«OT: El Reencuentro»: ¿Cuántas de estas cosas recuerdas de la primera edición?

La Voz

CULTURA

La 1 de TVE estrenó este domingo el primero de los tres documentales que repasan el fenómeno de la primera edición de «Operación Triunfo»

17 oct 2016 . Actualizado a las 00:08 h.

El anunciadísimo OT: El Reencuentro, que tantas expectativas ha generado durante estos últimos meses, no es solamente la enésima artimaña para exprimir un fenómeno que en el 2001 dio el pistoletazo de salida a todo un rosario de talent shows que, desde entonces, ameniza las noches de los núcleos familiares españoles -renacuajos cocinando tortillas deconstruidas, equilibristas dando volteretas imposibles, abuelos bailando breakdance-. Es además un ejercicio de nostalgia -algo incómodo, en ocasiones- que nos ha pintado este domingo un par de canas más y alguna que otra arruga extra. Al detenernos a comprobar cómo se han portado los años con los 16 concursantes de la primera edición de Operación Triunfo, el inconsciente -traidor- nos ha trasladado a aquel otoño. Dónde estábamos, con quién, cuál era nuestro concursante favorito, qué era de nuestra vida, cómo éramos por aquel entonces. 

OT: El Reencuentro son tres documentales, tres programas de 110 minutos de duración que reúnen, mezclan y agitan a la primera generación de un fenómeno que, con el tiempo, acabaría por pinchar. Pero recién estrenado el nuevo milenio, la academia musical dirigida por aquella Nina chillona de marcado acento catalán cuajó con pasmosa facilidad entre la audiencia. En la novedad estaba la clave. En la frescura, en el entusiasmo, en la originalidad del formato, del grupo. Sentimos curiosidad, incluso nos encariñamos con ellos. No hubo en aquella edición, además de las canciones, nada que nos sonase. A nadie se le ocurrió entonces pensar en la manipulación a la que hoy se recurre para censurar las prácticas de determinados espacios de telerrealidad. En conversaciones de mentira ni en situaciones provocadas premeditadamente para subir las cifras de audiencia. Éramos jóvenes e inocentes.

Desde entonces han pasado 15 años. OT: El Reencuentro ha desentumecido nuestra memoria, iluminado recuerdos de la que era nuestra vida cuando vimos por primera vez Bisbal dar una patada voladora al aire, pero también ha recuperado detalles que directamente olvidamos de aquella primera edición. Porque sí, nos acordábamos del Escondidos de Chenoa y el de Almería, de Bustamante y Gisela, del «A tu lado me siento seguro, a tu lado no dudo», de Rosa de España, de Nuria Fergó y Manu Tenorio cantando Noches de Bohemia, de Dos hombres y un destino. Pero, ¿y de todas estas cosas?

1. El «¡Me he equivocao! ¡Olé!» de Rosa. Fue en la gala 9 de OT y descolocó por completo al jurado y, especialmente, a los espectadores, que ya entonces sentían una especial devoción por la que más tarde se coronaría como ganadora del concurso. Rosa se olvidó en plena actuación de la letra de la canción Desde la oscuridad y, ni corta ni perezosa, gritó que se había equivocado en mitad del espectáculo.

2. Las broncas de Chenoa. Recordamos a María Laura Corradini Falomir, nacida en Argentina, no por su nombre real ni por su cuna, sino por el romance que vivió con David Bisbal. Por su ruptura. Y por la imagen de la cantante llorando en chándal en la puerta de su casa (todo un clásico). Pero ¿alguien recuerda sus broncas en Operación Triunfo? Fueron muchas y sonadas. Con Bustamante protagonizó una de las peores, pero ni con Nina se mordió la lengua. 

3. El streaptease de Bisbal y Bustamente. Fue en uno de esos especiales que se emitía al finalizar las galas, en los que los espectadores de Operación Triunfo enviaban a través de SMS preguntas a los concursantes. En uno de esos mensajes, alguien pidió que Rosa, Bisbal y Bustamante se marcasen un baile subido de tono. Y los chicos acabaron sin camiseta.

4. Cuando los chicos de OT cantaron para Disney. Consciente del éxito de Operación Triunfo, Walt Disney movió algunos hilos y cerró una gala dedicada a sus canciones. Así, los chicos de aquella primera edición se dedicaron durante una semana a versionar clásicos de películas míticas que luego fueron recogidos en un disco especial. Además, Gisela fue escogida para interpretar la banda sonora original de Peter Pan 2: Regreso al país de Nunca Jamás.

5. Las lágrimas de Bustamante. Se nos ha olvidado, pero el hoy marido de Paula Echevarría era un llorón. El de San Vicente de la Barquera, que quedó tercero en la final, no dejó de dar muestras de su extrema sensibilidad durante toda la primera edición de OT

6. La visita de la selección española de fútbol. La Federación Española de Fútbol propuso que el himno del Mundial lo cantasen los triunfitos. Hasta la academia se trasladaron los miembros del equipo, junto a José Antonio Camacho, para compartir con los concursantes vivencias y alguna que otra anécdota. Uno de los jugadores, Juanfra, entonó Mi música es tu voz y Rosa confesó que solo veía los partidos. para contemplar las piernas de los futbolistas. 

7. Los bailes de Poty. El coreógrafo de la academia de Operación Triunfo se convirtió en uno de los grandes protagonistas de esta primera edición. ¿Quién no se acuerda de aquellos ensayos llenos de entusiasmo y energía? ¿Quién no quiso alguna vez que Poty le enseñase a bailar?

8. La canción de los profesores. Fue en uno de los últimos programas del primer OT. Nina, Ángel y el resto de profesores se subieron al escenario para dedicarles a sus alumnos una actuación. Fue uno de los momentos más emotivos de la edición. «Salta al vacío, nunca dejes de soñar».

9. El romance entre Naim y Natalia. Todos recordamos a Bustamante y a Gisela. Por supuesto a Chenoa y a Bisbal. También nos suena una historia entre Álex y Verónica. Pero, aunque nunca llegó a confirmarse, los rumores aseguran que Naim y Natalia también vivieron su particular historia de amor dentro de la academia.

10. Fórmula Abierta. Geno, Mireia, Javián y Álex formaron, a su salida de Operación Triunfo, un grupo musical cuyo único hito fue una canción del verano. Y nos habíamos olvidado. «Más, te quiero y quiero más, de lo que tu me das, regálame un beso y no te arrepentirás». Maldita memoria.