a partir de lo que he conocido en toda mi vida profesional, sigo firmemente convencida de que tiene mucho futuro. Sé que estamos en la dirección correcta para conectar Asturias con las tendencias europeas e internacionales», proclama Ohlenschläger. Una convicción tan robusta que se atreve con un pronóstico: «Aunque la sociedad asturiana decida no apostar más, yo sé que de aquí a treinta años se va a arrepentir. Pongo no una, sino las dos manos en el fuego. He vivido muchas cosas en mi vida y lo sé. Ahora me corresponde transmitir esa convicción a la sociedad asturiana. Es algo que no me asusta. Ahora toca recapacitar, repensar, escuchar... y tirar para adelante»